El punto más caliente de entrada de inmigrantes ilegales a España es el Levante de Almería

La Asociación Unificada de Guardias Civiles señala la franja costera entre Pulpí y San José como la zona de más afluencia de pateras de España. Desde este domingo se buscan once inmigrantes tras un naufragio cerca de Carboneras


Uno de los cadáveres arrojado por el mar el 20 de septiembre es recogido por la Guardia Civil. En este caso, en la playa de Garrucha.


ALMERÍA HOY / 17·10·2021

Las cifras son elocuentes. Las oficiales revelan que 6.544 inmigrantes han llegado en pateras a las costas andaluzas en lo que va de año y hasta el 5 de septiembre. De estos, 4.121 desembarcaron en costas almerienses y, según la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), la mayor parte lo hicieron en la franja comprendida entre San José y la pulpileña playa de los Cocedores.

El dato es demoledor. Sitúa a esa comarca de la provincia como la principal puerta de acceso ilegal desde África a Europa. Sin embargo, la realidad es mucho más dura que la que reflejan estos números. Fuentes de la propia Benemérita calculan que no detectan más de la cuarta parte de los que entran. Aun así, aseguran que la cantidad de personas que interceptan está “por encima de la capacidad humana” que tienen. En toda la provincia de Almería únicamente existe un Centro de Atención Temporal de Extranjeros (CATE) con capacidad para 220 personas. No obstante, una noche llegaron a hacinarse 90 inmigrantes recién llegados en el Cuartel de Garrucha, que no está preparado para ese fin. “Nunca salen pateras sueltas. Lo hacen en avalanchas con el fin de colapsar el servicio”.

Además, sería preciso añadir un contingente importante que se queda por el camino. A finales de septiembre, el mar arrojaba una decena de cadáveres a las playas del Levante almeriense. Entre ellos, los de dos niños de corta edad.

Otro trágico episodio ha tenido lugar este domingo al conocerse el naufragio de una patera con 13 personas a bordo. Al escribir estas líneas ha trascendido el rescate de dos.

DESBORDADOS

Ante esta avalancha, los guardias civiles se sienten “desbordados”. La plantilla de agentes es la misma que en 1990 –para toda la provincia 1.500 efectivos-, pero ahora tienen que hacer frente a un problema inexistente entonces. “Cuando atendemos a las pateras, nos vemos obligados a abandonar las calles. Con los medios de que disponemos, no podemos prestar ambos servicios al mismo tiempo”, lamenta Víctor Vega, portavoz de AUGC-Almería.

La falta de soluciones es de tal calibre, que cuando se satura el CATE, el remedio consiste en poner a los que sobran en la calle.

Ante tal situación, las asociaciones han solicitado a la Comandancia que incremente las plantillas, pero la Jefatura se ha limitado a responder que no está a su alcance hacerlo. También han pedido apoyo del Ejército. Tampoco lo han conseguido. Sus superiores les dicen que no existe el “apoyo humanitario militar”. Añaden que “sólo prestan el logístico”, pero que es un “procedimiento complejo” al que se apelaría en “situaciones muy excepcionales”. Los guardias se preguntan qué circunstancia debe producirse que merezca tal calificación. No comparten las respuestas recibidas. Creen que desde Almería se puede hacer algo más y culpan al subdelegado del Gobierno, Manuel de la Fuente, de la falta de soluciones. Piden su dimisión inmediata.

Ponen como ejemplo a su homólogo en Murcia. “Allí el problema no alcanza ni de lejos las dimensiones que sufrimos aquí, pero el representante del Ejecutivo central en la Región se reunió desde el minuto con las asociaciones de agentes y adoptaron medidas de refuerzo en Cartagena, Águilas y Mazarrón. Mientras tanto, en Almería no se ha hecho nada. Ni tan siquiera responde a nuestras cartas solicitando una reunión para exponerle de primera mano la problemática con la que vivimos a diario”.

“A PEOR”

Aseguran que ´la envergadura del problema les “supera e irá a peor”. Advierten que el nivel de estrés que padecen está multiplicando las peticiones de cambios de destino, así como las bajas por ansiedad.

“El servicio se pasa con el ánimo entero, pero llegamos a casa destrozados. Es imposible impermeabilizarte ante tanta tragedia día tras día. Es una mochila que acaba deprimiéndote”.

El representante de los agentes apela a la Unión Europea. Afirma que el problema es de todo el continente. “Aquí está la puerta, pero la mayoría de los que vienen son argelinos que quieren llegar, sobre todo, a Francia, donde viven sus parientes”, explica Vega.

“Tienen una hoja de ruta definida. Lo primero que hacen tras desembarcar, es preguntar dónde hay wifi para llamar a sus familias y decirles que están bien. Después, buscan una parada de autobús que les lleve al norte, al otro lado de la frontera. Con los suyos. Sólo una minoría se queda aquí”.

“MACHETES Y BENGALAS”

Los guardias de la provincia han detectado un incremento de la violencia en las pateras que asisten. Aunque reconocen que la inmensa mayoría de los inmigrantes que llegan son “dóciles y obedecen sin discutir todas las indicaciones”, han observado que últimamente vienen con bengalas, “sin duda que para atacar a los helicópteros”, y machetes de grandes dimensiones “que no son para recolectar caña de azúcar”.

Esta novedad provoca situaciones de “alto riesgo” para los agentes que prestan servicio en nuestra costa, que han solicitado “una solución” para minimizarlas.

Sin embargo, la Comandancia resta importancia a estas incidencias. Aunque reconoce el “incremento de violencia” denunciado, lo entiende de menor relevancia porque sólo se produce “por parte de los patrones” de las embarcaciones, algunos de los cuales “portaban armas blancas” y “en una ocasión, bengalas”, concluyendo que “no ha habido ningún peligro concreto”.