Cuevas recibió en el Castillo el alma de su comarca encarnada en libro

Pedro Perales y Enrique Fernández Bolea presentaron Leyendas del Bajo Almanzora, un volumen que recopila buena parte de la tradición oral de la zona ilustrada por Canteras Alonso


Aspecto de la Plaza de Armas del Castillo del Marqués de los Vélez durante la presentación del libro. Foto: José Guerrero.

ALMERÍA HOY / 02·10·2021

El cielo encapotado del atardecer de este viernes amenazaba tormenta en Cuevas del Almanzora, sin embargo, no cayó ni una gota, aunque sí calló, ávida de conocimiento de su pasado, la multitud que asistía al nacimiento de Leyendas del Bajo Almanzora, un volumen editado por Arráez, con el patrocinio del Ayuntamiento, en el que Pedro Perales y Enrique Fernández Bolea han reunido 24 historias que, desde el siglo X hasta los albores del XX, han llegado a nuestros días a lomos de la tradición oral.

Una tradición que "jamás hay que menospreciar", como señaló el prologuista del libro, Ginés Bonillo, quien avanzó el contenido del mismo, que incluye relatos “extraordinariamente sangrientos junto a otros en que predomina el humor”, y en los que la inmensa mayoría discurren entre la época musulmana –“el 40%”- y “la edad de oro de la ciudad, que tuvo lugar en el siglo XIX –otro 40%-".

Bonillo terminó su intervención agradeciendo el trabajo de anteriores compiladores de leyendas, como Antonio María Bernabé Lentisco, director de El Minero de Almagrera “que llegó a reunir 12 para un libro que no llegó a editarse”, Miguel Bolea y Sintas, así como los cronistas de la ciudad que precedieron a Enrique Fernández Bolea y Miguel Flores González-Grano de Oro y Pedro Enrique Martínez Navarro.

Por su parte, el profesor Pedro Perales, uno de los coautores de la obra, inició su intervención citando a la premio Nobel Toni Morrison: “Si hay un libro que quieres leer pero todavía no se ha escrito, tú debes escribirlo”.

En ese sentido, Perales presentó Leyendas del Bajo Almanzora como un “libro necesario para evitar que se pierda la tradición oral que ha hecho pervivir esas historias hasta nuestros días".

Entre las incluidas en el libro, el profesor diferencia las basadas en hechos reales de las que se fundamentan en sucesos verosímiles y alguna inventada, al tiempo que destacaba haber respetado escrupulosamente, tanto él como Fernández Bolea, el “alma” de todas ellas, limitándose a “adornarlas” con un “lenguaje ágil y moderno para hacerlas amenas”.

Intervino, además, José Antonio Canteras Alonso. El reputado pintor fue el encargado de ilustrar con 28 láminas el volumen que se presentaba, que integraban el cuerpo fundamental de una exposición que se inauguró a continuación en la Sala de la Tercia del Castillo.

El contenido de la misma fue adelantado por el cronista oficial de la ciudad, coautor de Leyendas del Bajo Almanzora y, también junto a Perales, comisario de la muestra.

Tras confesar cómo aprovecharon la presentación del libro para exhibir la faceta de ilustrador de Canteras Alonso, -“quizás la menos conocida de uno de los más reconocidos acuarelistas del panorama nacional”-, Fernández Bolea reveló el relato de la exposición.

Una primera parte muestra las 28 ilustraciones de Leyendas del Bajo Almanzora y las primeras obras del artista, elaboradas durante su juventud y adolescencia. A continuación, se exhibe su faceta como ilustrador en todo tipo de formatos: libros, folletos, calendarios y literatura local, fundamentalmente ligada a Álvarez de Sotomayor. Fue el autor de las láminas que acompañan la edición de 1989 de Pan de Sierra y de las Obras completas del poeta cuévano, publicadas en 1997.

Mención especial mereció, para el cronista de Cuevas, la “pasión por el cómic” de Canteras Alonso. De hecho, ocupan un lugar de privilegio en la exposición tanto los esmaltes de portadas del Jabato –“realizadas con Titanlux”-; los collage realizados con acuarela a tinta de Capitán Trueno o Hazañas Bélicas, así como numerosos originales de su colección privada. Finalmente, cerró el acto un audiovisual sobre el pintor realizado por Antonio Perales Martínez.