Inmaculada Pelegrín ganó el premio de poesía Antonio Machado en Baeza y abrirá la Cita en Antas organizada por Argaria presentando su poemario Todas direcciones este martes, 3 de agosto, en la Cafetería Leo a las 21:00
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| La poeta Inmaculada Pelegrín abrirá la Cita en Antas 2021. Foto: Inés Martínez. |
ALMERÍA HOY / 02·08·2021
- Todas direcciones comienza con poemas que hacen referencia a distintos hoteles, ¿una alegoría, tal vez, de la vida?
- Sí existe un paralelismo. El libro incluye un poema, Casa de huéspedes, que sostiene la poco original idea de que andamos de paso por la vida. A veces coincidimos con otros viajeros, con los que compartimos periplo durante más o menos tiempo. Con frecuencia no sabemos cuánto. No obstante, lo importante es hallar algo positivo a lo que aferrarnos.
- Y el viaje, otra constante en la poesía.
- El viaje es una constante no sólo en la poesía, también en la vida. En la Ítaca de Kavafis, lo importante era el viaje en sí, y en Todas direcciones, el título es una importante pista de que va sobre ello. Pero, insisto, no sólo la poesía es una peregrinación o un camino. Se trata de un reflejo de la vida misma.
- ¿La poesía es un viaje, entonces?
- Por supuesto, y un buen poema, como un buen viaje, se reconoce porque, tras disfrutarlo, ya no eres la misma persona. Es lo que le pido a un verso. Que me enseñe algo o que me cambie. Quiero que me conduzca a un lugar al que nunca imaginé que pudiera ir. Que me asombre y provoque un descubrimiento. La poesía para mí siempre ha sido un viaje. Cuando empiezo a escribir un poema, jamás sé dónde voy a llegar.
- ¿Todas direcciones tiene que ver con la incertidumbre?
- Tiene que ver con la duda, pero también con la esperanza. Es la tranquilidad de encontrar la señal que indica ‘todas direcciones’ en una ciudad que no conocemos. Más allá de la incertidumbre, es la certeza de un camino a seguir. Porque nuestro destino será el mismo con independencia de la ruta que elijamos. Es la unión de la incertidumbre de no saber adónde ir, con la certeza de que siempre llegaremos a nuestro destino. Como decía Ibn Arabí, “siempre volveremos al lugar en el que nos esperan, y la caravana siempre llega en el momento justo al lugar deseado”.
- Sin embargo, el último verso del libro dice “no vuelvas nunca”.
- Me pareció el poema oportuno para cerrar el libro a modo de conclusión. Al final, todos pasamos por las distintas estaciones de la vida haciendo lo que podemos, y eso está bien.
- ¿Corremos el peligro de quedarnos anclados en los recuerdos?
- Siempre existe la tentación de dejarse arrastrar por los recuerdos, pero lo interesante es estar creándolos constantemente. Ése es el principal motivo para vivir. El exceso de nostalgia conduce a la depresión y la preocupación exagerada por el futuro provoca ansiedad. Yo soy partidaria de aprovechar el presente para fabricar recuerdos y modelar el porvenir. Creo que debemos intentar encontrarnos la mayor de las veces posible en el ahora.
- Sí existe un paralelismo. El libro incluye un poema, Casa de huéspedes, que sostiene la poco original idea de que andamos de paso por la vida. A veces coincidimos con otros viajeros, con los que compartimos periplo durante más o menos tiempo. Con frecuencia no sabemos cuánto. No obstante, lo importante es hallar algo positivo a lo que aferrarnos.
- Y el viaje, otra constante en la poesía.
- El viaje es una constante no sólo en la poesía, también en la vida. En la Ítaca de Kavafis, lo importante era el viaje en sí, y en Todas direcciones, el título es una importante pista de que va sobre ello. Pero, insisto, no sólo la poesía es una peregrinación o un camino. Se trata de un reflejo de la vida misma.
- ¿La poesía es un viaje, entonces?
- Por supuesto, y un buen poema, como un buen viaje, se reconoce porque, tras disfrutarlo, ya no eres la misma persona. Es lo que le pido a un verso. Que me enseñe algo o que me cambie. Quiero que me conduzca a un lugar al que nunca imaginé que pudiera ir. Que me asombre y provoque un descubrimiento. La poesía para mí siempre ha sido un viaje. Cuando empiezo a escribir un poema, jamás sé dónde voy a llegar.
- ¿Todas direcciones tiene que ver con la incertidumbre?
- Tiene que ver con la duda, pero también con la esperanza. Es la tranquilidad de encontrar la señal que indica ‘todas direcciones’ en una ciudad que no conocemos. Más allá de la incertidumbre, es la certeza de un camino a seguir. Porque nuestro destino será el mismo con independencia de la ruta que elijamos. Es la unión de la incertidumbre de no saber adónde ir, con la certeza de que siempre llegaremos a nuestro destino. Como decía Ibn Arabí, “siempre volveremos al lugar en el que nos esperan, y la caravana siempre llega en el momento justo al lugar deseado”.
- Sin embargo, el último verso del libro dice “no vuelvas nunca”.
- Me pareció el poema oportuno para cerrar el libro a modo de conclusión. Al final, todos pasamos por las distintas estaciones de la vida haciendo lo que podemos, y eso está bien.
- ¿Corremos el peligro de quedarnos anclados en los recuerdos?
- Siempre existe la tentación de dejarse arrastrar por los recuerdos, pero lo interesante es estar creándolos constantemente. Ése es el principal motivo para vivir. El exceso de nostalgia conduce a la depresión y la preocupación exagerada por el futuro provoca ansiedad. Yo soy partidaria de aprovechar el presente para fabricar recuerdos y modelar el porvenir. Creo que debemos intentar encontrarnos la mayor de las veces posible en el ahora.
