¿Quién 'maquinó' el baño en Palomares?, la más efectiva operación de marketing de la historia

La idea no fue de Fraga, pero su baño desvió la atención como nunca antes sobre un hecho tan grave



ALMERÍA HOY / 10·05·2021

El documental de Movistar+ sobre el accidente aéreo de Palomares, 55 años atrás, está destapando matices sobre las verdades a medias, desmontando bulos sostenidos en el tiempo, y evidenciando los hechos tal y como fueron recogidos en esos documentos desclasificados por el Pentágono que han dado pie a que se escriba el mejor testimonio televisivo 'documentado' sobre lo orurrido aquel 17 de enero de 1966. Resulta curioso que en todo el mundo, hoy en día, tantos años después, hablas de Palomares y la gente asocia los hechos con la imagen del entonces ministro Manuel Fraga bañándose en la playa de Quitapellejos. Es una evidencia que aquella decisión que pretendía mostrar que las playas españolas seguían siendo seguras y que no había radioactividad, sobre todo en un momento en el que España empezaba a despegar como destino turístico mundial, fue extraordinariamente acertada.

La intención de los impulsores de la idea era clara, desviar la atención. Y tantos años después se podría decir que no solo se consiguió, sino que la gravedad del fondo de la cuestión era tal que el resultado causa efecto fue un éxito de márketing nunca visto antes. Cinco décadas después la gente sigue asociando los hechos con una operación de imagen orquestada por la embajada americana y que rentabilizó de manera más que eficaz el Gobierno de Franco. Fue Timothy Towell, ayudante del embajador de Estados Unidos en España, quien tuvo esta magistral idea. "El turismo era lo más importante para España", dice Towell durante su intervención en este documental de Movistar+. Timothy Towell fue quien trasladó al embajador americano, Angier B. Duke, la idea del baño para mostrar que el Mediterráneo seguía siendo un lugar seguro. "El objetivo de Duke era que apareciera la bomba (la cuarta bomba desaparecida hasta ese momento), pero también quería gestionar las relaciones con el mundo", dice Towell, que recuerda las tensiones que se empezaban a generar como consecuencia del tiempo que iba transcurriendo con una de las cuatro bombas perdidas y sin éxito en su recuperación. Fue entonces cuando propuso a Duke la idea del baño, y fue más allá, compartir la experiencia con el ministro de Turismo Manuel Fraga.

La operación de márketing y maquillaje de la realidad del momento fue fantástica. Fraga tenía que inaugurar el Parador de Turismo de Mojácar, y era la ocasión perfecta. Y así fue como Manuel Fraga Iribarne vino, desprecintó el flamente destino turístico mojaquero, con la apuesta por crear un Parador, y limpió la imagen de Palomares y de las playas del Mediterráneo con un baño simbólico para mostrar al mundo que era seguro. Los americanos tuvieron un primer baño justo delante del Parador en Mojácar, quizás es esa la imagen que ha contribuido durante muchos años a alimentar un bulo, que Fraga no se bañó en Palomares sino en otro lugar. Y lo único cierto es que Fraga no se bañó en Mojácar, sino en Palomares. El documental, en las imágenes que tantas veces se han difundido, muestra como hubo un segundo baño ya con Fraga en Palomares y entrando solo y al despiste en las aguas de la playa de Quitapellejos, justo en Palomares y delante del mar abierto donde aún permanecía escondida la cuarta bomba. Han pasado muchos años y los bulos en torno al lugar donde Fraga se bañó llegaron, muchas veces, hasta el propio ex ministro franquista. Lo solía tomar muy mal.

Lo cierto es que Manuel Fraga visitó Palomares, ofreció un acto público propagandista para calmar los ánimos de la gente en la plaza de la pedanía de Cuevas del Almanzora marcada por el accidente aéreo, y se bañó en sus playas. La docuserie de Movistar+ muestra, y lo recuerda así Timothy Towell, que Fraga jugó al despiste y se adentró en las aguas de la playa de Palomares, justo delante del campamento base americano. "Eso había quedado feo, poco diplomático", recuerda Timothy Tovell. El embajador andaba buscando a Fraga y éste estaba ya posando con aquel bañador mítico ante la prensa, con el agua a la cintura. El embajador corrió a colocarse el primer bañador que encontró, usado y mojado, de un buzo de la marina americana, para ir al encuentro con Fraga y posar juntos ante el mundo. El testimonio televisivo evidencia esas diferencias entre los gobiernos español y americano por la gestión del mayor problema nuclear de la historia de la humanidad, y que al ministro gallego casi le sale la jugada: posar solo, sin ningún americano a su lado que 'le bailara el agua' en Palomares. La conclusión a este pasaje histórico es que se consiguió lo pretendido, sin calcular la dimensión del éxito: la más efectiva operación de márketing de la historia surgida de un cúmulo de casualidades.

Estas son conclusiones que se extraen del tercero de los cuatro capítulos de este extraordinario documental dirigido por Álvaro Ron. El capítulo final, que lleva por título "La vida sigue igual', se emite el jueves 13 de mayo. El cierre de la serie transcurre sobre los estigmas que los americanos dejaron en Palomares: "una historia llena de medias verdades, rencores, silencios y promesas incumplidas, y la certeza de unas seguras consecuencias para la salud de los vecinos".