Las preocupantes cuentas del Ayuntamiento de Garrucha


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ADOLFO PÉREZ*

Parece ser que empieza a aclararse la realidad de las cuentas del Ayuntamiento de Garrucha, que llevan años inmersas en una densa niebla, cuya realidad se nos ha venido hurtando con medias verdades, junto con el intento de salirse de Galasa para venderle el servicio del agua a una empresa privada, intento que dura ya cinco años y del que muy poco sabe el pueblo de Garrucha. Una pésima situación económica que no se repite en el resto de municipios de la comarca.

Según se desprende del acta de pleno de 29 de marzo último y del buen trabajo de la redacción de ACTUALIDAD ALMANZORA, el estado de las cuentas del Ayuntamiento de Garrucha es pésimo, ya que soporta una deuda global de ocho millones novecientos mil (8,9) euros a bancos y proveedores de bienes y servicios, lo que ha obligado a la alcaldesa a reconocer que la situación económica ‘es complicada’. Razón por la que se ha visto obligada a pedir auxilio al Ministerio de Hacienda, auxilio que le ha sido otorgado con la admisión del Ayuntamiento al fondo de ayuda dirigido a las administraciones públicas que no pueden atender los vencimientos de sus créditos bancarios, siempre bajo las estrictas condiciones que le impone un plan riguroso de ajuste. Tan importante deuda el Ayuntamiento no puede liquidar de ninguna manera pues en palabras de la alcaldesa no se generan los ingresos necesarios ni para hacer frente a los gastos generales.

Esos 8,9 millones de euros se desglosan así: 3,3 millones se deben a los bancos, a los que hay que añadir 200.000 euros en intereses y 400.000 correspondientes a una operación de tesorería a devolver en un año y, por último, 5 millones a proveedores de bienes y servicios hartos de esperar a que se les pague.

Pero el auxilio del Ministerio de Hacienda no es para toda la deuda, sino para los 3,3 millones de la deuda con los bancos, pues no entran ni los intereses ni los 400.000 euros de la operación de tesorería. Ahora bien, esa ayuda está sujeta a que el Ayuntamiento se obligue a cumplir un severo ‘plan de ajuste’ del que tendrá que dar cuenta cada trimestre y además aceptar nuevas o mayores medidas que le pueda imponer el Ministerio, el cual se resarcirá de su aportación detrayendo al Ayuntamiento una parte de lo que le aporta el Estado anualmente a las arcas municipales.

Para ejecutar el severo plan de ajuste que el Ministerio de Hacienda exige al Ayuntamiento, el interventor municipal propone en su informe las medidas siguientes:

- Subida del 25% del impuesto de bienes inmuebles (IBI), o sea, la contribución por vivienda. De modo que una vivienda que pague 180 euros anuales, la subida del impuesto sería de 45 euros.
- Subida del 25% del impuesto a los automóviles, de modo que si un coche paga al año 36 euros anuales, la subida del impuesto sería de 9 euros. Teniendo en cuenta que casi todos los vecinos de Garrucha tienen vivienda propia y muchos disponen de coche, la subida de ambos impuestos supondría una media de 54 euros anuales.
- Necesidad de reducir el coste de personal contratado y no acudir a la ‘bolsa de trabajo’.
- Asimismo, no llevar a cabo ninguna inversión en los próximos años. Lo que supone que en mucho tiempo Garrucha quedará condenada a no llevar a cabo ninguna obra pública o invertir en algo que interese al municipio.

Sin embargo, la alcaldesa ha dicho que nunca subirá los impuestos, consciente de que si les toca en el sentido que apunta el interventor del Ayuntamiento corre peligro su permanencia al frente de la alcaldía, cosa que ella no está por la labor; o sea, que está en un callejón sin salida. Un callejón sin salida más que preocupante, pues si la alcaldesa ha declarado públicamente que el Ayuntamiento no genera ingresos para hacer frente a los gastos, con una deuda a bancos y proveedores de 8,9 millones de euros, ya nos dirá cómo piensa solucionar el embrollo.

Está claro, pues, que si los ingresos no alcanzan para pagar los gastos aumentará la deuda a los proveedores y puede que en un plazo más o menos corto afecte al pago de las nóminas del personal. Situación que se agrava con los descuentos que durante años efectuará el Ministerio de Hacienda de la aportación del Estado al Ayuntamiento para cancelar los 3,3 millones de euros que se le deben a los bancos.

Luego están los cinco millones de euros que se le deben a los proveedores más los 200.000 euros de intereses a los bancos y los 400.000 de la deuda de tesorería, en total 5,6 millones de euros, que si se logra vender el servicio del agua en 3,5 millones de euros serían para restar de los 5,6 millones citados, quedaría una deuda de 2,1 millones de euros, que no se sabe cómo se pagaría.

En conclusión, si los ingresos no cubren los gastos, agravados con los descuentos de Hacienda, ¿alguien me puede decir cómo se sale del atolladero sin tocarle a los impuestos? Claro que una subida de impuestos del 25% exige el cumplimiento estricto de un riguroso plan de ajuste, que asimismo requiere el recorte de los sueldos de los concejales suprimiendo cuatro de ellos y rebajándose el suyo los tres restantes: alcaldesa y dos concejales, así lo demanda la austeridad municipal, máxime si llega el momento de subir los impuestos a los demás.

Si como se está viendo en cinco años la alcaldesa no ha sido capaz de salirse de Galasa para venderle el servicio de agua a una empresa privada que quiere comprarla por 3,5 millones de euros o menos, la propia regidora y sus votantes debieran preguntarse si está capacitada para salir del grave aprieto económico en que tiene sumido al Ayuntamiento.

Hay que tener muy en cuenta que si el Ayuntamiento, por falta de dinero, no puede hacer frente a todo lo que necesita Garrucha y el municipio se embarranca, el turismo se resentirá lo que irá en detrimento de las empresas y de los puestos de trabajo, ambos a proteger.

Por último, decir que es bien sabido el calvario por el que, desde hace años, atraviesa la economía del Ayuntamiento, razón por la que uno no se explica, o sí, que todavía no hace dos años que la alcaldesa y su grupo ofrecieron al electorado un denso programa electoral en el que la realización de bastantes de sus proyectos suponían importantes gastos. Ante semejante propuesta cabe preguntarse por qué se engañó a la gente con propuestas que sabían que era imposible cumplir.

Como es evidente que la mala economía del Ayuntamiento durará unos cuantos años, gustará ver los programas electores que unos y otros presenten en las próximas elecciones locales.

Post data: Ayer leí en ALMERÍA HOY que el concejal de ‘Garrucha para la gente’, Álvaro Ramos, ha puesto en cuestión el exagerado gasto de combustible de los vehículos del Ayuntamiento. En diciembre último dicho concejal le preguntó a la alcaldesa por tan abultado gasto y según cuenta, desde entonces la factura ha bajado a la mitad. Se supone que esto se aclarará, ¿o no?

*Adolfo Pérez fue alcalde de Garrucha durante 20 años consecutivos entre 1979 y 1999.