"Se ofrece chica fetichista para prácticas sadomasoquistas", el mensaje de la red que explotaba a menores

La proxeneta detenida, de 21 años, explotaba a su propia hermana


ALMERÍA HOY / 25·02·2021

Ni el confinamiento por el coronavirus decretado en marzo de 2020 por el Gobierno cerró el 'chiringuito' sexual que una joven de 21 años tenía montado y a través del cual utilizaba a 5 menores de edad, una hermana suya entre ellas, para tener relaciones sexuales y ganar un buen dinero extra. La 'Operación Terciaria' de la Guardia Civil de Almería ha puesto de manifiesto que si no hubiera sido por los mensajes 'sospechosos' encontrados en el teléfono móvil de una menor por su madre, difícilmente se habría dado con este claro y evidente caso de prostitución de menores. Con mensajes como "Se ofrece chica fetichista de 18 años para prácticas sadomasoquistas" y otros similares, la joven proxeneta anunciaba los servicios que las menores prestaban, y ella coordinaba, en páginas especializadas en contactos.

Hace días la Guardia Civil detenía a 10 personas por esta práctica que explotaba, desde 2019, a esta 5 chicas de entre 13 y 16 años. La cabecilla facilitaba los contactos, el desplazamiento de las menores al encuentro con los clientes y hasta los servicios que debían prestar, ya que era ella quien suplantaba la identidad de todas la niñas en las conversaciones previas por WhatsApp con el cliente. Un negocio del que la joven de 21 años se llevaba la mitad de lo recaudado por las niñas en sus encuentros sexuales. Las niñas, por su parte, barajaban en casa argumentos como ir a tirar la basura, entre otros para salir y tener sexo con quienes contrataban esos servicios que prestaban, habitualmente, en un descampado aledaño a un polígono industrial. De hecho, las niñas que salían durante el confinamiento a prestar estos servicios fueron multadas por saltarse las restricciones en varias ocasiones. Demasiadas circunstancias sospechosas se acumulaban y atormentaban a la madre de una de las menores que terminó descubriendo mensajes sospechosos en el teléfono de su hija y que puso en conocimiento de la Guardia Civil.

Los clientes habituales

Ya en junio de 2020, cuando ocurrieron los hechos descubiertos por la madre de una de las niñas, los agentes detuvieron a la joven de 21 años de edad, Sandra, que presuntamente ejercía de proxeneta, hasta el extremo de entrar en prisión. En los siguientes meses y hasta hoy, la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Comandancia de Almería, ha seguido el hilo de las investigaciones para llegar a detener hasta un total de 10 personas relacionadas con este juego macabro que explotaba a estas menores de edad. La operación ha descartado clientes circunstanciales, sin embargo siguieron investigando a los habituales. Y curiosamente, entre ellos, había agentes de Policía local y nacional, Guardia Civil y hasta legionarios, entre otros. A estos perfiles la investigación llega cuando una de las menores sancionada por saltarse el confinamiento en una de sus 'salidas de trabajo', llama a uno de sus clientes, miembro de las fuerzas de seguridad, a quien pide que intervenga para evitar la sanción, cosa que así hizo.

Hace años que el código penal español redujo, sorprendentemente, la edad del denominado delito de estupro de 15 a 13 años. Practicar sexo con una menor de esa edad (13), ya en sí, es delito. Sin embargo, la práctica de relaciones sexuales con menores utilizadas en una clara red de prostitución si que puede llevar a algunos de estos clientes a prisión por un tiempo. Una red simple y sencilla tejida por una joven sin escrúpulos que encontró en internet, en páginas de contactos, todas las claves para montar un negocio que le aportaba suculentos ingresos y que se basaba en aprovecharse de la inocencia de niñas que se rendían al dinero fácil y a los argumentos de captación de la proxeneta, llegando a incluir a su propia hermana. El Juzgado de Instrucción número 2 de Almería ha finalizado la fase de instrucción y ha impuesto a la proxeneta y a 8 de los clientes la obligación de comparecer en sede judicial cada quince días, así como el alejamiento de las menores. Igualmente, el Juez les imputa por los presuntos delitos de corrupción de menores, agresión sexual y abusos.

La defensa de los imputados se aferra a los mensajes telefónicos de las menores preguntando a Sandra por clientes y evidenciando que necesitaban trabajos para ganar dinero, como forma de aferrarse a que la actividad de las niñas la realizaban de manera voluntaria. Incluso, que algunas de las niñas llegaron a quedarse con el teléfono personal de algunos clientes y que puentearon el trabajo de la proxeneta, evidenciando su interés en estos servicios. Finalmente, todo queda pendiente de un juicio que dará que hablar por los perfiles de los involucrados, no solo clientes, sino también las niñas.