“Es muy duro comprobar los frenos del coche todas las mañanas”

Álvaro Ramos denunció que el resto de los forestales de su unidad en la comarca del Levante no iba a trabajar. También informó sobre el uso privado de los coches públicos y otras presuntas ilegalidades. Sintió el acoso y las amenazas de sus compañeros y superiores. Cuenta que llegó a ver el brillo de una navaja. Notificó los hechos y el Juzgado ha absuelto a los acusados


Ramos revela que “en la Delegación de Medio Ambiente en Almería no se registran informes nuestros que pueden dar pie a expedientes sancionadores”


ALMERÍA HOY / 17·01·2021

- Usted cuenta que sus cinco compañeros en el Levante no van a trabajar o lo hacen tarde. Además, usan los vehículos de trabajo con fines privados. ¿No le hubiera resultado más fácil aplicar aquello de allí donde fueres haz lo que vieres en lugar de denunciar?
- No, porque si hacía lo mismo me convertía automáticamente en cómplice. Vecinos de la comarca empezaron a enviarme vídeos por whatsaap en los que se veían los coches de trabajo de mis compañeros aparcados en sus domicilios en horas en que debían estar de servicio. Si yo no informo sobre unas irregularidades teniendo pleno conocimiento, estaría cometiendo como mínimo una falta.
- Matice, por favor, esas irregularidades.
- Básicamente, en un derecho de pernada que ejercían estos señores. No salían a trabajar, y eso repercute en que el medio ambiente de la comarca no esté hoy como debe estar. Yo lo veía y, además, me lo decían los vecinos que me enviaban vídeos, fotos, audios y mensajes. Como los compañeros sabían que yo cumplo con mis obligaciones y vigilo que los demás también lo hagan, me pusieron en su punto de mira esperando un tropiezo para hacerme picadillo.
- Según denunció también otro agente ahora jubilado, Sandalio Espada, esto no era algo nuevo.
- Efectivamente. Me di cuenta desde el principio, cuando ingresé en el Cuerpo en 2008. He visto auténticas barbaridades. Compañeros que venían a trabajar todos los días al Levante desde Roquetas de Mar con el coche de servicio y ya en horas de trabajo. Eso supone dos horas y media de absentismo sólo en el desplazamiento. Ahora hay uno que hace lo mismo desde Cabo de Gata. Hablamos de 50 ó 60 euros diarios en combustible que le estamos pagando todos los andaluces. Existe mucho corporativismo, y eso significa que tengo a todo el cuerpo de agentes de Medio Ambiente en mi contra. Llegaron incluso a reunirse todos los de la provincia para acribillarme en un escrito. Quieren mantener unos privilegios que se han otorgado a sí mismos, pero yo entiendo que me debo antes a los 8,5 millones de andaluces que me pagan el sueldo que a mis 800 compañeros. Por eso me veo con más fuerza, a pesar de que la vida no sea tan sencilla con esta actitud.
- ¿Entonces es usted contra todos?
- Totalmente. Yo no me he enfrentado a tres pipiolos, sino a la Junta de Andalucía, que es un gigante con muchos tentáculos que llegan a todos los sitios.
- Pero la Junta no debe tener interés en que sus empleados no trabajen.
- Quién sabe. Si permite ciertos privilegios, luego puede exigir ciertas cosas no confesables.
- ¿Por ejemplo?
- Hace unos años, terrenos del pantano de Cuevas del Almanzora, que es dominio público, estaban cultivados por ciertas empresas bien relacionadas. Entonces, desde arriba, pidieron a los agentes que, en lugar de abrir expedientes sancionadores, se limitaran a elaborar un estadillo con el nombre de quienes lo hacían. Y lo hicieron, cuando su obligación como agentes de la autoridad es denunciar la infracción.
- La verdad es que cuesta entender que Moreno Bonilla o Susana Díaz consientan o hayan consentido lo que usted dice. Quizás se trate de cargos intermedios.
- Yo tampoco creo que el presidente de la Junta se entere de estas cosas, pero en la zona media existen pequeños vicios que son pagarés al portador. He tramitado denuncias que no han sido registradas por mis superiores ¿a cambio de qué han parado esos expedientes? Nadie expone su cuello gratis, y por eso permiten el absentismo.
- Pero esto último que me dice será culpa de usted por no exigir el registro.
- Es que en Medio Ambiente entregábamos a nuestros mandos los documentos en mano y ellos se encargaban teóricamente de registrarlos después. Si no lo hacían, ¿cómo demuestro yo que he incoado las denuncias? Eso también lo puse en conocimiento de mis superiores y fui acosado por hacerlo.
- ¿De qué años estamos hablando?
- De 2013 y 2014.
- Entonces ya existía el correo electrónico.
- Pero no es un mecanismo admitido en la Administración como registro de la denuncia de un delito. Hoy siguen sin registrarse en la Delegación de Almería informes nuestros que pueden dar pie a expedientes sancionadores.
- Y usted ¿por qué y cuándo se rebela contra esta situación?
- Yo ya puse una denuncia en 2014 porque me sentía acosado por mis superiores y un compañero, Ignacio de la Torre.
- ¿Cómo le acosaban?
- Recibía insultos, amenazas… Ignacio de la Torre llegó a sacar una navaja en una reunión. A pesar de que en la sala había muchos lápices y sacapuntas, decían que era para afilar un lápiz, aunque la acción iba acompañada por amenazas.
- ¿Se la sacaron directa y claramente a usted o lo interpretó?
- Fue durante una reunión. Ignacio de la Torre decía que la usaba “para rajar cochinillos”. Lo dijo en un momento en el que había tensión en el ambiente. Entiendo que es algo que no se puede hacer ni decir en una oficina pública. Menos aún cuando existía una enemistad manifiesta entre nosotros con insultos previos. Todo esto ocurrió delante de superiores. También me reclamaban para participar en la extinción de incendios sabiendo que estaba exento debido a mi minusvalía, algo que también denuncié.
- Dicen que existe una grabación en la que puede oírse a Ignacio de la Torre, el que sacó la navaja, decirle a usted ‘manco, hijo de puta, le reventaba, tenía que aparecer muerto’, ¿es cierto? ¿la ha escuchado?
- Sí. La he oído y la aporté como prueba en el juicio, pero el juez no la admitió. Sin embargo, esas palabras aparecen en los autos del proceso.
- ¿Lo decía refiriéndose a usted?
- Así es. Se lo dijo hablando de mí a un superior que también fue denunciado.
- ¿Y no intervino el superior?
- No. Y la conversación tuvo lugar en un centro de trabajo de la Junta de Andalucía, no en el bar de la esquina.
- ¿Cómo ha acabado el juicio?
- Ha absuelto del delito de acoso laboral a los tres agentes acusados, pero a mí tampoco me condenan ni en ningún momento califican mi denuncia de falsa, como algunos van diciendo. El abogado de la otra parte, Vicente Tovar, ha declarado a la prensa que la sentencia probaba que yo soy el más malo del mundo. Eso es mentira. La sentencia no dice eso. A ellos les absuelven porque el juez no considera suficientemente sólidas las pruebas que ha admitido en el procedimiento, pero ha escuchado la grabación, aunque no la ha tenido en cuenta por considerarla ilícita. E, insisto, nunca dice que mi denuncia sea falsa ni tampoco me condenan al pago de las costas.
- ¿Y en qué posición queda usted ahora?
- Esto es muy amargo. Al juicio asistieron ocho funcionarios de Medio Ambiente como público vestidos de paisano en horario de servicio, sin embargo, sólo a mí, que era el denunciante, me exigieron que justificara mi falta al trabajo. Ésa es una buena imagen para comprender la situación. Si no estás en su sintonía, molestas. En Medio Ambiente soy un manco de mierda por denunciar las irregularidades que se están cometiendo. La sentencia es el resultado de los hilos que alguien ha movido para que no se viese afectada la Junta de Andalucía. Ni siquiera me permiten recurrir al Tribunal Supremo. Me dejan con una indefensión que voy a apelar ante el Constitucional.
- Llevar la cosa a términos de conspiración tal vez sea excesivo, sin embargo, aún está sin resolver el expediente administrativo en el que usted denunció hace más de un año el presunto absentismo de sus compañeros, ¿le parece normal? ¿por qué Medio Ambiente no aclara de una vez lo que está pasando?
- Porque lo tapan todo debajo de la manta. Un expediente en que varios compañeros reconocían que se me había insultado acabó archivado. En Medio Ambiente no resuelven nada. Uno de los testigos que presentó la defensa de los agentes que denuncié es otro compañero que se dedicaba a ofrecer batidas de jabalíes en el Parque Natural de Cabo de Gata. Lo hacía mientras iba y venía desde Almería en el coche de servicio. Testificó a favor de los superiores que le permitían cometer esas irregularidades.
- Es decir, unos callan para que los otros les ayuden.
- Pero este agente declaró ante el juez que a mí me llamaban manco y, sin embargo, eso no aparece recogido en la sentencia.
- Lo de las batidas de caza ¿entraba dentro de sus funciones como agente o lo hacía para sacarse un dinerillo extra?
- Eso no forma parte de nuestro trabajo. Ecologistas en Acción lo denunció ante la Delegación. Aportaron hasta el número de cuenta en que había que pagar por asistir a la batida. Como todos, el caso acabó archivado.
- Usted también denunció al alcalde de Bayárcal cuando era coordinador provincial de los agentes de Medio Ambiente.
- Ese señor me llamó para que actuara en un incendio a pesar de mi minusvalía y, cuando me negué, empezó a coartarme.
- Para terminar, dígame, ¿cómo le está afectando toda esta situación?
- Es muy duro tener que comprobar los frenos del coche todas las mañanas sólo por denunciar irregularidades que, de una forma u otra, acabamos pagando todos los andaluces.