Siente un allegado a su mesa


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JUAN LUIS PÉREZ TORNELL

Hay que dejar de preguntarle al ministro qué clase de persona, animal o cosa sea un allegado. Tampoco hay que preguntárselo a Fernando Simón. Todo el mundo sabe lo que es un allegado. Basta de acosar a este pobre ministro, que se enfada, moderadamente, aunque con razón, cuando se le preguntan simplezas. Al fin y al cabo él es filósofo de profesión y merecería preguntas, más profundas y relacionadas con el tema de su formación: ¿Por qué es el ser y no más bien la nada? ¿Qué son las mónadas? ¿¡Qué es un silogismo? ¿Puedo pedirlo en Amazon? ¿Qué opina de Spinoza?...

Anda que no hay temas interesantes ni nada.

Los periodistas se empeñan en degradar al ministro instilándole el veneno de la vulgaridad de sus cuestionarios deportivos y, lógicamente, el ministro se resiste como gato panza arriba. Hace muy bien. Hay que elevar un poco el nivel, señores plumillas…

Comparto su santa indignación ante preguntas propias del ‘Marca’. Apuesto a que no se atreven a preguntarle nada de eso a Ábalos.

“Allegado el tapicero tapizando muy barato” es un soniquete como el de Cortilandia/cortilandia que, la letra con sangre entra, nunca se borrará de nuestra memoria histórica en la que, a sangre y fuego, quedó grabado para siempre.

No puede interpelarse ni molestar a un ministro con cuestiones absurdas ni obligarle a definir conceptos que ni siquiera se merece un director general. Al que quiera saber, poco y al revés.

Ni siquiera es necesario importunar a un académico. Un allegado es exactamente esto:

En la primera acepción del DRAE: “cercano o próximo en el espacio o en el tiempo”.

Convengo en que es una definición algo imprecisa, pues abarca, en efecto, personas, animales o cosas. Hay una segunda acepción: “Dicho de una persona: Cercana en parentesco, amistad, trato o confianza”. Dado que el concepto era traído en relación con posibles cenas y estrepitosas reuniones familiares, quedan fuera de dicho concepto los extraños, paseantes y desconocidos.

En una tercera acepción, restringida al uso de Argentina, Chile Puerto Rico y Uruguay, y por tanto también excluida del hispánico debate, es “quien vive transitoriamente en casa ajena, por lo común sin ser pariente del dueño”. Yo según esta generosa acepción podría ser admitido a la mesa de mi casero -saludos don José- sin quebrantar precepto alguno.

Una vez desvelado lo que es un allegado, la gran pregunta, sin embargo persiste, ¿podemos entonces cenar o no con allegados? Pues… eso depende. Hay que consultar el Calendario de Allegados por Comunidades Autónomas, para saber exactamente si podemos cenar o no con nuestros cuñados.

“Allegado”, desde el punto de vista jurídico, que es el que importa, más que el filológico, sería lo que se conoce como “concepto jurídico indeterminado”, tal como el “honrado comerciante” o el “buen padre de familia”. Esperemos las sanciones sobre comensales que no reúnan las características del sustantivo y la posterior y siempre aclaratoria jurisprudencia del Supremo para saberlo de cara a futuras pandemias.