VÍDEO: 40 familias viven en Garrucha sobre un mar de mierda en un bloque nuevo sin conexión al alcantarillado

Compraron las viviendas a principios de este año sin saber que las aguas fecales se recogían en un depósito en el garaje que se ha desbordado “diez veces en seis meses”. El Ayuntamiento concedió licencia de primera ocupación sin que el edificio estuviera conectado a la red de saneamiento


El garaje se inunda recurrentemente cada vez que se colapsa el depósito (en la imagen), llenando el garaje de mierda triturada y disuelta en orines.

ALMERÍA HOY / 29·10·2020

Cuando cuarenta familias compraron los pisos del edificio Atalaya, el bloque número 7 de la calle Clara Campoamor de Garrucha, estaban muy lejos de imaginar que la ilusión que depositaban en el que iba a ser su hogar, o la segunda residencia en la que disfrutar sus vacaciones, iba a convertirse en la peor de sus pesadillas. Porque, si la coqueta localidad costera es conocida como la villa nacida del mar, el Atalaya es un inmueble levantado literalmente sobre un mar de mierda.

Los pisos del edificio Atalaya han sido vendidos y habitados por primera vez este año. Para ello, el Ayuntamiento de Garrucha ha expedido la oportuna licencia de primera ocupación a un inmueble sin conexión a la red de saneamiento.


Se trataba de un inmueble nuevo. Iban a ser los primeros en habitarlo. El vendedor, Cajamar, era una empresa de buena reputación, y los compradores nunca pudieron sospechar que una administración seria, como el Ayuntamiento de Garrucha, otorgaría licencia de primera ocupación a un edificio sin algo tan básico en el siglo XXI como una conexión homologada a la red de saneamiento.

Los primeros vecinos empezaron a habitar el inmueble en marzo. “Nadie nos dijo que el depósito que había en el garaje era, en realidad, un pozo negro que recibía las aguas fecales de los pisos y que debía ser vaciado regularmente por una empresa autorizada”, explica una vecina.

Con el tiempo, el bloque se fue completando y la “regularidad” con que debía ser evacuado el recipiente debía ser prácticamente constante.

“Además, se producen atascos con cierta frecuencia, y eso se traduce en que el garaje se inunda literalmente de mierda triturada y disuelta en orines, lo que provoca un hedor insoportable y se convierte en foco de insalubridad y de atracción de ratas, moscas y todo tipo de bichos”.

Los vecinos se han dirigido en reiteradas ocasiones al Ayuntamiento, pero sin éxito alguno. “Nos dicen que es cosa de Galasa [empresa que gestiona el ciclo integral del agua en el municipio] y que hablemos con ellos, pero nosotros entendemos que existe una responsabilidad por parte de los técnicos municipales que han otorgado una licencia sin cerciorarse que cumplían con algo tan básico como una conexión a la red de saneamiento, porque un depósito no es una solución homologable para recibir los excrementos de 40 familias”.

“No pedimos ningún derecho que no disfruten los demás vecinos de Garrucha. Necesitamos una solución a un error que no cometimos nosotros, sino los técnicos que concedieron la habitabilidad a unas viviendas que compramos confiando en que la administración obliga a los constructores a cumplir la normativa vigente”, concluyen.