"Esto se ha desmadrado. Todos los días nos piden diez presupuestos para recuperar viviendas okupadas"

La okupación se ha convertido en un problema y en negocio para quienes allanan inmuebles. Hablamos con José y Luis, gerentes de Antiokupa SL



ALMERÍA HOY / 11·10·2020

La okupación de viviendas se ha convertido en un problema y, a la vez, una oportunidad de negocio para quienes no dudan en allanar inmuebles para alquilarlos o han visto una posibilidad de ‘ahorrar’ dejando de pagar el arriendo. Ante la lentitud de la Administración y la Justicia, también han surgido empresas que se enfrentan a quienes usurpan moradas ajenas. En muchas ocasiones se trata de casas o pisos que pertenecen a entidades financieras, pero en otras son el hogar de una familia, y el inconveniente se transforma en drama. Hoy hablamos con José y Luis, gerentes de Antiokupa SL. Se dedican a restituir viviendas a sus legítimos dueños.

- ¿La okupación de viviendas es un problema sin resolver o va cada vez a más?
LUIS- La verdad es que se ha desmadrado. Cada vez hay más gente, no ya que entra a okupar una vivienda, sino que lleva tiempo alquilándola, pero cae en la cuenta de que pueden quedarse el tiempo que quieran sin pagar el agua, la luz y hasta el alquiler. Y lo hacen porque les da la gana. De esto hay más cada día, y después del confinamiento ha sido una locura. Estamos recibiendo peticiones para ocho o diez presupuestos diarios. Y es un verdadero calvario para el que le pasa. Nosotros trabajamos fundamentalmente con particulares. Son personas que están trabajando para pagar la casa en que viven o han invertido en una segunda vivienda con vistas a su jubilación, y no sólo no cobran, sino que, además, tienen que costear la luz y el agua a quienes han allanado su propiedad, una cosa incomprensible porque no les puedes cortar los suministros.
- Entonces es algo que se va extendiendo.
JOSÉ- Los okupas están cada vez más activos y el asunto es bastante preocupante. Con la legislación vigente, el inquilino que lleva tres o cuatro años pagando un alquiler aprende que no va a tener ningún problema si deja de hacerlo y se convierte en un inquilino moroso, que cada día abundan más.
- ¿Hablamos de personas con recursos?
J- Y de gente con empresas funcionando, facturando bestialmente que deciden dejar de pagar el alquiler. En un pueblo de Almería desalojamos un cortijo bastante grande arrendado por una sociedad que no pagaba el arriendo alegando que tenían un acuerdo con el propietario, algo completamente falso, porque el dueño había denunciado el hecho y contaba incluso con sentencias a su favor. Nuestro departamento de investigación descubrió que tenían dos empresas de reciclaje de plásticos. Llevaban un año sin pagar. Fue uno de los casos que más nos ha llamado la atención.
- ¿Y el que más les ha indignado?
J- Quizás el de una señora mayor, con 70 años, que vino de vacaciones a Almería. Cuando volvió a Madrid se encontró con el piso okupado.
- ¿Desde qué lugares les llaman para contratarles?
L- Trabajamos fundamentalmente en Almería, Murcia y Alicante, pero nos llaman con frecuencia de lugares lejanos. Tenemos a 22 personas trabajando y, además, contratamos a agencias de seguridad privadas para ciertas cosas. Es algo muy extendido. En algo más de tres años hemos hecho muchos desalojos y, a diferencia de otras empresas del sector, no tenemos ninguna denuncia ni ningún problema. Prestamos nuestros servicios sobre todo a particulares que, lo primero que hacen es acudir a un abogado. Estos les dicen que tienen un gran problema y empiezan a preparar escritos, trabajar y pedir dinero. Para comenzar, 500 euros para previsión de fondos, después para el procurador. Cuando le decimos a nuestro posible cliente cómo trabajamos, nos dicen que su abogado le ha aconsejado que no hagan nada de eso porque les pueden meter en la cárcel. Yo no me voy a meter en el negocio del letrado, pero nosotros tenemos nuestro gabinete de asesores jurídicos, que no son más tontos que los demás, les consultamos todo lo que vamos a hacer y nos dicen qué podemos y qué no. En un día solucionamos lo que el cliente no ha podido lograr con su abogado al cabo de tres años.
- ¿Y cómo se las apañan ustedes? ¿cuál es su método?
J- Cada caso es diferente porque todas las personas son distintas y cada uno tiene sus propios valores, pero lo primero siempre es negociar. Intentar llegar a un acuerdo con el okupa o el inquilino moroso.
- O sea, pagarles para que se vayan.
J- Lo que quiera el propietario. Hay quien prefiere darles mil euros con tal de recuperar la casa. En el caso de los alquileres, la mayoría se resuelven con la condonación de la deuda, incluso por escrito, a cambio de que se vayan. Así intervenimos nosotros y, hasta ahora, tenemos el 100% de efectividad.
- Pero no siempre ocurre lo que usted me cuenta. Habrán encontrado casos en que los okupas estén bien asesorados y se nieguen a poner las cosas tan fáciles.
L- Suelen estar bien informados y mejor asesorados por asociaciones que los apoyan, pero nosotros también conocemos ciertos aspectos que ellos ignoran y que me voy a reservar para no dar pistas, pero no le quepa la menor duda de que existen fórmulas legales para llegar a acuerdos que permiten recuperar las viviendas a sus legítimos dueños.
- Cuando los okupas salen de la casa, ¿se puede impedir que vuelvan a entrar?
J – Un vigilante de seguridad sí está legitimado por el Ministerio del Interior para hacer un control de acceso. Nosotros nos limitamos a ejercer de apoyo a esos vigilantes siempre desde un segundo plano, pues ellos son quienes realizan el control.
- Es decir, aprovechan el momento en que el okupa va, por ejemplo, a comprar el pan para evitar que vuelva a la vivienda.
J- En algunas ocasiones, pero no siempre es así. Además, no todos se lo toman de la misma manera.
- Supongo que no le daréis un guantazo a nadie, pero vuestra complexión física impone bastante.
J- No es lo mismo ver enfrente a dos personas de 60 kilos que de 120, pero ser corpulento no es ilegal. En este trabajo es fundamental la presencia física porque repercute en la mentalidad de quien tienes delante, con independencia de que una persona que mide 1,60 sea capaz de reducir a otra más grande en dos segundos.
- Pero personas de baja estatura o complexión delgada no parecen ideales para disuadir o convencer.
J- Por lo general no, como tampoco hemos sufrido ninguna agresión hasta la fecha. Sólo en una ocasión fue preciso que una chica vigilante redujera a una okupa. Fue en Aguadulce, y conforme salieron de la vivienda tomaron otra. Los okupas te provocan buscando una agresión para llevarte un juzgado y sacarte una indemnización. Por eso dejamos siempre nuestras actuaciones plasmadas en imágenes. Es nuestro seguro. Nunca agredimos a nadie. Nos limitamos a negociar. En primer lugar, intentan no irse, pero, después, siempre piden dinero.
L- El aspecto es importante, pero nosotros hablamos pacíficamente con la gente. Les exponemos la situación real a que se enfrentan y suelen acabar dándonos la razón. Trabajamos mucho la psicología. No hay que pegar a nadie. Se trata de convencer, y es fácil hacerlo.
- Sin embargo, algunos no deben comprenderlo tan fácilmente cuando llevan años okupando una casa que no es suya.
L- Yo puedo hablar de nuestra experiencia y, en ese caso, todos han acabado comprendiendo que siempre es mejor encontrar una solución. Es verdad que muchos han salido diciendo ‘vamos a ver dónde nos metemos ahora’, es decir, pensando en okupar otra casa.
- O sea, ustedes salvaguardan el interés de su cliente. Si nada más salir okupan la casa del vecino, eso ya no les incumbe.
L- Es que están en contacto con una red. Salen llamando por teléfono para que les digan dónde hay una vivienda lista para entrar.
- ¿Han encontrado en alguna ocasión a un okupa conocido de una recuperación anterior?
L- De momento no, porque hay tantos que es muy difícil repetir, pero llegará el día. Y, entonces, estoy seguro de que cuando nos vean saldrán antes de que les digamos nada.
- ¿Alguna situación ha llegado a ponerles claramente violentos?
J- Recuerdo el caso de una familia de Almería capital con tres niños que se encontró su casa okupada. Tuvieron que alquilar una vivienda y denunciaron el caso. En el juzgado les dijeron que, como mínimo, el procedimiento se prolongaría durante tres años. Eso da coraje.
L- A mí se me quedó el cuerpo mal en uno de los desalojos. Los propietarios de la vivienda eran un matrimonio de 78 y 79 años. Cuando entramos, a la mujer se le cayó el alma al suelo y rompió a llorar. Se habían llevado el frigorífico, el lavavajillas… Se me saltaron las lágrimas. En esos casos no puedes empatizar de ninguna manera con los que han usurpado esa casa. El Estado tiene instrumentos para ayudar a quienes lo necesitan. Para eso están los servicios sociales, pero los que atropellan a sus semejantes quitándoles algo por lo que han estado trabajando para poder tener no merecen compasión alguna. Y lo peor es que la ley no hace nada.
- Y los gastos van por cuenta del propietario, ¿no?
L- Por supuesto. La luz y el agua no se les puede cortar. Si tú no tienes dinero para pagar esos suministros te los interrumpen inmediatamente, sin embargo, no puedes dejar de costeárselos a quienes han usurpado tu casa. La ley lo impide y lo castiga.
- Porque son personas consideradas vulnerables, supongo.
L- Vulnerables somos todos. Yo llevo muchos años oyendo a los partidos hablar de soluciones a la okupación de viviendas, pero no lo hacen. Tengo que reconocer que mientras la cosa siga así seguirá nuestro negocio en marcha, pero nosotros emprendimos esta empresa porque nos jodía ver el estado de indefensión de la gente que sufría pagando sus casas y se encontraba con este problemón, que en nuestra zona abunda muchísimo. Más de lo que la gente imagina. A nosotros no nos da tiempo a hacer publicidad. Solamente con el boca a boca estamos desbordados.
- ¿Han encontrado casos de okupas dignos de compasión?
J- A mí me han tocado más la fibra las personas de la otra parte. En el caso del matrimonio mayor que ha comentado Luis, el hombre sufría una enfermedad terminal. Cuando conseguimos desalojar la vivienda, me dio las gracias diciéndome que estaba convencido de que iba a morir sin recuperar su casa. Esa ha sido la situación que más me ha tocado.
- Pero ¿cuánto hay de caradura y cuánto de gente necesitada entre quienes usurpan viviendas?
J- Nuestro departamento de investigación estudia quiénes son los que hay dentro de la vivienda y, en los casos que nos han encargado, absolutamente todos los inquilinos morosos tenían trabajos e ingresos suficientes para pagar el alquiler, y si no lo han hecho es porque no han querido. La verdad es que no me he encontrado con ningún okupa que me haya suscitado algo de compasión.
- Y habrán trabajado en multitud de casos.
J- No me he parado a contarlos, pero en los tres años que llevamos en esto seguro que son más de 200.
L- A mí no me tampoco me han hecho sentir ninguna empatía. Cuando ves a los okupas salir con teléfonos de última generación es de suponer que estarán pagando por lo menos la línea, aunque los terminales sean robados. En ocasiones hemos encontrado armas y plantaciones de marihuana. En otros casos son muchachos de veinte años que se dedican simplemente a vivir la vida. Es el caso de una urbanización en La Manga, de ocho dúplex construidos con altas calidades. Nada más terminarlos, invadieron siete, y el octavo no lo tomaron porque disponía de una alarma que saltó y se asustaron. Era de día y tenían todas las luces encendidas, incluso las del exterior. El propietario no lo entendía porque no había solicitado aún la conexión, pero ellos se habían enganchado a contadores de otras viviendas próximas. Y cuando los desalojamos se fueron a otras, porque está todo infectado y forman parte de una red que se comunican entre ellos. Existen organizaciones que se han aprovechado mucho de las viviendas en manos de los bancos. Las okupan y las alquilan a otros por cien o doscientos euros.
J- También conocemos casos de venta de llaves. Son okupas que se cambian de ciudad y ‘venden’ a otro la casa que dejan por mil o dos mil euros.
- Sin embargo, Antiokupa recupera una vivienda en 24 horas.
J- Incluso en menos tiempo.
- ¿Y 100% de éxito?
J- Hasta ahora sí.
L- Y todavía no hemos encontrado un caso en el que hayamos tenido que decir a alguien que no podíamos hacerlo. Contamos con tres departamentos: información, investigación y el operativo. No queremos dejar ningún cabo suelto. Siempre hemos consultado a nuestros abogados antes de tomar ningún encargo y, de momento, jamás nos han dicho que no se pudiera hacer algún trabajo.
- ¿Cuáles son los grandes ‘agujeros’ legales por los que se cuelan los okupas?
J- En primer lugar, la pasividad de la Justicia y, después, que muchas veces se hace la vista gorda.
- ¿Y si le pasara a un juez?
J- A lo mejor iría más rápido.
L- No tiene nada que ver con esto, pero conozco el caso de un aparcamiento en que rayaron el coche de un juez y apareció la Policía Judicial a revisar las grabaciones de las cámaras. Los cuerpos de seguridad están con las manos atadas. Sólo pueden hacer lo que les mandan.
- Los jueces también dicen que están con las manos atadas por la legislación.
L- Es cierto que existen muchos puntos oscuros en las leyes, y si el abogado de los okupas, porque los tienen, encuentran el agujero, se cuelan. Por eso, muchos letrados recomiendan a sus clientes con casas invadidas que no contraten nuestros servicios para no crearse problemas. Yo creo que no quieren perder su negocio para marear a la víctima con papeleos durante tres años.
J- Por lo que cobra un abogado en resolver una okupación nosotros desalojamos tres viviendas.