El hombre que degolló a su hijo en El Ejido es un "maltratador" y no un "enfermo mental" según los forenses

Uno de los médicos, presente en el levantamiento del cadáver, ha descrito su actitud en esos momentos como "de normalidad total"



ALMERÍA HOY / 13·10·2020

Los médicos forenses encargados de decidir la imputabilidad de Ionel M., el hombre acusado de degollar a su hijo de ocho años en El Ejido, han indicado este martes al jurado popular que se encuentran "ante un simulador" y han descartado que sufra una "enfermedad mental" o que no supiese lo que hacía cuando "decidió libremente" asesinar al menor en el domicilio familiar en 2018.

"No nos equivoquemos con enfermedades mentales en absoluto. Este señor conocía lo que hacía; no tiene ninguna enfermedad mental. Estamos ante un maltratador y el crimen el cúlmen del maltrato a su mujer", han asegurado ambos peritos del Instituto de Medicina Legal (IML) tajantes y en oposición a lo sostenido en su testifical la semana pasada por el subdirector médico del centro penitenciario de El Acebuche, que apuntó a un "brote psicótico".

En la sesión de este martes del tribunal de jurado que se celebra en la Audiencia Provincial de Almería, los forenses han señalado que el "culmen de la violencia de género" es "matar a un hijo" y "encima hacer sentir culpable a la mujer". "La maldad existe y este señor es malo; quería hacer daño a su mujer, le daba igual cómo o matar a su propio hijo porque el objetivo es seguir dominando a su esposa hasta el infinito".

Frente a la testifical del subdirector médico de la prisión y el psiquiatra de la Seguridad Social que tuvo consulta con él en tres ocasiones entre 2015 y 2016, han remarcado que de las "voces" que el procesado asegura le instaron a matar al pequeño "sólo empieza a hablar en prisión pero no lo hace ni ante la Guardia Civil ni ante el juez", que a ellos en sus entrevistas les refirió "luz" y que, a veces presenta "lapsus de memoria" y a veces "recuerda lo que hizo con todo lujo de detalles".

"Un psicótico delirante jamás pierde el hilo conductor de su delirio y las voces que indican una acción no aparecen y desaparecen como aquí, por lo que todo apunta a un simulador", han advertido para añadir a continuación, con crudeza, que la manera en que Ionel M. dio muerte a su hijo de ocho años en el sótano de la casa, cortándole el cuello con un cuchillo por detrás "responde a un plan premeditado y en absoluto a alguien que tiene sus funciones alteradas".

Al hilo de esto, uno de los médicos forenses, presente en el levantamiento del cadáver, ha descrito su actitud en esos momentos como "de normalidad total". "Una escena así, con un niño pequeño, siempre es impactante para todos, pero el permaneció sentado, sin manifestar ningún síntoma de ruptura con la realidad, de desorganización, de incoherencia, cuando la psicosis es un cuadro muy llamativo", ha detallado para concluir: "Es más, se ponía la mano en la cara, pero entreabría los dedos para ver y no perder detalle de lo que hacía la Policía Judicial".

Ambos peritos han descartado que se trate de un "celotípico" y han hablado de "celos" al tiempo que han recordado cómo en el atestado de la Guardia Civil figura que les manifestó porqué lo había hecho.

"Mientras esperaban refuerzos a un agente le dijo: 'he matado a mi hijo porque mi mujer me quería dejar. ¿Qué harías en una situación parecida cuando ves que lo vas a perder todo?'. Estaba justificando su actuación y ahí no hay voces, no hay nada como cuando a su hijo mayor le dice que lo ha hecho 'porque tu madre tiene un amante'", han concluido.

En la primera sesión de la vista oral, Ionel M., quien se enfrenta a la pena de prisión permanente revisable, respondió con un escueto "sí" cuando el fiscal le preguntó si reconocía tanto haber asesinado a su hijo como los delitos de violencia de género sobre su mujer.

La abogada de la defensa sostiene que su patrocinado "está diagnosticado de diferentes patologías psiquiátricas" y que, desde un primero momento, "confesó el crimen". "Él no ha negado los hechos, pero tampoco los planeó. Ese día se levantó así y una vez más escuchó voces que le decían: mátalo, mátalo, y lo hizo", mantiene al tiempo que remarca que dos años antes estuvo en tratamiento "por la Seguridad Social por un trastorno psicótico de la personalidad".

HECHOS

Los hechos tuvieron lugar el 20 de abril de 2018, entre las 15,00 y las 15,15 horas, cuando el hombre estaba solo en la vivienda con sus dos hijos ya que su mujer había salido a trabajar a los invernaderos y su cuñado, que vivía con ellos, había ido a dar un paseo.

El fiscal explica el plan bajo el que el acusado habría actuado con la "firme intención" de dar "una muerte cierta" a su hijo menor, para lo que pidió al hermano de la víctima, de once años, que les "dejase a solas".

Así, de acuerdo con el escrito, el hombre pidió al pequeño de ocho años que le acompañase al sótano de la casa, del que "solo se puede salir subiendo unas escaleras hacia la vivienda", mientras que "llevaba escondido un cuchillo".

Una vez a solas en la habitación, donde el menor se encontraba "confiado al estar con su padre y sin posibilidad de huida", el hombre habría sacado "sorpresivamente" el cuchillo con el que, de forma "intencionada", le habría realizado un corte desde atrás, de modo que el pequeño no tuviera posibilidad alguna de repeler la agresión, según el documento.

La Fiscalía expone en un duro relato de los hechos la "gran desproporción de fuerzas entre la víctima y el agresor", del que el menor habría tratado de "soltarse" aunque sin conseguirlo, por lo que falleció por la pérdida de sangre entre las 15,15 y las 15,30 horas.

QUISO HACER DAÑO A LA FAMILIA

El escrito de acusación incide además en la actuación posterior del presunto asesino con respecto a su mujer, a la que habría llamado por teléfono para confesar los hechos, y con respecto a su otro hijo, al que "condujo al lugar del crimen", le mostró el cuerpo y le dijo que "lo había matado porque su madre tenía un amante" al tiempo que le aseguró que a él no lo iba a matar.

Para el Ministerio Público, el acusado actuó sabedor de que la visión del cuerpo del menor iba a producir en su hermano "un profundo desgarro emocional y psíquico" dada su "cruel e inhumana forma de actuar" que ha creado lesiones psíquicas en él por las que aún se encuentra bajo tratamiento.

"Guiado por el mismo ánimo de causar un daño psíquico", el acusado llamó a su mujer y le contó lo que había hecho, por lo que acudió rápidamente al domicilio.

Al llegar a la vivienda, el acusado "persistiendo en su intención de producirle una lesión psíquica", la culpó de la muerte del menor "por no querer irse a Rumanía con él", de forma que ahora podía "quedarse con su amante porque él iba a la cárcel".

La Fiscalía sostiene que, en los años previos al día del crimen y, en concreto, desde que la pareja contrajo matrimonio en octubre de 2006, tuvieron lugar diferentes episodios de violencia de género, ya que el acusado "sometió progresivamente a su esposa a un control cada vez mayor, obsesionado con que tenía un amante".