El Gobierno de España paraliza obras que traerían 50 Hm3 a la provincia

El Covid-19 es el último pretexto utilizado por el Ministerio para frenar la construcción de un embalse en la cuenca del Guadalquivir que beneficiaría a los regantes del Alto y Bajo Almanzora y detener de nuevo la reparación de la “desaladora de la vergüenza” en Villaricos.


Miles de agricultores se concentraron a las puertas de la desaladora del Bajo Almanzora el 16 de octubre de 2017 exigiendo su reparación. La vida sigue igual.

ALMERÍA HOY / 02·06·2020

Los agricultores del Levante y Norte de Almería hace tiempo que confían más en el cielo que en los gobernantes, y éstos se empeñan en darles la razón casi a diario.

Hace un mes se cortó el grifo del Tajo para reparar las filtraciones en dos embalses del sistema del trasvase que transfiere agua hasta el Levante español y, ahora, los regantes de este rincón del país han conocido que el Ministerio para la Transición Ecológica ha paralizado todas las obras previstas en el plan 2021-2027, que incluye la construcción de una presa en La Cerrá de La Puerta, provincia de Jaén, así como el procedimiento para reparar la que los agricultores del Almanzora ya conocen como la “desaladora de la vergüenza”, es decir, la construida por la empresa pública Acuamed en las inmediaciones de Villaricos.

En cuanto al embalse jiennense, se trata de un pequeño pantano regulador con capacidad para 100 Hm3 aguas abajo del Negratín. No es una gran cantidad, pero reduciría las necesidades de desembalse del granadino, lo que aseguraría unos mayores niveles y, por tanto, evitaría cortes en la transferencia de agua desde ese punto de la cuenca del Guadalquivir.

Pero además, las comunidades de regantes del Almanzora tendrían derechos sobre 30 Hm3 de La Cerrá de La Puerta, que llegarían hasta los campos de la comarca a través del pantano del Negratín.

A este revés debe añadirse uno más, porque Acuamed ya ha avisado que el procedimiento de la largamente esperada reparación de su desaladora en Cuevas del Almanzora, inutilizada antes de llegar a entrar en servicio durante la riada de septiembre de 2012, ha vuelto a sufrir un nuevo frenazo.

Al cabo de numerosas vicisitudes, cuando no meros pretextos, para evitar su reparación, como el de un procedimiento judicial –el caso Frontino- sobre supuestas irregularidades y sobrecostes para pagar corruptelas varias, Acuamed había emprendido el procedimiento para ponerla, por fin, en marcha.

De hecho, el proyecto para su arreglo estaba redactado y aprobado. Faltaba el de construcción de una defensa que protegiera la planta de posibles avenidas procedentes de la rambla de Canalejas, una obra que debía terminarse antes de iniciar los trabajos de reparación de la desaladora. El documento elaborado no pasó el examen de los técnicos de Acuamed, y estaba siendo revisado, pero la compañía estatal ha ordenado, siguiendo instrucciones gubernamentales, su paralización y, por tanto, los regantes de la comarca almeriense ven de nuevo cómo se desvanece la esperanza de aprovechar los 20 Hm3 que debía aportar esa infraestructura.

Treinta del futuro embalse de La Cerrá más veinte de la planta de Villaricos suman cincuenta que no podrá contar con ellos en bastante tiempo la agricultura almeriense.

El Gobierno culpa de los recortes al coronavirus, pero el presidente de la Junta Central de Usuarios del Valle del Almanzora, Fernando Rubio, apunta a “todos” los políticos sin excepción. “Ellos se acusan los unos a los otros, pero lo cierto es que ninguno ha hecho nada por repararla”. Rubio recuerda que, cuando los regantes anunciaron su intención de construir una nueva desaladora con fondos propios, auguró con cierta sorna que la terminarían antes que Acuamed reparara la suya “y va a acabar siendo cierto”.

Su proyecto ya está en Medio Ambiente y la consejera andaluza de Medio Ambiente, Mari Carmen Crespo, les ha asegurado que están “volcados” para acelerar la autorización todo lo posible. Además, y paralelamente, los agricultores del Levante de Almería trabajan para llevar desde las inmediaciones de Valle del Este, en Vera, una línea eléctrica con capacidad suficiente para que funcionen las dos desaladoras.

“Construiremos y pagaremos la línea nosotros para evitar que se eternice en manos de la Administración, pero Acuamed tendrá que pasar por ‘taquilla’ cuando quiera conectar la suya de Villaricos, si es que consigue ponerla a punto algún día”, apostilla el presidente de la Junta Central.

Finalmente, Rubio lamenta que la agricultura continúe siendo “vapuleada” precisamente ahora, en plena crisis sanitaria, un tiempo especialmente delicado en el que el campo “ha dado la talla para que no falten alimentos en las estanterías de las tiendas y supermercados”.

Mientras tanto, nuestros eurodiputados votaban ‘sí’ en Bruselas a acuerdos para importar productos de terceros países con menores exigencias que los europeos en cuanto al uso de fitosanitarios y las condiciones laborales.

“Tras ver lo que ha ocurrido por dejar la producción de fármacos y equipos sanitarios en manos de China, ahora hacemos lo mismo con la alimentación. No aprendemos”, concluye el regante.