Detenido en El Ejido por estafar 143.000 euros a productores de cítricos

El arrestado permanece en libertad con cargos a la espera de juicio, se le ha retirado su pasaporte, bloqueado sus 17 cuentas bancarias de tres entidades diferentes y embargado sus bienes muebles e inmuebles


El presunto estafador ganaba la confianza de sus víctimas entregando a cuenta pequeñas cantidades de dinero en efectivo, pero después no amortizaba los pagarés por el importe principal de las operaciones.

ALMERÍA HOY / 25·06·2020

La Guardia Civil ha detenido en El Ejido a un hombre e investiga a otro por una estafa de 143.000 euros en la compraventa de cítricos y de la que han sido víctimas empresarios frutícolas de la comarca alicantina de la Vega Baja, según un comunicado del Instituto armado.

El presunto cabecilla de este entramado, un italiano de 49 años, fue arrestado el pasado día 17 acusado de un delito continuado de estafa, de alzamiento de bienes, de pertenencia a grupo criminal y, además, de un posible delito de blanqueo de capitales (cuya investigación se mantiene en curso).

Tras pasar a disposición judicial ha quedado en libertad con cargos, a la espera de juicio. También se le ha retirado su pasaporte, bloqueado sus 17 cuentas bancarias de tres entidades diferentes y embargado sus bienes muebles e inmuebles.

Además, una segunda persona, un vecino de Santomera (Murcia), es investigada por estos hechos.

El equipo ROCA de la Guardia Civil de Torrevieja inició las pesquisas en marzo de 2019 tras recibir varias denuncias en dependencias de Callosa de Segura y Almoradí, en las que los perjudicados manifestaron haber sido estafados por la compraventa de cítricos.

Los agentes constataron que los supuestos autores de esta estafa creaban empresas en diferentes provincias españolas para dificultar la labor policial.

Al frente de ellas colocaban, como socio minoritario, a algún vecino de la zona en la que pretendían actuar y le utilizaban como "gancho" para ganarse la confianza de empresarios del sector, también residentes en la misma demarcación.

Tras haber forjado amistad con sus víctimas, el artífice de la estafa realizaba las operaciones de compraventa y, para ello, les entregaba una mínima cantidad de dinero en efectivo, a modo de depósito, para así generar cierta sensación de confianza.

El resto de la cantidad pactada se abonaba a través de cheques bancarios que, pasados unos meses, carecían de fondos a la fecha de su vencimiento, momento en el que los perjudicados se percataban de la estafa.

Luego liquidaba o dejaba sin actividad la empresa con la que había actuado y abría una nueva en otra zona distinta para estafar a su siguiente víctima.