La falta de comunicaciones y lejos de Madrid han protegido Almería del Covid-19

El catedrático Juan José García del Hoyo ha identificado las causas de la menor incidencia de la pandemia en Huelva y Almería.


Un afectado por la pandemia sale de la UCI del Hospital de La Inmaculada, en Huércal Overa.

ALMERÍA HOY / 29·05·2020

Cuando desde este rincón del mundo observamos las frías estadísticas que retratan la tragedia causada por el coronavirus, respiramos con cierto alivio al cotejar la escasa virulencia con la que se ha cebado con nosotros en relación al resto de Andalucía y de España.

Así, frente a una tasa de contagio de 503 afectados por cada 100.000 españoles, o de 206 en el caso de Andalucía, es decir, menos de la mitad, en el caso de la provincia los números son bastante mejores al bajar esa tasa hasta 107, y no digamos en el Área de Gestión Sanitaria Norte, la que presta servicio en las comarcas del Levante, Almanzora y Los Vélez, donde se reduce a 77, por debajo de la mitad de la media andaluza y siete veces menor que la española.

¿Cuestión de suerte? Nada de eso. Para Juan José García del Hoyo, catedrático de Métodos Cuantitativos para la Economía y la Empresa de la Universidad de Huelva (UHU), no hay ‘milagro’ que valga.

El profesor onubense ha aplicado modelos estadísticos de dinámica poblacional al estudio de la evolución de la pandemia en España y, especialmente, en Andalucía. A partir de esos estudios, García del Hoyo lo tiene claro. La menor incidencia del virus en Huelva y Almería "no es ningún milagro", sino que tiene una explicación basada en tres factores que han actuado como ventajas en esta coyuntura, pero que, en algunos casos, normalmente distan mucho de serlo.

En ese sentido, la temperatura, la edad de la población y su movilidad, así como sus infraestructuras de transporte y distancia con Madrid, tienen que ver con las mejores cifras que registra nuestra provincia acerca de los efectos del Covid-19, a juicio del catedrático de la UHU.

Los estudios del profesor García del Hoyo constatan cómo en Almería la temperatura media máxima registrada en el mes de marzo ha sido superior a la del resto del país y, encima, añade, marzo fue en toda Andalucía, y de forma especial aquí, más seco y menos lluvioso. Ese factor meteorológico explica en parte la escasa incidencia del virus en nuestro territorio.

Y a eso hay que unir que los almerienses tienen una edad media bastante menor que la española, por lo que hay menos población en residencias. Pero, sobre todo, el catedrático incide en un tercer factor: la movilidad.

CARENCIAS QUE SON VENTAJAS

García del Hoyo ha comprobado que en ciudades y provincias con infraestructuras de transporte colectivo más potentes que las que hay en Almería, la expansión del virus ha sido mayor. Aquí no existe metro ni tranvía, y las conexiones férreas son casi testimoniales. Se trata de lugares de gran concentración de personas y, por tanto, eficaces focos de contagio.

En definitiva, viene a decir este estudioso, que el menor desarrollo en cuanto a comunicaciones de Almería ha jugado, en esta ocasión, a su favor. Pero de milagro, nada de nada.

El investigador explica que el virus entró en España por Madrid, la ciudad mejor comunicada con el resto del país y el mundo, y en los 15 días que tardó en dar la cara se expandió como una mancha de aceite por las dos castillas, donde viven una gran parte de las personas que acuden a diario a trabajar a la capital utilizando la excelente red de comunicaciones de que disponen. Sirva como ejemplo que en Valladolid son 100.000.

Que el inicio de la pandemia tuviera lugar a mediados de febrero también ha supuesto una ventaja para Almería según García del Hoyo, porque la temporada turística aquí no comienza hasta Semana Santa y el turismo de fin de semana “no se aleja más de 200 km” del lugar de residencia.

Porque el turismo es otro de las variables vinculadas a las comunicaciones con incidencia en la expansión del contagio. Eso explicaría la virulencia en países receptores como Italia y España, que permaneció abierta hasta mediado marzo, o el Reino Unido como gran emisor de viajeros. A lo que se unió la ausencia de miedo, agravando las consecuencias de propagación.

“Tardaremos tiempo en volver a la normalidad”

El profesor García del Hoyo ha estudiado otros procesos pandémicos, como el del cólera morbo, una enfermedad que entró a España por Huelva en 1833.

“Todos los procesos son iguales en cuanto a su evolución estadística. Se observa una cúpula brutal a la que siguen una serie de repuntes cada vez de menor entidad causados, básicamente, por periodos de relajación en la alerta por parte de los ciudadanos, hasta que finalmente se extinguen”, explica el catedrático.

“Observaremos incrementos de contagios significativos hasta primeros de junio, pero después habrá una serie de repuntes cada vez menos virulentos. Tardaremos aún algo de tiempo en volver a la normalidad”, concluye el investigador onubense.