Ha fallecido el prestigioso ginecógo sorbeño y pionero en nuevas técnicas Simón Navarro

Su biografía profesional anota más de cinco mil partos de tres generaciones de malagueñas

Simón Navarro. 


ALMERÍA HOY / 19·03·2020

Simón Navarro, uno de los ginecólogos más prestigiosos de Málaga, falleció el pasado martes a los 85 años, víctima de un cáncer, según publicaba ayer el diario Sur de Málaga. Más de 5.000 partos de tres generaciones se anotan en una intensa biografía profesional de medio siglo en la que destacó, entre otras muchas cosas, por introducir en Málaga procedimientos y técnicas que en los años 60 apenas se practicaban en los hospitales de la ciudad como la mamografía, el parto sin dolor o la citología vaginal para la prevención del cáncer ginecológico y de mama. Licenciado en Medicina en 1959 por la Universidad de Granada, sus primeros años de formación los pasó en Barcelona, donde inició una formación por decisión propia que le marcaría profesionalmente en contacto con prácticas de vanguardia en su especialidad. Jubilado de la obstetricia y la ginecología quirúrgica al comienzo de este siglo, dedicó su última etapa en activo a pasar consulta en casos de menopausia, prevención del cáncer ginecológico y de mama, entre otros aspectos de su especialidad.

Nacido en el seno de una familia de pocos recursos en el pueblo almeriense de Sorbas, y huérfano de padre a los 12 años, estudió gracias a becas el bachiller en Almería y la carrera de Medicina en Granada. Tras su primer trabajo como médico de guardia en la Residencia Sanitaria de la Seguridad Social Virgen del Mar de Almería decidió marchar a Barcelona, donde le esperaba un trabajo «por comida y cama», como él decía respecto a su inexistente salario en aquel primer trabajo. Fue en La Quinta de Salud La Alianza, hospital de una compañía de seguros con una enorme cantidad de trabajo. Se ejercitó como ayudante en los quirófanos de Obstetricia y de Ginecología, donde reconocía que descubrió sus capacidades como cirujano, que demostró también en otras especialidades clínicas para las que le reclamaban algunos compañeros. Junto a su buen desempeño en los partos de nalgas, casos complicados en los que se consideraba uno de los ginecólogos con más experiencia, era otra de las pocas excepciones que hacía en la modestia con la que se desenvolvía en la vida y en la profesión, como recuerdan amigos con los que hasta hasta hace tres meses jugaba habitualmente al golf.

En 1962 decidió hacerse hueco laboral en Málaga, donde vivía una hermana. Comenzó con sustituciones de su especialidad en la Seguridad Social y también como médico de familia en la capital y pueblos cercanos. Ingresó por oposición un año más tarde como médico especialista en el Ayuntamiento de Málaga, donde ejerció 15 años. En 1964 fue designado jefe de Obstetricia en el Hospital de la Cruz Roja, cargo sin remuneración que ejerció hasta el cierre del hospital. En la Seguridad Social trabajó en los antiguos hospitales Carlos Haya y 18 de Julio, y, desde 1978, como Jefe de cupo de Ginecología hasta su jubilación. Su labor en la difusión para la prevención del cáncer fue notable. Fue director del Centro de la ACC desde su inauguración en 1983 hasta el 2001. Bromeaba con el dato de que en el último tercio del siglo XX había hecho aumentar en Málaga, capital y provincia, los chicos llamados Simón, como muestra de gratitud de muchas madres a las que atendió este ginecólogo en cuya consulta guardaba 50.000 historias clínicas. «Sólo Dios y yo sabemos las horas de trabajo e insomnio con que me he ganado los favores de mi buena suerte», contestaba cuando se le preguntaba por lo que más había influido en su éxito profesional, si el trabajo o la suerte.