Almería, un museo a cielo abierto por las manos de Siret

Nuestra tierra atesora el privilegio de una historia rica y antigua. Son muchos los yacimientos que oculta y todos ellos están unidos por un nombre y un apellido: todos fueron estudiados y, la mayor parte descubiertos, por el ingeniero belga y padre de la arqueología moderna Louis Siret y Cels.


Imagen de Fuente Álamo. FOTO: JOSÉ GUERRERO

ALMERÍA HOY / 12·01·2020

Cuando el joven Louis llegó a Cuevas del Almanzora para trabajar en el drenaje de las minas de Sierra Almagrera en la compañía de su hermano, Henri Siret le habló de las riquezas arqueológicas de la zona y comenzaron a excavar juntos por todo el Levante.

Posteriormente se hizo cargo en solitario de la empresa y, también, acompañado por su capataz, el antense Pedro Flores, de las investigaciones por la prehistoria almeriense y del resto del sudeste de la península.

Todo el Levante conoció su piqueta, pero el pueblo en que más yacimientos afloró fue el municipio de Antas. Allí catalogó alrededor de 1.200 tumbas en sólo una meseta, la de El Argar. La cantidad y calidad de lo que encontró le llevó a no dudar que aquél fue el asentamiento más importante de cuántos hubo en la Edad del Bronce, hasta el punto en que uso el topónimo para nombrar aquella cultura, que pasó a denominar Argárica. Además, aún junto a su hermano, Louis excavó en Antas en los parajes de El Gárcel, La Gerundia, La Pernera, La Cruz de Antas, Cabezo del Moro, Qurénima, Fuente Bermeja, Lugarico Viejo y Cabezo Largo.

De esa época son también sus trabajos en los yacimientos de Tres Cabezos, Campos, Barranco Hondo, El Oficio y Fuente Álamo en Cuevas del Almanzora, la ciudad que eligió para vivir, en la pedanía de Las Herrerías, el lugar en que erigió y costeó la iglesia de la Sagrada Familia, cerca de su casa, enfrentada a Almizaraque, otro de los lugares excavados por él, como El Boliche o la antigua Baria fenicia y romana, actual Villaricos.

También en Vera investigó en Puerto Blanco, en Turre el yacimiento de Gatas, el Cerrico de San Miguel en Huércal Overa, La Atalaya en Garrucha y Cuartillas, Cabezo La Raja, Ortega y Caldero en Mojácar.

En la comarca del Almanzora, su rasqueta conoció la pedanía zurgenera de Palacés y la Cueva de los Pollos, Ahumada y la de Montajo en Lúcar, y, posteriormente, ya en solitario, Arboleas, Albox, Cantoria, Albanchez, Fines, Olula del Río, Macael, Purchena y Serón.

Sin su hermano excavó en más localidades del Levante, además de las ya citadas, como Pulpí, Bédar, Los Gallardos, Carboneras y descubrió abrigos con pinturas rupestres en Lubrín que catalogó y hoy, inventariados por la Junta de Andalucía, nadie más ha visto ni conoce.

Louis Siret visitó, además, los yacimientos paleolíticos de Vélez Blanco, María y Chirivel, en compañía del Abate Breuil, Cabré y Federico Motos.

Además, sus trabajos se extendieron hacia otras comarcas, y su piqueta horadó tierras de Sorbas, Níjar, Turrillas, Lucainena de las Torres, Senés, Tabernas, Rioja, Alhama y Alcolea.

Mención aparte merecen sus trabajos en Gádor y Santa Fe de Mondújar. La Compañía de los Caminos de Hierro del Sur de España, concesionaria de la construcción de la línea férrea Linares-Almería, encontró en el trazado a la altura de la confluencia de la rambla de Huéchar con el río Andarax, restos arqueológicos de una importancia previsible tal que le movió a llamar a Louis Siret para que hiciera balance del hallazgo.

El ingeniero belga supo de inmediato que estaba frente a uno de los hallazgos más importantes de su carrera y no dudó en encomendar a su fiel Pedro Flores a trabajar el yacimiento. Se trata ba de Los Millares, el centro más importante de la Edad del Cobre en todo el sudeste ibérico, un poblado que hoyes posible visitar, puesto en valor, en el municipio de Santa Fe de Mondújar.

En total, más de quinientos yacimientos excavados en nuestra provincia, han contribuido a que Almería, en la frase acuñada por los hermanos Siret y rescatada por el investigador almeriense Juan Alberto Cano, sea hoy un museo a cielo abierto.