La culpa fue del cha cha chá


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PABLO REQUENA

¡Oh, milagro! El doctor Cum Fraude —AKA Pedro Sánchez— ha hecho en 24 horas lo mismo que ha evitado a toda costa durante los seis meses de show bizarro, ya saben, aparentando que negociaba con Podemos, o mejor dicho, realizando subasta pública de sillones, vetos y ministerios. Esto lleva a más de uno a cuestionarse si era necesario dilapidar 150 millones de euros tuyos, míos y de cada uno de tus familiares, amigos y vecinos para celebrar otras elecciones que, a la vista de lo acontecido estas últimas horas, podrían perfectamente haberse evitado. Para este viaje no hacían falta estas alforjas, musita más de uno, tras contemplar a Pedro y a Pablo fundirse en un abrazo que, por mucho que se esfuercen, siempre será más frío que el de una suegra a su yerno.

Atrás quedan los dimes y diretes que supuestamente justificaron la repetición electoral, frases ahora intrascendentes del tipo “no dormiría tranquilo si incorporase a ministros de Podemos”, o con Pablo Iglesias no porque “no defiende la democracia”. Incluso parece no importar que ese 'pacto exprés' entre PSOE y Podemos se salte a la torera los estatutos socialistas, que exigen que cualquier acuerdo de gobierno sea aprobado por el Comité Federal, así como que los estatutos de Podemos apunten a una consulta obligatoria a las bases para refrendarlo, o que también se obvie al jefe del Estado, que es quien propone al candidato. Nada importa ya, salvo el reparto de cargos entre unos y otros.

Parece que no iba muy desencaminado Albert Rivera —cuyo batacazo electoral es directamente proporcional a la clase que ha demostrado dimitiendo en pocas horas— cuando advertía del pacto 'Frankestein' del PSOE de Pedro Sánchez con los populistas de Podemos, los nacionalistas de derechas del PNV, los proetarras, y los independentistas de ERC, a los que habría que sumar a Errejón, al tipejo de las anchoas, y a los nacionalistas canarios, entre otros. Ahora, aquella advertencia está más cerca de convertirse en realidad, ya que PSOE y Podemos no suman suficientes escaños, ergo requieren de la 'crème de la crème' del Congreso para sacar adelante la investidura y, no olvidemos, también los presupuestos generales del Estado, que estarán más orientados que nunca a contentar a los de siempre; catalanes y vascos. Al menos, con la entrada de Teruel Existe, algo de pela caerá también en la olvidada tierra turolense.

¿Y Almería? ¿Quedará dinero suficiente para la también castigada provincia almeriense? ¿Qué pasará con las obras del AVE, el soterramiento, el paseo marítimo, o las muchas actuaciones urgentes pero pendientes de la Dirección General de Costas en no pocas playas de nuestra geografía? ¿Para cuándo el enlace de la A7 con el Puerto de Almería? ¿Y el enlace de la A-92 con la capital? ¿Y la desaladora de Villaricos, destrozada desde 2012 tras construirse en zona inundable? Muchas preguntas, pocas respuestas, y los de siempre pagando el pato.