¡Que no cunda el pánico!


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CLEMENTE FLORES

A finales de los setenta conocí en Madrid una joven chilena que había venido a España huyendo del General Pinochettras el golpe de estado de 1973. Esta joven simpática y atractiva me ilustró sobre el golpe de estado y las consecuencias inmediatas que se derivan de esa especie de terremoto que supone un golpe de estado tan preciso y violento como debió ser el de Chile. En un caso así, apenas se conocen los hechos, cunde el nerviosismo y el pánico porque lo que va a venir después es conocido y no puede dejar lugar a dudas, algo “de libro” como diría un castizo. El futuro más halagüeño para cualquiera que hubiese ejercido un cargo político pasaba por la cárcel y en consonancia cualquiera que hubiese sido conocido por sus ideas liberales o izquierdistas debía prepararse para lo peor.

Me contaba la joven que, tras conocerse el golpe, cada persona, en función del cargo que había ostentado, tenía un tiempo limitado para salir del país, superado el cual difícilmente podía escapar libremente. Dos días para un ministro, una semana para un director general y quince días para un alto cargo.

Salvando las distancias a mi me parece que después de más de treinta años de gobierno monocolor, en Andalucía, el resultado de las elecciones en algunos aspectos, como la pérdida de puestos de trabajo ocupados por designación política va a tener los mismos efectos o peores que un golpe de estado.

Treinta años de gobierno “democrático” monocolor son demasiados, con independencia del partido o de la ideología del partido que ocupe el poder, para evitar el anquilosamiento, la inoperancia, la rutina, los abusos de poder y el nepotismo de las personas o instituciones de la Junta, e incluso de que se institucionalice la corrupción.

Por estas razones, que no es el caso, es frecuente que esté fijado por las leyes el tiempo que un político pueda ocupar un cargo. Instituciones tan sólidas o eficientes como la iglesia, la guardia civil o los bancos no lo tenían escrito, pero todos sabíamos, que un cura, un guardia civil o un director de banco era trasladado cuando llevaba algún tiempo ocupando su puesto en un pueblo.

Sin salirme del tema recuerdo que este verano pasado leí una lista de cargos públicos cuyo plazo de renovación estaba largamente sobrepasado como el Consejo de Administración de Canal Sur, el Defensor del Pueblo Andaluz y el director de la Cámara de Cuentas si mal no recuerdo. El nombramiento de alguno de estos personajes había contado en su día con 103 votos a favor de los 104 emitidos, según datos oficiales.

Aquello me llamó mucho la atención y sólo por eso lo recuerdo. El impacto de estas peculiaridades de mi tierra es lógico porque dicen que, toda votación debe ser un contraste de voluntades y que votaciones con más del 90% de votos favorables a una determinada opción, se han producido sólo en regímenes totalitarios.

Recuerdo que en 1966, el año en que acabé mis estudios, hubo un referéndum en España en que el 98.1% de los votos apoyaron a Franco. Se decía que muchos españoles tenían que haber ido a votar dos veces y parece ser que el entonces Ministro de Información Manuel Fraga, no sabía si esconderse o salir a dar la noticia. Por eso, cuando leí lo de los 103 votos favorables de los 104 emitidos me pareció mentira que alguien hubiese superado el 98.1% del régimen franquista.

Me es imposible dar una cifra de cuantas personas, en Andalucía, deben su puesto de trabajo a los favores de algún político que igualmente se lo debe directamente o indirectamente a un favor de otro de nivel superior. También me resulta imposible conocer todos los eslabones de la cadena, pero conozco pueblos y ciudades donde nadie se coloca en la concesionaria de limpieza de basuras si no lo autoriza el alcalde, ni nadie trabaja un solo día en servicios sociales si no ha pasado la criba. Cómo estarán las alturas si en cualquier casa lo mas sano es la cimentación.
Es posible que a alguien le resulte difícil saber los kilos de mierda que hay en un estercolero, pero a poco que conserve el olfato, cualquiera puede apreciar la mierda que contiene, con sólo acercarse a él.

Dicen que hoy Andalucía tiembla y que los temblores llegan a Despeñaperros por el miedo de miles de personas a perder sus puestos de trabajo.
Para protestar por la hecatombe que se avecina han salido los universitarios a la calle negando a un partido, el derecho a decidir con otros, sobre cómo gobernar La Junta.¿Alguien puede negar que el pueblo les ha dado ese derecho, en unas elecciones libres?

¡Otra vez todo es posible en Andalucía! ¿Habrán sido los estudiantes de “motu proprio” los que han salido a protestar? ¿Los habrán empujado algunos de los que van a perder el puesto de trabajo para el que les señaló previamente el dedo del poderoso? A la vista de los resultados de las elecciones y conociendo lo que uno conoce, creo que no tiene mucho sentido hablar de miedo.

Cuando haya un nuevo gobierno, que espero sea pronto, todo será muy rápido. Todo va a suceder de forma eléctrica. Sólo es cuestión de enchufes. Desconectar unos y conectar otros. Dijo Dios: Hágase la luz, y la luz se hizo. Así sea… ¡Que no cunda el pánico!