Lamento y esperanza por Andalucía


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AMANDO DE MIGUEL

Lógicamente, Andalucía tendría que ser la región más próspera en España, como lo fuera en siglos anteriores. Todavía hoy cuenta con abundantes recursos naturales para ser un paraíso turístico, para ofrecer lugares donde se vive muy bien. Pero durante más de tres décadas ha estado sometida a un régimen oligárquico, caciquil y predatorio. El cual ha conseguido que Andalucía se detenga en casi todos los indicadores de bienestar respecto a las otras regiones españolas.

La sorpresa ha sido que en las recientes elecciones ha irrumpido (este es el verbo que se emplea) un nuevo partido, Vox, que ni siquiera se llama “partido”. La encuesta del CIS, usualmente la más certera, le daba un diputado. Vox se ha llevado 12. Es un buen ejemplo de cómo los sociólogos pueden ser sectarios, sobre todo cuando manejan dinero público. La gran paradoja es que Vox pasa por ser el triunfador moral de las elecciones, cuando ha sido el grupo que se ha llevado menos diputados. En cambio, el PSOE, con más votos que ninguno, es el perdedor moral. Pero, por encima de todo, funciona la aritmética de las expectativas.

Después de muchos años lamentándonos de los latrocinios de un Gobierno socialista y cleptocrático en Andalucía, ahora se abre la esperanza de un régimen normal que aproveche las inmensas posibilidades de la región. Habrá que sustituir la economía de las subvenciones por la del trabajo y la innovación. En parte eso se ha venido realizando en Almería, que siempre ha funcionado como una isla en el mapa andaluz, tan distinta es del resto de las provincias de la región.

En mi ambiente profesional siempre me he relacionado en Andalucía con personas muy competentes en todos los ramos, de modo más destacado el empresarial. Solo que pesaba demasiado la losa del régimen político constituido un partido dominante, a la manera del PRI mexicano. Todo eso ha saltado por los aires en la noche electoral del día 3 de diciembre.

Como tantos otros movimientos políticos, Vox nace (electoralmente) en Andalucía, pero se proyecta inmediatamente por toda España. Aunque haya sido acusado de anticonstitucional, su idea muy centrada es que hay que reconquistar la nación española. Es decir, hay que oponerse radicalmente a separatismos y nacionalismos de toda laya. De modo más amplio, Vox denuncia que el sistema actual de las mal llamadas “autonomías” (pues teóricamente son heterónomas) ha llegado a su fin. Entre otras razones, las autonomías han sido el lugar ideal para los estragos de la corrupción política; por ejemplo, Andalucía y Cataluña de forma más continuada y escandalosa. Aunque no fuera así, el sistema resulta excesivamente costoso, derrochador, y lo peor es que facilita la desmembración territorial con el auge de los separatismos.

Por encima de la irrupción de Vox en Andalucía, está el hecho fundamental del declive de los dos grandes partidos que han dominado la transición democrática española: el Popular y el Socialista. Son dos gigantescos dinosaurios que difícilmente se adaptan a los tiempos de crisis. En cambio, un pequeño roedor de las praderas como Voxpuede sobrevivir mucho mejor.

Esperemos, por tanto, que los nuevosejemplares humanos de Vox, más inocentes o menos contaminados con la atmósfera de corrupción, signifiquen una especie de “voxigenación” de la vida pública española. Una vez más, a los españoles el gran cambio político nos llegó del sur.