La gran decepción


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JOSÉ Mª MARTÍNEZ DE HARO

Reconozco que fui crítico con la actitud del anterior Presidente del Gobierno y todos sus Ministros. Incluso demasiado crítico. Por esa razón consideraba como tantos otros la conveniencia de una renovación del gobierno, o el desalojo del poder por su inoperancia, por su negligencia, por su falta de aplomo en la resolución de tantos asuntos como el gravísimo drama que se vive en Cataluña.

Así que viví con interés aquellos frenéticos días en el Congreso de los Diputados con la moción de censura y la posibilidad que pudiera encauzarse con dificultades, sin duda, el secesionismo y la ruptura de un territorio español. La despedida del Sr. Rajoy fue a la par que una duda, un respiro para muchísimos votantes de uno y otro lado de la frontera partidista. El también pareció aliviado de aquel peso que le sobrepasaba. Y se proclamó de facto un nuevo Presidente del gobierno como resultado de un pacto entre partidos muy heterogéneos desde la derecha más rancia del Partido nacionalista Vasco, partido carroñero por excelencia , a los neo comunistas y secesionistas de toda ralea. A todos ellos se emparentó el PSOE de Pedro Sánchez con vínculos bastardos como se ha probado sin pudor en estos escasos cuatro meses de gobierno.

No es alentador para un país que la legítima alternancia según previsiones de la Constitución, se vea alterada en tantos acontecimientos indignos que socavan la credibilidad del gobierno y son devastadores para el prestigio del país. Que dejan en evidencia la dignidad personal de miembros de ese gobierno y ponen en duda la cualificación para la alta representación que ostentan en nombre de España. Jamás ha ocurrido algo semejante en siglos de historia. Ni en los años de absolutismo, ni en años de monarquía constitucional, ni en las dos repúblicas ni en las dos dictaduras. tampoco en estos cuarenta años de transición. Los hechos que se conocen son realmente surrealistas porque no podemos imaginar que vivamos esta realidad de parte de quienes nos representan en democracia. Es indigno para ellos y para nosotros soportar esta situación insoportable.

No se cuestiona aquí la capacidad de un partido minoritario para alcanzar acuerdos y fraguar la censura que derrocó aquel gobierno. Pero se cuestiona tras los cien días de gracia la idoneidad del Presidente del Gobierno ampliamente censurado por analistas, constitucionalistas, intelectuales y académicos de prestigio por su escaso rigor en su historial académico manchado de dudas y de posibles trucos y trampas para alcanzar un grado que claramente le viene grande.

El Sr. Sánchez muestra un perfil inquietante de falta de escrúpulos políticos y se hace acompañar por Ministros y Ministras elegidos por él mismo con semejantes niveles de escrúpulos cuyo único objetivo consiste al parecer en continuar en el poder a cualquier precio. Resulta vergonzante describir así al Gobierno de España. Si a todo esto se analiza el comportamiento del Sr. Sánchez y varios de sus Ministros en la resolución del secesionismo en Cataluña habremos de admitir que estamos en un punto límite de la propia convivencia y la paz social en Cataluña y por ende en España.

El Sr. Sánchez ha venido entregando a los políticos catalanes secesionistas lo poco que quedaba de dignidad al Estado español y a los españoles. Su grado de entreguismo a la causa imposible del Sr Torra y allegados es tal que ya solo queda la fecha para la definitiva ruptura con España, la cobertura política a los sucesivos actos golpistas la ofrece diariamente el Sr. Sánchez a cambio de un puñado de votos que le mantienen aún en la Moncloa. Causa rubor ajeno tamaño desafuero. Y también alarma por la traición que grabada quedará en la historia. Y llegados a este punto habrá que preguntar; ¿habrá alguien en el PSOE que pudiera representar con la altura que cabe a un país entregado a la democracia y tan poco estimulado al cumplimiento de las leyes?

Porque ¿cómo cabe extender el cumplimiento de las leyes al pueblo llano cuando se perciben tan graves irregularidades en miembros de este gobierno y en los políticos catalanes que están ejecutando un golpe contra el Estado español?. El PSOE es un partido de tradición con historia convulsa de luces y sombras. Pero poco hay que dudar de su aportación al asentamiento de la cultura democrática y al desarrollo económico y social de España en estos últimos años. Es por ello que se entiende poco el silencio que rodea este escándalo permanente que empaña las siglas centenarias y que ponen en duda su capacidad de liderazgo de una sociedad perpleja y desorientada ante este panorama desolador.

La salida a esta situación insostenible, ¿es la que propone la vicepresidenta del Gobierno Carmen Calvo de acotar de algún modo la libertad de expresión? Pero esto ya lo conocimos en la dictadura y sus formas con los medios informativos a lo que se enfrentaron tantos ilustres socialistas, sería una regresión de las libertades sin paliativo alguno. Y no de cualquier libertad sino de una que es reconocida en la Constitución como pilar de la democracia y un contrapoder, es decir que reconoce a los medios informativos nada menos que el control del Gobierno y de la clase política en general con el rigor, la veracidad y la crítica correspondiente.

Por pura higiene democrática el Sr. Sánchez debe acudir a otra solución constitucional, disolver las cortes y convocar elecciones generales. Más allá de su inicial promesa en la Tribuna del Congreso, le obliga ahora un sentido de su propia dignidad, de talla moral y política tan cuestionada en amplios sectores sociales. Si no duda de su capacidad de liderazgo de este país, de su causa política y de la integridad que acompaña a el mismo y su gobierno, tampoco podrá dudar que los españoles en masa le aclamen para poner en valor su resplandeciente verdad con el apoyo intachable de las urnas. Se llama ejercicio de la democracia. Lo demás, todo lo demás sería una agonía insufrible y una gran decepción.