La víctima logró finalmente escapar porque se asomó a un balcón y comenzó a gritar, por lo que uno de los vecinos avisó a la Guardia Civil
ALMERÍA HOY / 08·09·2018
El juicio contra A.I., P.B. y A.R., tres varones de origen rumano acusados de agresión sexual a una mujer en Roquetas tendrá lugar el 2 de octubre en la Audiencia Provincial de Almería a partir de las 10.00 horas, un juicio donde el fiscal solicita para ellos penas que suman 18 años de cárcel, 21 años sin poder acercarse o comunicarse con la víctima, y una multa de 12 euros diarios durante tres meses.
Los acusados, según las conclusiones provisionales del fiscal, sobre las 21.30 horas del 18 de diciembre de 2016 estaban en el portal de un edificio sito en la calle Juan Bonachera, en Roquetas de Mar, cuando abordaron a la víctima para, posteriormente, sujetándola fuertemente de los brazos y tapándole la boca, la introdujeron en el edificio, conduciéndola hasta la quinta planta donde, tras comprobar que una de las viviendas estaba vacía, se colaron dentro.
Allí, A.R. le gritó a la víctima que «la iba a follar». Después, P.B. se marchó de la vivienda cerrando con llave por fuera. Acto seguido, la víctima fue conducida a una habitación, la empujó sobre la cama y usando la fuerza física, siempre según el relato fiscal, la golpeó en la cara y la penetró vaginalmente. Mientras tanto, el procesado A.I. «observaba riéndose de los hechos».
La víctima logró finalmente escapar porque se asomó a un balcón y comenzó a gritar, por lo que uno de los vecinos avisó a la Guardia Civil.
Como consecuencia de la agresión sexual, la víctima sufrió lesiones consistentes en eritema periorbicular bilateral, eritemas e inflamación en ambos pómulos, herida en labio superior, erosiones en la cara, equimosis y ansiedad de la que tardó en curar siete días. A pesar de todo, la perjudicada no reclama.
Los acusados, según las conclusiones provisionales del fiscal, sobre las 21.30 horas del 18 de diciembre de 2016 estaban en el portal de un edificio sito en la calle Juan Bonachera, en Roquetas de Mar, cuando abordaron a la víctima para, posteriormente, sujetándola fuertemente de los brazos y tapándole la boca, la introdujeron en el edificio, conduciéndola hasta la quinta planta donde, tras comprobar que una de las viviendas estaba vacía, se colaron dentro.
Allí, A.R. le gritó a la víctima que «la iba a follar». Después, P.B. se marchó de la vivienda cerrando con llave por fuera. Acto seguido, la víctima fue conducida a una habitación, la empujó sobre la cama y usando la fuerza física, siempre según el relato fiscal, la golpeó en la cara y la penetró vaginalmente. Mientras tanto, el procesado A.I. «observaba riéndose de los hechos».
La víctima logró finalmente escapar porque se asomó a un balcón y comenzó a gritar, por lo que uno de los vecinos avisó a la Guardia Civil.
Como consecuencia de la agresión sexual, la víctima sufrió lesiones consistentes en eritema periorbicular bilateral, eritemas e inflamación en ambos pómulos, herida en labio superior, erosiones en la cara, equimosis y ansiedad de la que tardó en curar siete días. A pesar de todo, la perjudicada no reclama.
