Una triste y emotiva historia de guerra

El padre aceptó y cursó la petición al mando militar argumentando que: “Mis hijos llegaron al mundo juntos, tienen que servir juntos y, si se hunden juntos, que así sea”. La petición le fue concedida


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ADOLFO PÉREZ LÓPEZ

En mi lectura de la prensa me he encontrado con una historia de guerra real como la vida misma, que por su carga emocional y humana me dispongo a contarles.

Nos situamos en la Segunda Guerra Mundial (1939 - 1945). Ya saben, las potencias del Eje: Alemania, Italia y Japón contra los Aliados: Gran Bretaña, Francia, URSS y los Estados Unidos de América. Una cruenta guerra con una impresionante cifra de muertos, alrededor de sesenta millones, según las estimaciones más ponderadas. Y ese mundo en guerra es la razón próxima de la historia que ahora les cuento.

Los estadounidenses hermanos Pieper, Julius y Ludwig, eran gemelos, hijos de emigrantes alemanes nacidos en Esmond (Dakota del Sur) el 17 de mayo de 1925, vivían en Creston (Nebraska), corazón de la América rural, en cuya escuela se graduaron y trabajaban en el ferrocarril. Según la foto de que dispongo ambos eran de rostro agradable y sonriente.

Inesperadamente el 7 de diciembre de 1941 los japoneses atacaron la base que los Estados Unidos tenían en Pearl Harbor (islas Hawai), lo que provocó que entraran en la Segunda Guerra Mundial. Esto supuso que millones de jóvenes americanos se alistaran para la guerra, entre ellos, en el año 1943, ya con 18 años, lo hicieron los gemelos Pieper, que optaron por la Marina. Ambos, que ya se habían ejercitado como radiotelegrafistas, fueron destinados como tales al buque de transporte de fondo plano LST 523, llamado ‘Stardust’. Por cierto que en las fuerzas armadas de los EE.UU. no se permitía que se destinara a los hermanos en las mismas unidades para evitar que murieran juntos. Así las cosas, dado que los gemelos habían crecido juntos y estaban muy unidos, le pidieron al padre que hiciera una gestión para que los asignaran al mismo destino. El padre aceptó y cursó la petición al mando militar argumentando que: “Mis hijos llegaron al mundo juntos, tienen que servir juntos y, si se hunden juntos, que así sea”. La petición le fue concedida.

Y así llegamos al Desembarco de Normandía. Mientras la URSS atacaba a Alemania por el este los Aliados lo hicieron por el oeste, de forma que cogieron a la Alemania de Adolfo Hitler entre dos frentes de guerra. Los Aliados concentraron sus tropas y armamento en la Gran Bretaña con el fin de atravesar el Canal de la Mancha para pasar al continente europeo a través de Francia. De modo que el 6 de junio de 1944 se produjo el desembarco de un ejército de 160.000 hombres en las playas de Normandía, comenzando así el final de la guerra.

Una vez finalizado el desembarco de las tropas, el ‘Stardust’, con los hermanos Pieper a bordo como radiotelegrafistas, hizo diversas travesías para transportar hombres, vehículos y explosivos de Gran Bretaña a las playas francesas y regresar con heridos. Sin embargo, trece días después del desembarco, el 19 de junio de 1944, las cosas se torcieron y se desencadenó la tragedia. En un mar agitado por un fuerte temporal, sobre las 13 horas el barco de fondo plano chocó con una mina submarina alemana cuando navegaba frente a la costa normanda, cerca de la playa Utah, llamada así por los Aliados, hundiéndose poco después. De los 145 tripulantes de a bordo perecieron 117, entre ellos los gemelos Pieper con 19 años. El cuerpo de Ludwig se rescató y una vez identificado fue enterrado en el Cementerio Americano de Normandía, pero no ocurrió lo mismo con Julius del que se perdió el rastro, quedando su nombre inscrito en el muro de desaparecidos del camposanto.

Se dio la circunstancia que poco antes de la tragedia los hermanos escribieron a su familia diciéndoles que habían participado en la invasión de Francia y les decían: “no se preocupen por nosotros, estamos juntos”, pero cuando la carta llegó a su destino los padres sabían ya lo que les había sucedido a sus hijos. Contaba la hermana menor, Mary Ann, que cuando llegaron dos oficiales de la Armada a su casa para comunicar la noticia del fallecimiento de Ludwig y la desaparición de Julius, su madre estaba en la cocina y nada más verlos se echó a llorar pues sabía lo que significaba la visita. Este podría ser el epílogo de una triste historia: unos hermanos gemelos que mueren en la guerra y unos padres que sufren por la pérdida de sus hijos, pero esta historia continúa.

Y así pasaron 17 años, hasta llegar a septiembre de 1961 cuando un buceador francés de salvamento, en una incursión en el ‘Stardust’, recuperó los restos humanos que había en la cabina de radio de barco, pero como los restos no llevaban nada que los identificara fueron enterrados en el cementerio americano de Neuville, Bélgica, como desconocido, pues después de 17 años nadie reparó en que pudiera ser el hermano Pieper desaparecido, además entonces no había medios científicos para saberlo.

Pero 54 años después del enterramiento del marinero desconocido, en 2015, la historia del caso dio un giro inesperado. Una alumna de secundaria (bachillerato) de Nebraska, Vanessa Taylor, junto con su profesora, Nichole Flynn, se embarcaron en realizar un trabajo sobre un ‘héroe silencioso` de su estado natal en la Segunda Guerra Mundial. Del listado de militares de Nebraska les llamaron la atención los marineros con el apellido Pieper, entonces pensaron que podían ser hermanos, de modo que se pusieron en contacto con la familia y con el archivo nacional y así supieron todo lo concerniente a ellos. Este hallazgo se lo comunicaron a la agencia del Pentágono que se ocupa de estas cuestiones. En la agencia no tardaron en vincular el cuerpo del marinero del ‘Stardust’ recuperado por el buceador francés con el gemelo Julius Pipper. Las pruebas científicas demostraron sin ninguna duda que se trataba de él. Entonces la familia solicitó que los dos hermanos se enterraran uno al lado del otro. Se les contestó en el sentido de que el Gobierno se sentía feliz de complacer la petición.

Ante semejante noticia la hermana menor de los gemelos, Mary Ann, sintió un gran alivio, según dice su hija Susan, pero no pudo asistir a la ceremonia del sepelio de sus dos hermanos juntos pues falleció un poco antes, con 88 años. La ceremonia tuvo lugar el 15 de junio de este año en el cementerio americano de las Ardenas, en Neuville, Bélgica, a la que asistieron familiares y mandos de la Marina, siendo llevado el féretro de Julius por seis marineros de la U.S. Navy, la Armada de los Estados Unidos. Al fin los hermanos Pipper volvieron a estar juntos para siempre 74 años después.

“Es el final de una historia pero también el inicio de otra – declaró Susan Lawrence, hija de Mary Ann, después del acto –. Esperamos volver aquí con el resto de la familia para que su sacrificio no sea nunca olvidado y no murieran en vano, para guardar intacta esta memoria familiar”. También dijo que los gemelos nunca debieron estar juntos en el mismo barco, pero como fue su empeño el padre pidió que le concedieran la excepción especial. Unos padres que tan orgullosos estaban de sus tres hijos (el mayor, Fred, también en la Marina) que colocaron estrellas en la ventana de su casa para simbolizar lo que sus hijos realizaban en la guerra.

Se cuenta que la familia recordaba con frecuencia a los gemelos, sobre todo su hermana menor, Mary Ann, quien contaba a sus hijos y nietos anécdotas de la infancia feliz que pasaron en Nebraska, que todo lo hacían juntos, incluso en el momento de morir.