OTAN no

Quién me iba a decir a mí, que un descerebrado como Trump iba a hacer que toda la estructura de la OTAN se tambalee


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MARIO SANZ CRUZ

Nuestro mejor enemigo,Trump, sigue haciendo de las suyas en política exterior. Este verano anda especialmente cañero con la OTAN. Parece ser que a los norteamericanos les cuesta mucho dinero ser el sheriff del mundo y quiere seguir siéndolo pero con fondos de sus aliados, que, por otra parte, no parecen estar muy dispuestos a rascarse el bolsillo.

Como casi siempre, no dejo de alucinar. Después de haber estado en contra de la OTAN desde que era un churumbel, después de haber cogido manía a Felipe González por liarnos con su engañoso referéndum sobre el tema, después de intentar por todos los medios influir en la opinión pública para que se recorten los gastos militares y se entre en una dinámica más pacifista, más racional y menos basada en miedos y peligros, que muchas veces resultan inventados; quién me iba a decir a mí, que un descerebrado como Trump iba a hacer que toda la estructura de la OTAN se tambalee. Lo que no hemos logrado los antibelicistas en montones de años, lo puede conseguir, en unos días, un chalado como Donald desde su privilegiada situación como presidente de los Estados Unidos.

Ya puesto a soñar, si la cosa sigue así, igual acaban por cerrarse las bases militares estadounidenses en suelo español. Aquí, siempre que las criticamos, se defiendencon la excusa de que dan puestos de trabajo y otros beneficios económicos; pero todos sabemos que cada vez influyen menos en la riqueza de las zonas que rodean a esos enclaves ocupados. Y es que no hay nada mejor que la paciencia, ya lo decía el antiguo proverbio “siéntate en la puerta de tu casa y veras pasar el cadáver de tu enemigo”.

Pero no cantemos victoria, seguro que el hombre más poderoso, más impresentable y más enajenado del mundo va de farol, y no nos va a hacer el favor de empujara la OTAN al suicidio. Por mucho que se hable de recortes, las empresas que viven de las defensas, de las guerras y del miedo, son muchas y muy poderosas, y no van a permitir que se recorten sus multimillonarios ingresos.

Puestos a imaginar, podemos hacernos una idea de cuánto bien harían los millonesque se derrochan en inútil armamento, si pudiesen ser invertidos con cabeza y buen juicio, en reflotar países destrozados por las guerras, en hacer prósperos y justos los territorios asolados por las multinacionales. Así, a lo mejor, esos inmigrantes que tienen tanto empeño en huir de sus casas, no tendrían que hacerlo, y sería mucho mejor para ellos; y la egoísta Europa no tendría que acogerlos a regañadientes, y cada uno sería feliz en su tierra, y nos visitaríamos como buenos vecinos, como estudiantes de intercambio o como simples turistas que desean conocer la cultura de uno y otro lado del Mediterráneo.

De todas formas, no perdamos la esperanza. Con gente como Trump nunca se sabe y quizás, en su delirio, aunque solo sea por casualidad y de rebote, algún día le haga un favor al mundo. Lo malo es que tenemos muchas más papeletas para que acabe haciéndonos a todos más de una putada gorda.