Cuando se aborda un proyecto como este, uno se pregunta: si no hay imágenes y solo se utiliza el sonido de los micrófonos, ¿cuál es la diferencia entre emitir desde un faro o desde un estudio?
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MARIO SANZ CRUZ
Los faros ya están en la onda. Un año más, el programa de radio “Almería en la onda”, de Onda Cero, se está celebrando desde dentro de los faros de la provincia. Empezó hace dos semanas en Cabo de Gata, continuó la semana pasada en el faro de Sabinal y esta semana se hace desde Mesa Roldán.
Cuando se aborda un proyecto como este, uno se pregunta: si no hay imágenes y solo se utiliza el sonido de los micrófonos, ¿cuál es la diferencia entre emitir desde un faro o desde un estudio?
La respuesta es sencilla, se nota en el ambiente, se nota en el estado de ánimo de los locutores, en la predisposición de los invitados, en la inspiración de los músicos que tocan en directo, en los esfuerzos y apuros de los técnicos que deben sacar adelante la conexión. Y salen programas muy diferentes a los que se realizan desde los estudios. El paisaje y el entorno del faro no solo se reflejan en los ojos. También se reflejan en la voz, en los sentimientos, en las preguntas y las respuestas.
Los invitados acuden encantados, movidos por la curiosidad, por el misterio, por el romanticismo que emanan los faros, y lo transmiten al hablar. Los oyentes, además, escuchan de fondo el viento, las gaviotas, el sonido del mar, imaginando el lugar a su antojo, viendo en su mente torres, escaleras, linternas, ópticas, lámparas, destellos y reflejos del sol y el mar en los cristales.
Por su parte, los faros reciben una buena bocanada de aire fresco. Abren sus puertas y ventanas dejando entrar el aire marino y dejando salir las ondas, las buenas ondas de la radio. Los faros se presentan a la sociedad, se habla de ellos y desde ellos, crean vínculos con los oyentes, que empiezan a considerarlos como algo cercano, como un servicio público esencial, como edificios históricos que son, como balcones privilegiados al mar y a la naturaleza. Se habla de todo desde los faros y se habla de los faros desde dentro.
Esta semana, el faro y el museo de Mesa Roldán han estado abiertos a las ondas, a la sociedad, a la cultura y al arte. La semana que viene, el programa se traslada al faro de Garrucha y la siguiente al de Almería, para terminar el mes en el faro de Adra. Durante seis semanas, la radio habrá recorrido los faros de toda la provincia, acercando los micrófonos a nuestros pueblos costeros, llevando la brisa fresca de la radio a todos los rincones marítimos, para que el calor del verano se mitigue con la alargada sombra de los faros.
Pero, los faros y la cultura, siendo muy importantes para nuestra sociedad, no lo son todo, y no hay que despistarse, por mucho calor que haga o por mucha galbana que nos genere el verano, de los problemas importantes para nuestra sociedad, de las noticias que no son serpientes de verano, sino caravanas de pateras, colas kilométricas en las oficinas del paro, fracasos educativos, destrucción del medio ambiente en que vivimos, etc.
Vive la radio desde los faros y la vida real a pie de playa, a pie de calle. Que la calima y los mojitos no te confundan ni te aparten del camino crítico y solidario. Que te acompañe la buena onda este verano.
Cuando se aborda un proyecto como este, uno se pregunta: si no hay imágenes y solo se utiliza el sonido de los micrófonos, ¿cuál es la diferencia entre emitir desde un faro o desde un estudio?
La respuesta es sencilla, se nota en el ambiente, se nota en el estado de ánimo de los locutores, en la predisposición de los invitados, en la inspiración de los músicos que tocan en directo, en los esfuerzos y apuros de los técnicos que deben sacar adelante la conexión. Y salen programas muy diferentes a los que se realizan desde los estudios. El paisaje y el entorno del faro no solo se reflejan en los ojos. También se reflejan en la voz, en los sentimientos, en las preguntas y las respuestas.
Los invitados acuden encantados, movidos por la curiosidad, por el misterio, por el romanticismo que emanan los faros, y lo transmiten al hablar. Los oyentes, además, escuchan de fondo el viento, las gaviotas, el sonido del mar, imaginando el lugar a su antojo, viendo en su mente torres, escaleras, linternas, ópticas, lámparas, destellos y reflejos del sol y el mar en los cristales.
Por su parte, los faros reciben una buena bocanada de aire fresco. Abren sus puertas y ventanas dejando entrar el aire marino y dejando salir las ondas, las buenas ondas de la radio. Los faros se presentan a la sociedad, se habla de ellos y desde ellos, crean vínculos con los oyentes, que empiezan a considerarlos como algo cercano, como un servicio público esencial, como edificios históricos que son, como balcones privilegiados al mar y a la naturaleza. Se habla de todo desde los faros y se habla de los faros desde dentro.
Esta semana, el faro y el museo de Mesa Roldán han estado abiertos a las ondas, a la sociedad, a la cultura y al arte. La semana que viene, el programa se traslada al faro de Garrucha y la siguiente al de Almería, para terminar el mes en el faro de Adra. Durante seis semanas, la radio habrá recorrido los faros de toda la provincia, acercando los micrófonos a nuestros pueblos costeros, llevando la brisa fresca de la radio a todos los rincones marítimos, para que el calor del verano se mitigue con la alargada sombra de los faros.
Pero, los faros y la cultura, siendo muy importantes para nuestra sociedad, no lo son todo, y no hay que despistarse, por mucho calor que haga o por mucha galbana que nos genere el verano, de los problemas importantes para nuestra sociedad, de las noticias que no son serpientes de verano, sino caravanas de pateras, colas kilométricas en las oficinas del paro, fracasos educativos, destrucción del medio ambiente en que vivimos, etc.
Vive la radio desde los faros y la vida real a pie de playa, a pie de calle. Que la calima y los mojitos no te confundan ni te aparten del camino crítico y solidario. Que te acompañe la buena onda este verano.
