En qué consiste el poder económico

Aunque se piense que no es así, la verdad es que las personas con poder político acumulan también poder económico


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AMANDO DE MIGUEL

La cosa no es tan sencilla con hacer equivalente la cantidad de poder económico a la suma de dinero de que uno dispone. Las relaciones entre dinero y poder son mucho más sutiles.

En nuestra economía cotidiana unas personas logran diferir todo lo que pueden las cantidades de dinero que tienen que pagar a los demás. Esas son las que verdaderamente pueden decir que tienen poder económico. Son muy pocas. Lo normal es lo contrario, que uno tenga que pagar al instante o incluso por adelantado los objetos o servicios que adquiere. Por ejemplo, pruebe usted a reservar un alojamiento en un hotel para dentro de unos meses. Si no lo hace ahora, encontrará que no tiene plaza para la fecha deseada. Pero si hace ahora la reserva, inmediatamente tiene que presentar la tarjeta de pago y de forma automática, en “tiempo real”, como ahora se dice, ha pagado usted el servicio. En realidad, usted ha prestado al hotel una cantidad de dinero sin intereses. Es decir, el hotelero tiene más poder económico que usted.

Un empresario con verdadero poder económico es el que logra pagar a sus proveedores con varios meses de retraso. Una forma parecida de manejar el dinero de los demás es la obligación que tiene la empresa de abonar dos pagas extraordinarias a sus empleados. Parece una especie de regalo o de concesión graciosa, pero no es así. Se trata de un ahorro forzoso, también sin intereses. El empresario retiene ese dinero de la paga extraordinaria durante unos meses, amparándose en esa costumbre una tanto patriarcal.

El poder económico se consigue cuando los gastos menudos de uno (transporte, comidas, aparcamiento, etc.) no los tiene que abonar el interesado sino la organización a la que pertenece o en la que domina. El verdadero poder se nota cuando esa especie de delegación se logra también con los impuestos.

Aunque se piense que no es así, la verdad es que las personas con poder político acumulan también poder económico. Se entiende la ambición de los políticos por llegar a la Moncloa, por otra parte, una vivienda horrible. Pero a partir de ese instante, el egregio inquilino ya no necesita dinero. Todo está pagado. No hace falta que mire el precio de la gasolina para llenar el depósito del coche. Esa es una preocupación vulgar.
El indicador decisivo para saber si usted tiene verdadero poder económico es si le resulta fácil que le presten dinero. Usted dirá.