El pregón del farero

Aparte de mantener el faro de Mesa Roldán, el de La Polacra y el de Garrucha, trato de que no caiga en el olvido mi profesión, declarada a extinguir desde 1993


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MARIO SANZ CRUZ

El día 9 de junio he tenido el honor de ser el pregonero de las Fiestas de Carboneras, algo que agradezco sinceramente a la Comisión de Fiestas y al Ayuntamiento de Carboneras. Una especie de confirmación, tras veintiséis años aquí, de que Carboneras ya es mi pueblo, que las cosas que hago, siempre con intención de mejorar, dar ambiente cultural y dejar en buen lugar a Carboneras, han sido entendidas, al menos, por una parte de mis vecinos.

Aparte de mantener el faro de Mesa Roldán, el de La Polacra y el de Garrucha, trato de que no caiga en el olvido mi profesión, declarada a extinguir desde 1993. Trato de que las viviendas vacías de los faros puedan convertirse en centros culturales, en lugares públicos, como museos o centros de interpretación que acojan a cuanta más gente mejor; pero también trato de que fluya el ambiente cultural en Carboneras y en cualquier parte donde mi humilde labor pueda tener alguna influencia.

Me alegra doblemente que mi pregón coincida con el Centenario del nombramiento de San Antonio como patrón de Carboneras, año en que se están realizando numerosas actividades para celebrarlo. Gracias también a la Comisión del Centenario por el trabajo que está llevando a cabo. A ver si conseguimos que se termine el expediente que lleva iniciado muchos años y las muy antiguas fiestas de Moros y Cristianos de Carboneras terminan de ser reconocidas como Fiesta de Interés Turístico.

Pero mi alegría no es completa, porque me duele que el ambiente político de mi pueblo de adopción esté continuamente crispado, que no rememos todos en el mismo sentido, que es el único en el que deberíamos remar, siempre adelante para que el pueblo mejore y se mantenga lo más libre posible de especulaciones y problemas.

Sé que es una utopía, pero me encantaría que llegase un día en que pudiésemos pasar de los intereses de partido, de los intereses monetarios particulares, de las antiguas rencillas, y fuésemos capaces de consensuar un plan general para Carboneras. Me encantaría ver que todos estuviésemos de acuerdo en las cosas importantes para nuestro pueblo, y se realizasen, poco a poco, sea cual fuere el gobierno municipal de turno; que lo importante para las diferentes listas que se presenten a las elecciones no sea estar en el poder sino servir al pueblo de verdad, no de boquilla; que no echemos por tierra las buenas iniciativas porque el que las ha propuesto es de otra tendencia política, que se apoye lo positivo y se censure lo negativo con rigor. No se debe jalear en los medios todo lo que hacen tus compañeros de partido, aunque sea un disparate; ni se debe criticar a bombo y platillo todo lo que hacen tus rivales políticos, aunque sea la mejor idea del mundo, solo por no darles la razón o por tratar de quitarles unos cuantos votos en las próximas elecciones. Con estas actitudes solo se consigue confundir a la gente, dar pasos atrás, bloquear avances necesarios y dar mala publicidad a nuestro pueblo entre la gente que no lo conoce, porque los que lo conocemos ya sabemos leer entre líneas y quitar la farfolla informativa, para entender la realidad.

Siempre he creído que, cuando quieres que algo se haga, tú tienes que dar el primer paso y ponerte a ello, no esperar que sean los demás los que te saquen las castañas del fuego. Así que ahí va mi propuesta, tal vez ilusa: «Vamos a pensar en Carboneras todos juntos».
Por mi parte, además de seguir siendo vuestro farero, pienso seguir trabajando por y para la cultura y el medio ambiente, sea del signo que sea el Ayuntamiento de Carboneras, la Junta de Andalucía, el Gobierno de España o el de Europa.

Siempre que alguien tenga interés real en hacer algo bueno por nuestro pueblo, por la cultura, por el patrimonio o el medio ambiente, me va a tener disponible, para lo que necesite.