Un empleado de banca acepta año y medio de cárcel por apropiarse de 58.429 euros de sus suegros

También deberá pagar una multa de cinco meses a razón de seis euros al día y una indemnización de 43.572,39 euros, más los intereses de demora devengados desde el 1 de enero de 2011 hasta el 3 de octubre de 2017, y las costas




ALMERÍA HOY / 28·05·2018

Un empleado de banca que presuntamente se apropió de 58.429,59 euros de las cuentas de sus suegros imitando su firma y realizando diversas operaciones sin su conocimiento o consentimiento, ha aceptado este lunes una pena de un año y medio de cárcel tras reconocer que cometió los hechos por los que estaba acusado.

El acusado, F.M.C.S., ha mostrado su conformidad durante la vista oral celebrada en la Audiencia Provincial de Almería, después de que la fiscal rebajase su petición inicial de pena por un delito continuado de apropiación indebida y otro de falsedad en documento mercantil, al aplicar las atenuantes de reconocimiento de los hechos y dilaciones indebidas.

De esta forma, ha aceptado además el pago de una multa de cinco meses a razón de seis euros al día y de una indemnización de 43.572,39 euros, más los intereses de demora devengados desde el 1 de enero de 2011 hasta el 3 de octubre de 2017, y las costas.

La calificación del fiscal, consultada por la agencia Efe, recoge que el acusado, F.M.C.S., entre 2008 y enero de 2013, fue empleado de dos sucursales de una misma entidad bancaria en el Levante almeriense y realizó una pluralidad de acciones en dos cuentas bancarias de las que eran titulares los padres de su compañera sentimental.

A través de dicha pluralidad de acciones, el procesado incorporó de forma indebida a su patrimonio personal 58.429,59 euros en perjuicio de sus suegros. Para obtener este dinero, F.M.C.S. firmó documentos bancarios de reintegros o transferencias imitando la firma de los titulares de las cuentas.

En este sentido la fiscal cita tres ejemplos concretos en 2011 y 2012 en los que el hombre presuntamente obtuvo 500, 300 y 200 euros de esta manera. También utilizó las claves personales de banca electrónica de las víctimas para acceder a las cuentas y que él mismo las había solicitado sin el consentimiento de los padres de su pareja para "realizar sus designios criminales".

Asimismo, llegó a contratar tarjetas de débito y crédito contra estas cuentas y las utilizó como si fuese el titular de las mismas.