Los faros y Trump

Yo hablo de mantener los faros, porque es lo mío, pero vosotros deberíais hablar de conservar la pesca artesanal, el pastoreo, los huertos, las pequeñas tiendas de barrio o de pueblo, la artesanía tradicional, los talleres de arreglos, los bares de toda la vida, los grupos de música, las pequeñas compañías de teatro, etc.


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MARIO SANZ CRUZ

Nuestromejor enemigo Trump, está desatado en los últimos tiempos. De por sí es un tipo peligroso, que no duda en montar toda clase de conflictos internacionales, sin ningún cargo de conciencia y sin ninguna vergüenza. Su empeño en pelearse con Irán, en contra de la opinión del resto del mundo civilizado, ya nos ha disparado el precio de los combustibles y está encendiendo la mecha del conflicto en una zona que estaba tranquilizándose, poco a poco.

Últimamente, se ha echado en manos del estado de Israel, defendiendo sus intereses estratégicos, hasta el punto de llevar su embajada a Jerusalén, agitando, más si es posible, el avispero que siempre ha sido el oriente cercano. Decisión que está costando muchas vidas inocentes a los palestinos.

Dejar nuestro destino en manos de personajillos como estees una temeridad, ya que pueden destrozarnos el mundo en cuatro días. Pero somos mucho más tontos de los que queremos creer y seguimos cayendo, una y otra vez, en los mismos errores.
Europa hace muy mal en seguir considerando al gobierno de Estados Unidos un aliado. Trumpse ha convertido en el enemigo del resto del mundo, incluso en el enemigo de su propio país, al que, si un milagro no lo evita, va a dejar hecho un erial.

En las muchas visitas que recibo en el faro surge, a menudo, la pregunta de si los faros siguen siendo necesarios, en esta época en la que manda el GPS. Yo siempre digo que sí, que los faros son las únicas señales físicas que hacen confirmar la ruta y el destino a los marinos, que son la guía de quien no tiene dinero para comprar un sofisticado equipo, para el que necesita ayuda en una emergencia, etc. Pero viendo los derroteros que toma la actualidad, no me extrañaría que nuestro alocado dueño del mundo, Trump, se rebote con el resto de los mortales y le dé por apagar el sistema GPS, que por algo es suyo, y todas las pantallitas, de las que dependemos tanto, acaben en negro, sin ninguna utilidad. Entonces, la vieja Europa, tan inteligente y con tanta historia, se tiraría de los pelos por no haber terminado nunca de desarrollar el sistema Galileo, que era nuestra apuesta para tener un sistema independiente.

Y en este hipotético caso, los faros, tan poco valorados en los últimos tiempos, tan prescindibles según la creencia general de las administraciones, volverían a ser imprescindibles, necesarios como únicas señales que no pueden ser alteradas por apagar un satélite, ni porque un hakker informático les meta un virus.

Espero, que si Trump quiere hacer algo así, lo haga antes de que los demás países acaben con los faros, para que, al menos, nos quede ese el último recurso.

Suceda lo que suceda, los faros aún están aquí, funcionando, como una muestra de que lo cercano debe ser más importante que lo lejano, que el mundo global está muy bien pero debemos vivir en nuestro entorno, en nuestro hábitat y controlar nuestras necesidades de todo tipo. No podemos dejar que nuestro alimento, nuestra seguridad y nuestra felicidad esté en manos de los enajenados mentales que dirigen el mundo, no podemos dejar que nuestra vida dependa de los números de la macroeconomía mundial, de oscilaciones de las bolsas de los países ricos, de los intereses de las petroleras, las farmacéuticas o las empresas fabricantes de armas.

Yo hablo de mantener los faros, porque es lo mío, pero vosotros deberíais hablar de conservar la pesca artesanal, el pastoreo, los huertos, las pequeñas tiendas de barrio o de pueblo, la artesanía tradicional, los talleres de arreglos, los bares de toda la vida, los grupos de música, las pequeñas compañías de teatro, etc.

El mundo es nuestro entorno, no ese reflejo engañoso que vemos por televisión y que nunca coincide con nuestros intereses y nuestros gustos.
Cuida tu pequeño mundo y conseguirás tener un futuro.