Titulados y enchufados

¿Alguien había podido creer que gente implicada en todo tipo de redes clientelares, cuando no delictivas o mafiosas, iba a estudiar o a asistir a clases para conseguir títulos?


..

MARIO SANZ CRUZ

Parece que uno se repite, quejándose de todo. Parece que uno es un personaje completamente negativo, que no ve más que corrupción, conspiraciones, amaños y chanchullos, pero eso no es así. Yo soy una persona muy positiva, que suelo ver lo mejor de cada situación, pero la cruda realidad se empeña, tozudamente, en ocultarme lo positivo y ponerme frente a lo peor de esta sociedad.

Casi todas las legítimas instituciones de este bonito país, donde se vive bastante bien, dentro de lo que cabe, que debían ser las que nos guiasen lo mejor posible, que debían mirar por el ciudadano, por nuestro bienestar y nuestro futuro; han ido llenándose de gente mediocre, de inútiles, de parásitos, de chulos, de prepotentes, como un cáncer con metástasis, que ha ido arrinconando a la gente válida, honrada y con verdadera vocación de servicio público. Una vez neutralizada esa molesta y parte, que se empeña en cumplir las leyes, mejorarlas y en buscar soluciones a los problemas generales y locales; el campo queda expedito para que las peligrosas redes corruptas y mafiosas se extiendan por doquier.

Lo curioso es que aún nos seguimos sorprendiendo cuando saltan a los medios, nuevos y llamativos casos, como el del master de la presidenta de la Comunidad de Madrid. Personalmente, después del alucinante caso del “Tamayazo”, en el que quedaron con el culo al aire los dos partidos más potentes y arraigados de este país, uno como claro corruptor y otro como fácilmente corruptible, a mí nada me sorprende. Bueno, no es cierto, me sorprende que la gente no se acuerde de cosas tan gordas como esa y siga confiando en esos mismos partidos con una fe tan ciega como suicida.

Pero ahora lo que marca la actualidad es el asunto del master fantasma de Cifuentes, que solo es la punta del iceberg y ha puesto en tela de juicio a la Universidad Rey Juan Carlos, amenazando con crear un tsunami que inunde otras muchas universidades públicas y privadas. Los casos van saliendo como las setas y los currículos de los políticos se recortan a ojos vista, evidenciando que estas prácticas han sido algo común, desde hace muchos años y no son patrimonio de un solo partido político.

¿Alguien había podido creer que gente implicada en todo tipo de redes clientelares, cuando no delictivas o mafiosas, iba a estudiar o a asistir a clases para conseguir títulos?

Gente tan importante y tan ocupada no puede perder el tiempo en escuchar a profesores universitarios, quizás porque su crecido ego les inclina a pensar que no tienen nada que aprender de ellos, o quizás porque tienen claro que los que se prestan afirmarles los títulos han llegado al puesto enchufado por ellos mismos y, ciertamente, no tienen nada que aprender de ellos.

Por eso solo tienen que expresar el deseo de tener ciertos títulos que adornen sus paredes y maquillen su trayectoria, para satisfacción propia o para engrasar las futuras puertas giratorias; y, por arte de magia, aparecen en sus manos, brillantes, llenos de firmas y sellos, iguales que los obtenidos a base de esfuerzo y sacrificio por los demás estudiantes, pero sin dejar huellas en su limitado intelecto, que no necesita más conocimientos que los imprescindibles para mantenerse en el puesto.

La evidencia de estas redes de comerciantes de títulos universitarios a la carta, debería promover una revisión a fondo, con cuidado de no perjudicar a los verdaderos estudiantes y a los buenos docentes, pero sin piedad con los políticos promotores y los profesores y cargos universitarios enchufados e implicados.

Viendo lo fácil que ha sido falsificar títulos superiores, quizás, aparte de revisar los másters, habría que ver cómo han sacado otros títulos menores esa gente tan ocupada. No me extrañaría mucho que hubiesen conseguido, por vías semejantes,más de un carnet de conducir, títulos de patrón de barco, etc.; porque no los veo con suficiente paciencia como para pasarse horas y horas rellenado test en una autoescuela. Con esta gente, nunca se sabe.