«No se puede tolerar que una bestia me pegue un puñetazo sin recibir su merecido»

Entrevista a Francisco Torrecillas, alcalde de Albox: «No he recibido ninguna llamada por parte de la familia del agresor, pero tampoco del resto de la Corporación»




ALMERÍA HOY / 26·04·2018

Un pómulo hinchado y un corte en la nariz son las secuelas del puñetazo que propinó al regidor albojense un arquitecto contrariado llamado Adolfo Jacobo Soto López, porque una propiedad de su familia ha sido tasada para su expropiación en 147.000 euros mientras ellos creen que vale 3 millones. Torrecillas se encontraba acompañado por un notario, dos agentes de la Policía local, un jefe de obras y su inseparable compañero de gobierno, el Sr. Campoy, inventariando el contenido de una caseta que se encontraba en la parcela en cuestión antes de proceder a su desmontaje cuando el presunto agresor, según la versión del alcalde, se dirigió hasta él y le soltó un puñetazo sin mediar palabra. Soto López fue detenido por la Guardia Civil y se enfrenta «a una denuncia que, en caso de condena, contempla pena de hasta seis años por atentado con sangre contra una autoridad», ha dicho el primer edil.


¿Cómo es posible que alguien consiguiera agredir con éxito a un alcalde que llegó a ser miembro de los cuerpos de operaciones especiales del Ejército español?

-Porque estaba de lado y no lo vi venir. Era algo inimaginable. Yo no estaba sólo, me acompañaba un notario, el señor Campoy –primer teniente- y dos agentes de la Policía local.

¿Dice que no le vio llegar?

-No. Ni lo vi bajar, ni tampoco llegar en el coche.

¿Conocía usted a su agresor?

-No lo había visto en mi vida. Sólo sabía que era de la familia Soto López.

¿Sabe, al menos, si ese señor tiene fama de violento en el pueblo?


-No lo sé, pero nadie va dando puñetazos tan alegremente por la vida. Es muy posible que no fuera el primero que propinaba.

¿Había recibido usted algún puñetazo más con anterioridad?

-Jamás me habían tocado la cara en mi vida, y eso que, como usted ha dicho, estuve en las Fuerzas Especiales, pero ni tan siquiera ahí.

¿Qué sensación le ha dejado esa experiencia?


-Ya se lo puede figurar usted. Muy desagradable. Pero lo siento, no por mí, sino por mi familia, que lo está pasando peor que yo. Es terrible que llamen a mi mujer diciendo que su marido está siendo atendido en Urgencias porque un bárbaro le ha atizado un puñetazo.

¿Tan fuerte fue ese puñetazo como para provocar las secuelas que le ha dejado?

-Es que no estaba esperando el golpe. Fue algo similar al impacto que se sufre en un accidente.

No son muy habituales en España las agresiones a cargos públicos.

-No se crea usted. A mí me vienen a la cabeza el bofetón que recibió el actual alcalde de El Ejido durante una procesión, por el que le piden tres años de cárcel al agresor, la misma condena que cayó sobre el que le atizó un puñetazo a Andrés Segura cuando era regidor de Garrucha. También se llevó un golpe Rajoy y todo el mundo recuerda el que le dio Ruiz Mateos al ministro de Hacienda Miguel Boyer. Nadie estamos libres de que algún loco haga algo así.

Detrás de cada agresión, aunque no la justifique nunca, siempre existe un motivo, ¿dónde está el origen de este suceso?

-El enfado de esta familia arranca con la aprobación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), que calificó como zona verde una parcela de su propiedad. Pidieron que se les expropiara y el Ayuntamiento lo hizo, encargando a un tasador externo que cifrara el justiprecio de los terrenos con el que había que indemnizarles. Ellos creían que valía 3 millones de euros, pero la tasación fijó su valor en 147.000, cantidad que el Tesoro municipal depositó en una notaría sin que pasaran nunca a retirarla, por lo que ahora se encuentra en una cuenta que el Ministerio de Hacienda tiene para casos así.

Aparte de la discrepancia sobre el valor de la parcela, ¿existe alguna otra relacionada con la política?

-Son una familia de izquierdas. De hecho, una de las hermanas, Esther Soto, fue concejal socialista. Pero no creo que tenga nada que ver con el puñetazo que me atizó su hermano. Aquí, la rivalidad existe únicamente entre el PP y el PSOE.

¿Ha recibido muestras de solidaridad? ¿Le ha llamado el agresor o alguien en su nombre para disculparse?

-Ninguna. Ninguna llamada por parte de la familia del agresor, pero tampoco del resto de la Corporación. Nadie se ha preocupado por mí, salvo el señor Campoy, el concejal que fuera del PSOE que me acompaña en las tareas de gobierno. Él estaba conmigo cuando ocurrió el suceso y me llevó en su coche a Urgencias. Ni Adela Segura, que es la responsable de Política municipal del PSOE y nos conocemos desde hace muchísimo tiempo, ni su secretario general, José Luis Sánchez Teruel. Tampoco se ha interesado el secretario general del PP, Javier Aureliano García. Sí he recibido una llamada del Subdelegado del Gobierno en funciones y el apoyo de cientos de vecinos.

¿Nadie de la Corporación?


-No, absolutamente nadie del PSOE o del PP me ha llamado para condenar este hecho. Tampoco han emitido una nota solidaria con su alcalde.

Usted ha denunciado los hechos ante la Guardia Civil, ¿no entra el perdón entre sus intenciones?

-Yo, Francisco Torrecillas, podría, tal vez, planteármelo, pero el alcalde de Albox no puede ni debe hacerlo. No ha sido una simple agresión, con la gravedad que ya tendría eso de por sí, sino un atentado con resultado de sangre a la autoridad en el ejercicio de sus funciones. Eso, en caso de condena, está penado con hasta seis años de cárcel. Como alcalde, voy a llegar hasta las últimas consecuencias y exigiré el máximo castigo posible. No se puede tolerar que un bestia cometa me pegue un puñetazo sin recibir su merecido. Los representantes del pueblo estamos para impedir que se cercenen los derechos de los vecinos.

¿Llegó a ser detenido?

-Los agentes de la Policía Local lo cogieron y apartaron inmediatamente. Lo retuvieron hasta que llegó la Guardia Civil y se lo llevó al Cuartel.

Cuando se produjeron los hechos, estaban discutiendo con usted, algo alteradas, dos hermanas del agresor. ¿Cuál fue su actitud tras el puñetazo?

-Una de ellas, Esther, la que fue concejal socialista, es abogada. Pude escuchar cómo le decía a su hermano «no te preocupes, que eso no es nada». ¡Y es abogada! Yo sólo digo que pueden caerle hasta seis años de cárcel por atentado con sangre a la autoridad.