Rafael M. Martos irrumpe en la ficción con una novela que desvela el sórdido mundo que existe tras la inmigración irregular
ALMERÍA HOY / 02·04·2018
El relato con el que Rafael M. Martos, director de noticiasdealmeria.com, hace su primera incursión en la ficción, no plantea intriga alguna, pues su propósito es otro bien diferente. Por eso, asesino y víctima aparecen identificados desde el inicio de la novela. Más aún, son los únicos personajes designados con un nombre y, como el resto, apenas están descritos, son sus hechos los que los definen.
Martos concilia la manera concisa y precisa de relatar del periodista con la lírica inevitable del alma sensible que procesa la realidad que le circunda y vive a la hora de emprender las contadas ocasiones en que se dispone a describir, desde su yo más morisco, la actitud de sus personajes: «Se vio los ojos tristes, con las pupilas dilatadas como lunas llenas de noche».
Aunque las más de las veces es el oficio del plumilla el que se impone en el estilo narrativo: «Trozos de muro, trozos de hierro, trozos de libertad, trozos de futuro, trozos de libertad reventando en las aceras», eso sí, trufado de reflexiones contemporáneas que jalonan el deambular por la vida de quienes huyen de una suerte fatal: «Si quien te persigue es la muerte misma, no cabe esperarla».
Y una última recomendación al lector, porque, aunque con demasiada frecuencia parecemos olvidarlo, como el autor pone en la boca de una de las protagonistas secundarias de su historia, «¡aquí, el que más y el que menos, es inmigrante, chiquilla!»
Así es Más allá del cementerio azul, mucho más que el relato y esclarecimiento de un crimen, una historia de las muchas posibles en la ciudad de plástico.
Martos concilia la manera concisa y precisa de relatar del periodista con la lírica inevitable del alma sensible que procesa la realidad que le circunda y vive a la hora de emprender las contadas ocasiones en que se dispone a describir, desde su yo más morisco, la actitud de sus personajes: «Se vio los ojos tristes, con las pupilas dilatadas como lunas llenas de noche».
Aunque las más de las veces es el oficio del plumilla el que se impone en el estilo narrativo: «Trozos de muro, trozos de hierro, trozos de libertad, trozos de futuro, trozos de libertad reventando en las aceras», eso sí, trufado de reflexiones contemporáneas que jalonan el deambular por la vida de quienes huyen de una suerte fatal: «Si quien te persigue es la muerte misma, no cabe esperarla».
Y una última recomendación al lector, porque, aunque con demasiada frecuencia parecemos olvidarlo, como el autor pone en la boca de una de las protagonistas secundarias de su historia, «¡aquí, el que más y el que menos, es inmigrante, chiquilla!»
Así es Más allá del cementerio azul, mucho más que el relato y esclarecimiento de un crimen, una historia de las muchas posibles en la ciudad de plástico.
