La larga y bella historia de España (2)

Con Felipe II el imperio español era impresionante, casi planetario, el cual merece ser detallado: En Europa: toda la Península Ibérica, islas Baleares, Rosellón, Cerdaña, Franco Condado, Países Bajos, Milanesado, Nápoles, Sicilia, Cerdeña y Toscana. En África: Orán, Mazalquivir, Melilla, Ceuta, Tánger, Arcila, Mazagán, islas Canarias, Madera, Azores, Cabo Verde, parte del golfo de Guinea, islas Santo Tomé, Príncipe, Fernando Poo, Annobon y Santa Elena, Congo, Angola, Mozambique, Sofala y Zambeze. En Asia: los establecimientos de Portugal del golfo Pérsico (Ormuz), de la India (Goa, Angediva, Cananor y Cochín), Malaca y Macao (China). En Oceanía: las colonias portuguesas de las Molucas y Timor y la española de Filipinas. En América: la posesión portuguesa de Brasil y el inmenso dominio hispánico desde el estrecho de Magallanes hasta California, Florida y las dos Antillas


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ADOLFO PÉREZ

Antes de adentrarme en esta segunda parte en la España de los Austrias y de los Borbones concluyo la referencia al reinado de los Reyes Católicos con dos hechos notables: la institución de la Inquisición y su herencia dinástica.

La Inquisición nació en Europa en el siglo XIII y decayó en el XV coincidiendo con las ideas renacentistas. Su misión era proteger a la Iglesia católica de las amenazas de la herejías, siendo los dominicos y franciscanos, órdenes mendicantes recién fundadas, los encargados de su defensa y predicación de la moral y caridad cristianas. Mientras en Europa decayó la Inquisición en España se vigorizó a pesar de la tolerante convivencia entre cristianos, moros y judíos. La Inquisición establecida en la época de los Reyes Católicos obedecía a motivos religiosos y a otros de índole social: razas, economía, unidad nacional, etc.

De forma que por bula del papa Sixto IV se creó el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición (año 1478). Esta Inquisición nada tenía que ver con la existente en la Corona de Aragón. La recién creada era una combinación de la autoridad de la Iglesia con el poder temporal del Estado. De modo que el tribunal estaba bajo el control de los reyes. La Inquisición era la única institución política común a todos los reinos de la monarquía hispánica, con un solo inquisidor general y un consejo. Famosa es la figura del primer inquisidor general, fray Tomás de Torquemada (1420 - 1498). La institución estuvo en vigor 356 años, hasta el año 1834 en que fue abolida por María Cristina, regente de la reina Isabel II. Dada la complejidad del tema y la limitación del artículo no cabe hacer un resumen sobre la organización, funcionamiento y procedimientos inquisitoriales, que han soportado siempre una agria leyenda negra.

A los Reyes Católicos les falló su expectativa de la sucesión dinástica. Su único hijo varón, Juan, príncipe de Asturias, falleció a los 19 años, razón por la que las coronas de Castilla y Aragón recayeron en su hija Juana, llamada la Loca por sus problemas mentales, casada con Felipe I el Hermoso, de Austria. La realidad hizo que su hijo Carlos I gobernara los reinos en nombre de su madre hasta que la reina falleció en 1555, instaurándose así la Casa de Austria.

Grande ante el mundo se manifestó España con sus notables hechos del siglo XVI, época de los dos primeros monarcas de la Casa de Austria: Carlos I y su hijo Felipe II. Carlos I (1516 - 1556), en rivalidad con el rey francés Francisco I consiguió ser elegido emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, ciñendo la corona como Carlos V (1520 - 1558). La aspiración de ambos monarcas por la hegemonía europea dio lugar a cuatro guerras (1521 - 1544). Se enfrentó a la Reforma de Martín Lutero y al desarrollo del protestantismo, que finalizó con el acuerdo de católicos y protestantes en la Paz de Augsburgo. El reinado de Carlos I es el de las grandes conquistas españolas en América: Hernán Cortés en México, Francisco Pizarro en Perú y otros notables conquistadores y exploradores; además, Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano dieron la primera vuelta al mundo (1519-1522).

Felipe II (1556-1598) acabó las guerras con Francia y mandó construir el monasterio de El Escorial. Debido a los daños que turcos y berberiscos ocasionaron en los dominios españoles y al terror que sembraban en el Mediterráneo, los derrotó en la batalla de Lepanto. Hecho que causó una gran impresión en Europa. Se coronó rey de Portugal al quedar el trono vacante y haberse impuesto a los demás pretendientes. Con la unión de Portugal se realizó la unidad ibérica soñada por los Reyes Católicos y Carlos I. Duro golpe fue la derrota de la Armada Invencible en su expedición contra Inglaterra. Derrota a la que ayudó una fuerte tempestad.

Con Felipe II el imperio español era impresionante, casi planetario, el cual merece ser detallado: En Europa: toda la Península Ibérica, islas Baleares, Rosellón, Cerdaña, Franco Condado, Países Bajos, Milanesado, Nápoles, Sicilia, Cerdeña y Toscana. En África: Orán, Mazalquivir, Melilla, Ceuta, Tánger, Arcila, Mazagán, islas Canarias, Madera, Azores, Cabo Verde, parte del golfo de Guinea, islas Santo Tomé, Príncipe, Fernando Poo, Annobon y Santa Elena, Congo, Angola, Mozambique, Sofala y Zambeze. En Asia: los establecimientos de Portugal del golfo Pérsico (Ormuz), de la India (Goa, Angediva, Cananor y Cochín), Malaca y Macao (China). En Oceanía: las colonias portuguesas de las Molucas y Timor y la española de Filipinas. En América: la posesión portuguesa de Brasil y el inmenso dominio hispánico desde el estrecho de Magallanes hasta California, Florida y las dos Antillas. Dominios que sus sucesores fueron perdiendo hasta llegar al año 1898 en que no quedó nada.

De suma importancia fue la labor colonizadora de los españoles en América, en especial durante el siglo XVI. La transmisión de la cultura española es el resultado más que notable de la colonización, esencialmente de tipo popular; aunque en detrimento de las civilizaciones indias. Tierras a las que los españoles aportaron: lengua, religión, cultura, costumbres y la mezcla con los nativos, que dio lugar a un importante mestizaje racial. La obra de los misioneros fue relevante en la conquista y colonización. Se construyeron ciudades, catedrales, se fundaron universidades, se introdujo la imprenta, floreció la arquitectura monástica, etc.

Es una realidad que tanto los Reyes Católicos como los Austrias promulgaron leyes para la protección de los indios a fin de que fueran tratados con dignidad. Bien es verdad que debido a las guerras, las enfermedades, el hambre, el excesivo trabajo y las sequías se produjo un acusado despoblamiento indio, lo que dio lugar a la utilización de los negros como esclavos para realizar los trabajos en las obras. La esclavitud era una práctica común de los europeos.

Si grandes fueron los reinados de los dos primeros reyes de la Casa de Austria (los Austrias mayores), con los tres últimos (los Austrias menores): Felipe III, Felipe IV y Carlos II comienza la decadencia de la dinastía, es el momento del favoritismo de los validos en el gobierno. El hecho más significativo del reinado de Felipe III (1598 - 1621) fue la expulsión de los moriscos en 1609; además de impopulares se les acusó de traidores y de practicar su antigua religión, más la intención de confiscarles sus bienes. Fueron expulsados varios cientos de miles. Durante el reinado de Felipe IV (1621 - 1665) se produjeron las sublevaciones de Cataluña y Portugal (1640); sofocadas ambas. El intento se debió a la política centralista del valido conde-duque de Olivares. En 1668 Carlos II reconoció la independencia de Portugal.

Fue en la época de los Austrias, siglos XVI y XVII, donde la literatura española alcanzó un gran esplendor. Se trata del Siglo de Oro donde la palabra escrita y hablada llega a altas cumbres de perfección. Tiempo en que vivió Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616), el más grande escritor de las letras españolas, autor de El Quijote de la Mancha (año1605, 1ª parte y 1615, 2ª parte). Es el momento de los escritores místicos: Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz, junto con una pléyade de grandes autores, entre ellos Lope de Vega, Calderón de la Barca y Francisco de Quevedo. Época del gran pintor Velázquez (1599-1660) y en el que se desarrollaron y promocionaron las ramas del saber, que se extendieron a América.

Con la muerte sin descendencia de Carlos II (1665-1700) se extinguió su dinastía y por su testamento se entronizó en España la francesa Casa de Borbón con el duque de Anjou, que tomó el nombre de Felipe V (1700-1746), bisnieto del rey español Felipe IV y nieto del rey de Francia, Luis XIV. El nuevo rey fue bien acogido en Madrid. Pero la corona también pretendida por el archiduque Carlos, que no aceptó el testamento de Carlos II, desató la guerra de sucesión, verdadero conflicto mundial que duró doce años, y ello fue debido al temor de que Francia con España rompieran el equilibrio europeo, y así se produjo la Gran Alianza de la Haya. La guerra terminó con Felipe V en el trono, el desistimiento del archiduque y la firma del tratado de Utrecht entre las potencias europeas del conflicto, una paz que le costó a España importantes pérdidas territoriales, entre ellas Gibraltar, más la pérdida de su categoría de gran potencia. Con Felipe V se usa por primera vez la denominación: Reino de España. Iniciativa suya fue la construcción del palacio real de Madrid.

A Felipe V le sucedieron en el trono sus tres hijos mayores, Luis I (1724), cuyo reinado duró casi ocho meses y falleció de viruela, le sucedió su padre, que reinó de nuevo hasta 1746. Le siguieron sus hijos Fernando VI y Carlos III. Del reinado de Fernando VI (1746-1759), siguiendo una frase de Menéndez Pelayo, se puede afirmar que se trata de un periodo de modesta prosperidad y reposada economía. El gran acierto de este monarca fue rodearse de hombres capaces para el gobierno. Se apartó de alianzas con otros países y mantuvo la neutralidad durante su reinado en los conflictos europeos.

Le sucedió su hermano Carlos III (1759 - 1788). Uno de los monarcas más reformadores que registra nuestra historia. También supo rodearse de ministros capaces. Tomó importantes medidas en diversos campos del gobierno de la nación y colonias. Interesante fue la obra de repoblación llevada a cabo en Sierra Morena. En 1767 se produjo la expulsión de los jesuitas sin que se hayan puesto en claro las verdaderas causas de tan injusta medida. El gobierno de Carlos III cayó de lleno en la corriente europea del ‘despotismo ilustrado’, caracterizado por un absolutismo exaltado, cuyo lema era: ‘Todo para el pueblo pero sin el pueblo’. Le sucedió su hijo Carlos IV, cuyo turbulento reinado se abordará en la tercera parte de este artículo.