Tabarnia, capital Almería

De nada sirvió que el BOE, en su número 115 del 13 de mayo de 1980, página 10346, explicara los resultados del referéndum de autonomía de Andalucía en Almería


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RAMIRO TÉLLEZ

Llega un nuevo 28F y, con él, el recuerdo de la primera violación de la Constitución Española de 1978, por aquel entonces recién aprobada, para satisfacer deseos nacionalistas. La vejada era una chica desconocida por la mayoría y de pocos recursos, alejada de las pasarelas donde se pavoneaban las emergentes estrellas de la moda patria: pintureros andalucistas, petulantes catalanistas, matones vasquistas... La moza no destacaba en aquella España de la Transición porque se ganaba la vida honradamente y sin alharacas, no lloraba maltratos históricos, no negaba su españolidad y no deseaba pelearse con sus vecinas. En resumen, y como se dice popularmente, tenía todas las papeletas para que la ningunearan. Y eso hicieron.

De nada sirvió que el BOE, en su número 115 del 13 de mayo de 1980, página 10346, explicara los resultados del referéndum de autonomía de Andalucía en Almería:

«En consecuencia, de conformidad con el artículo 151.1 de la Constitución, la Junta Electoral Central declara que ha resultado rechazada la ratificación de la iniciativa autonómica prevista en el citado precepto constitucional». Madrid, 24 de abril de 1980.- El Presidente, Ángel Escudero del Corral.

Daba igual. La muchacha no tenía defensa posible. A través de un Fraude de Ley en Cortes, versión política de lo que «la manada» hizo en Pamplona, la deshonraron y la condenaron a convivir con quien no quería. A toro pasado, queda claro que la dueña del cortijo tampoco la deseaba en casa, porque nadie condena a un ser querido a hospitales literalmente monolíticos, a comunicaciones ferroviarias peores que las del siglo pasado o a ejecuciones de presupuesto autonómico que son la aguja del pajar. Sin embargo, no es cuestión de dinero. Si no te gusta la pareja concertada serás tan «desgraciaíca» como María de la Ó aún teniéndolo «tó», con la diferencia de que la protagonista de la copla se casa por voluntad propia y su marido la trata bien.

Desde entonces, han sido varios los intentos de defender la honra de la zagala, que encuentran obstáculos tales como amenazas de inspección fiscal por parte de la Junta a los empresarios que han osado financiar su amparo si se intentaba dar el salto político. Hoy, desde asociaciones culturales civiles, se trabaja para recuperar al menos las costumbres y tradiciones propias, en peligro de extinción después de más de treinta años de inmersión andalucista. Para entendernos, digamos que el español en la escuela pública de Cataluña o el Mallorquín en Baleares gozan de mejor salud en la España de hoy que los zaragüelles o las cuadrillas en Almería.

Afortunadamente, y para sorpresa de todos, desde Tabarnia parece llegar la esperanza para las regiones de España asfixiadas por unas autonomías gobernadas por aprendices de faraón. Los tabarneses, quizá por lo inesperado, quizá por que representan una sociedad pudiente socio-económicamente, o quizá por las simpatías que despiertan en una España hastiada del «temica», han conseguido que su reclamación sea escuchada y divulgada. Lo más interesante de su reivindicación, desde el punto de vista de Almería, es que recuerdan que, jurídicamente, los Artículos 143, 144 y 151 de la Constitución Española permiten la creación de una nueva Comunidad Autónoma sin necesidad de referéndum; la única condición es que la Diputación provincial de Almería, o una mayoría de municipios, lo solicitara y después se aprobara en Cortes en Ley Orgánica. De proceder así, se anularía aquel Fraude de Ley, las Cortes desfacerían el entuerto y a la doncella se le devolvería la dignidad. La Región de Almería, por tanto, debe sumarse al movimiento tabarnés con entusiasmo, y no sólo por ella. La mejor arma contra la ruina que despieza España la recuerda el dicho: «divide y vencerás». La utilizaron primero sus enemigos creando las autonomías, y ha llegado la hora de contraatacar con la misma y regresar finalmente a la división provincial, que nunca generó trifulcas.

Aunque Tabarnia pueda parecer a priori ajena a Almería, en realidad son dos caras de la misma moneda, en el caso de la segunda con demostración histórica. Por eso Tabarnia molesta tanto. Por eso la Región de Almería molesta tanto. Son torpedos en la línea de flotación de un nacionalismo que hará lo posible por desactivarlos. Aprovechemos la ocasión de hundirlo y no olvidemos lo obvio: el movimiento tabarnés comenzó en el extremo sur del Levante.

Tabarnia, capital Almería.