«Los neandertales venían al Levante huyendo del frío como los alemanes de hoy»

Entrevista a Ignacio Martín Lerma, arqueólogo, doctor en Prehistoria y profesor de la Universidad de Murcia


Foto: Fran Ramírez.

ALMERÍA HOY / 26·02·2018

El arqueólogo veratense presentaba el pasado 29 de noviembre en Murcia los resultados de la campaña que dirigió el pasado verano en la Cueva del Arco, en Cieza, junto al también doctor Didac Román. En ese yacimiento, su equipo ha encontrado una secuencia de ocupación ininterrumpida durante 40.000 años y la evidencia de la existencia de neandertales en el Sureste ibérico. No pierde la esperanza de poder encontrarla también en nuestra comarca.

El aspecto de esos neandertales cuya huella persigue usted, no parecen tan diferente al nuestro, ¿o sí?

Los neandertales eran más parecidos a nosotros de lo que pensamos. No son una especie diferente. Al igual que los sapiens, también proceden del género ‘Homo’, en el que no existen compartimentos tan estancos como solemos creer. Las técnicas empleadas en los estudios genéticos así lo confirman, por eso es lógico que, cuando contemplamos representaciones de estos grupos humanos protagonistas del Paleolítico Medio, encontremos muchas similitudes con el hombre de hoy.

Resulta raro saber que habitaron estas tierras. Uno los hacía de los Pirineos para arriba. Como si necesitaran un ambiente más frío para vivir.

El frío no lo eligieron ellos. Les tocó existir durante la era glacial y se adaptaron lo mejor que supieron. El Levante, en cambio, constituía un refugio para los neandertales exactamente igual que lo es ahora para los alemanes. Huían del frío del centro de Europa y los últimos estuvieron aquí, en los grandes yacimientos que hoy estudiamos y que nos ayudan a encontrar las respuestas a numerosas e importantes incógnitas.

¿Habitaron también América o sólo Europa?

Los restos humanos más antiguos encontrados en América corresponden al Homo sapiens. Estamos hablando del Paleolítico superior, y allí existe un vacío de investigación enorme. El estrecho de Bering debió ayudar en gran medida su tránsito hacia ese continente, pero no podemos descartar otros lugares de entrada. Que aún no se hayan encontrado evidencias no descarta que pudieran haber existido neandertales americanos.

Tampoco éramos conscientes de su existencia en el Sureste de la Península ibérica.

Es verdad que han tenido mayor trascendencia las investigaciones realizadas en Gibraltar, pero en aquel período aquí ocurrió exactamente lo mismo aunque, desgraciadamente, no hemos dedicado el mismo esfuerzo en estudiarlo.

¿Cómo era la vida de esas sociedades? ¿fundaron grandes poblados?

No vivían en asentamientos masivos. Se trataba de grupos pequeños que se movían de un lado para otro constantemente. Esos mismos grupos ocuparon muchos lugares distintos en toda la zona.

¿Tenían menor capacidad intelectual que los sapiens? ¿eran más torpes?


- Ese es un mito que tenemos que romper. El neandertal pintaba, decoraba los lugares en que vivía y los útiles que usaba. También dibujaba sobre su propia piel con trazos de contenido simbólico. El profesor Zilhao, con quien he colaborado en numerosos trabajos, está haciendo grandes descubrimientos en ese sentido. El cerebro del neandertal era algo más grande que el de los sapiens. Tenía alrededor de 1.500 cc de volumen, pero eso no significa que fueran más ni menos inteligentes. Lo que sí estamos en condiciones de asegurar es que, en los aspectos cognitivos, eran muy similares.

Acaba de presentar los resultados de su primera campaña en Cueva del Arco, ¿es tan importante ese yacimiento como parece?

La Cueva del Arco es un yacimiento espectacular. Nos impresiona a nosotros y seguro que el lugar, con ese arco monumental que da entrada a toda una serie de cuevas, también asombró a quienes la habitaron hace decenas de miles de años. Su singularidad consiste en las posibilidades que ofrece un lugar que estuvo poblado ininterrumpidamente durante 40.000 años, desde el Paleolítico Medio, hará unos 45.000, hasta el Neolítico, hace 5.000. Eso permite estudiar una secuencia completa que comprende el Neolítico, el Paleolítico superior y el Paleolítico medio, la era de los neandertales.

¿Qué población tenía ese asentamiento?

Eran grupos pequeños, de entre 10 y 15 individuos, algo que sabemos por el número de útiles y hogares (fuegos) que hemos encontrado. Ocupaban la zona situada en las inmediaciones del arco y en las bocas de las distintas oquedades, aunque nos quedan aún cavidades por desenterrar y no sabemos qué sorpresas nos aguardan en ellas. Vivían de la caza y la recolección. Sólo al final de la ocupación, durante el Neolítico antiguo, se dedicaron a una agricultura incipiente.

¿Qué animales había en el entorno?

Básicamente, los mismos que ahora y muy parecidos. Había caballos, ciervos, corzos, conejos... No son, ni mucho menos, los animales que existían anteriormente, hace millones de años, durante el Pleistoceno antiguo.

¿Algún enemigo de cuatro patas entre ellos?

En aquella época, cualquier animal era un peligro en potencia. Invadían los asentamientos, en los que había niños pequeños con toda seguridad. Además, estaban los zorros y los lobos. Sabemos que los neandertales se hacían amuletos y colgantes con sus dientes, tal vez para protegerse, quién sabe.

¿Cómo se relacionaban entre ellos?

Es difícil hacerse una idea sobre su manera de relacionarse y demás aspectos cognitivos. Conocemos su ‘basura’ y su arte y, de ahí, extraemos muchísima información acerca de ellos y sus hábitos. Sabemos que sentían la necesidad de expresar emociones, pero todavía muy poco acerca de su forma de relacionarse.

¿Y cómo se produjo su desaparición de la faz de la Tierra?


No se produjo una desaparición en el sentido estricto de la palabra. Nosotros somos sólo una evolución en el tiempo fruto del mestizaje. Los neandertales desaparecieron del mismo modo que los sapiens. Ambos fueron gotas de tinta que se disolvieron en ese gran tazón de leche que es el género humano. No hubo ningún meteorito que acabara con ellos al impactar contra la Tierra.

¿Usted y su equipo han descubierto ese yacimiento?

Un club de espeleólogos (Grupo Almadenes) encontró allí arte rupestre, pero nadie había excavado antes que nosotros, el grupo que dirijo junto a Didac Román, en el que trabaja, también, un equipo de estudiantes de la Universidad de Murcia.

Usted tiene ya un largo currículo de investigación, fundamentalmente en la vecina Región de Murcia, ¿cómo es posible que no haya emprendido aún ninguna campaña en nuestra comarca, que es también su tierra?

Es algo que me da mucha rabia. Yo diseñé proyectos de excavación en Murcia y en Almería al mismo tiempo pero, mientras allí me pusieron las cosas fáciles, la Junta de Andalucía los enterraba bajo una montaña de papeles. De todos modos no tiraré la toalla. Estoy convencido de que algún día seguiré los pasos de Juan Cuadrado y podré investigar el Paleolítico en mi querido Levante almeriense.

Ya que ha salido el nombre de su bisabuelo y sabemos que anda trabajando con sus cuadernos de campo, ¿qué ha descubierto sobre él que pueda adelantarnos?

Toda una figura bastante olvidada. Excavó tanto en la provincia de Almería como en la de Murcia, y colaboró muy estrechamente con Louis Siret. Cuando salga a la luz el trabajo que estoy realizando a partir de sus cuadernos, podremos conocer la magnitud de su obra y haremos justicia a su figura.