¿Nos entendemos así?

El español está siendo invadido, sobre todo, por anglicismos: target, briefing, timing, brunch, spot, runner, star-up, consulting, casting, fashion, cool, community manager, fake news, celebrity, influencer, photocall...


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FAUSTO ROMERO

Zona de confort, líneas rojas, hoja de ruta, poner en valor, cabeza bien amueblada, o sea, seguridad, límites, plan, darle importancia, inteligente… es el lenguaje de nuestro tiempo usado, especialmente, por los políticos.

Pero la cosa no acaba ahí. El español está siendo invadido, sobre todo, por anglicismos: target, briefing, timing, brunch, spot, runner, star-up, consulting, casting, fashion, cool, community manager, fake news, celebrity, influencer, photocall... y, en menor escala, por términos franceses e italianos.

Así, empobrecemos el español, pues palabras tradicionales serán olvidadas.

¡Y no hablemos del lenguaje de la publicidad! Los anuncios de cosméticos –sobre todo, los perfumes- moda y automóviles se hacen en inglés, francés y, menos, italiano, con acentos y voces inverosímiles, a veces orgásmicas, ininteligibles. Pero, creo, la donación de palabras a otros idiomas es un fenómeno universal. No son pocas las españolas que, sin traducción, han hecho fortuna: bravo, olé, liberal, guerrilla, caudillo, ¡viva!, fiesta, siesta...

¿Se llegará, así, a una especie de idioma universal usual, no académico, en el que muchos, especialmente la gente joven, llegue a entenderse?
Con ese ambicioso propósito surgió, a finales del siglo XIX, el esperanto,creado por el Dr. Zamenhof, polaco, y que, creo, no ha alcanzado la finalidad propuesta, aunque se llegase a traducir a esa lengua voluntarista las mejores obras de la literatura universal como, por ejemplo, El Quijote: “En vilaĝo de La Mancha, kies nomon mi ne volas memori, antaŭ nelonge vivis hidalgo el tiuj kun lanco en rako, antikva ŝildo, osta ĉevalaĉo kaj rapida levrelo”

Ya puestos, ¿por qué no le sumamos el almerisnse: cúcha, bajapabajo, subeparriba, venacapacá, un diíca, follaíco vivo, totieso por la cera, engurruñío, anca, maspallailla...”
¡Se entiende tan bien!