Carnaval tempranero

Y siempre se consigue que la gente reaccione. Todo el mundo se ríe de las burlas y críticas destinadas a los demás, pero algunos se duelen y ponen el grito en el cielo cuando las letras les afectan a ellos


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MARIO SANZ CRUZ

Este año, el Carnaval empieza tan pronto que casi nos coge haciendo la digestión de los polvorones y los turrones navideños. Una época de diversión y creatividad, que tiene muy diferentes formas de expresión, siempre colorista y alegre. Pero, desde mi punto de vista,el Carnaval tiene su máxima expresión en Cádiz, aunque cada año sube de nivel en Almería y sus seguidores nos esforzamos en hacerlo cada vez mejor; como también está sucediendo en otras muchas ciudades de Andalucía y España.

Los chirigoteros y carnavaleros en general de la provincia hemos tenido que ponernos las pilas y prepararlo todo, precipitadamente, para estar listos y poder participar en las semifinales de Almería, que empiezan el viernes día 26 de enero. Hemos afinado los instrumentos, pulido las letras, cosido nuestros trajes, probado maquillajes y realizado escenarios, con el propósito de disfrutar y hacernos escuchar. En mi caso lo intentaré desde la chirigota 'Los vecinos de arriba', de Carboneras.

El mayor movimiento carnavalero de la península ha empezado mucho antes que el nuestro, en la Tacita de Plata, con sus maratonianas semifinales del Falla. Pero, como cada año, empieza con polémica. Sus letras y sus esperpentos son un reflejo cómico y crítico de lo que pasa a nuestro alrededor, en el país y en el mundo. Algunas letras tienen más ingenio y más sutileza que otras, algunas pueden ser desafortunadas, pero el espíritu es el mismo, poner en evidencia las cosas que se hacen mal, los engaños en que caemos repetidamente, las comuniones con ruedas de molino por las que pasamos a menudo, etc.; ponernos la careta para quitarle la careta a otros, para hacer reír y reaccionar a los demás.

Y siempre se consigue que la gente reaccione. Todo el mundo se ríe de las burlas y críticas destinadas a los demás, pero algunos se duelen y ponen el grito en el cielo cuando las letras les afectan a ellos. Entonces, en vez de hacérselo ver, empiezan las respuestas desproporcionadas, las críticas y exabruptos sin gracia, que, cuando son personajes de otras comunidades autónomas,con facilidad se extienden a toda la sociedad andaluza, como ridícula venganza.

Nunca nos entrará en la cabeza que el Carnaval está para eso, para poder hablar con ingenio y con gracia de lo que nos afecta todo el año, de los políticos y personajes públicos que tenemos que sufrir, de las incongruencias de nuestra sociedad, de nuestras costumbres y nuestros errores repetidos. Una época de relajación y diversión que nos sirve de válvula de escape.

La gente que no tiene sentido del humor o que lo tiene para reírse de los demás y no para reírse de sí mismo, es una gente triste, poco inteligente para manejarse por la vida, que suele mostrase orgullosa de sus errores y nunca hará una autocrítica. Esa gente o se relaja y disfruta, o no me interesa para nada, y menos para gestionar las instituciones.

Vamos a disfrutar del Carnaval, vamos a meternos en la piel de otros personajes, a cambiar de sexo, de mundo, de mentalidad, vamos a reírnos de nosotros y de todo.

¡Alegría, que empieza el Carnaval!