La marcha se marcha del Cabo

La última en la frente ha sido el anuncio del cierre definitivo del Bar de Jo, todo un templo del ocio almeriense y, además, uno de los diez mejores bares de toda España según el británico 'The Guardian'. Un local con personalidad propia que lleva décadas funcionando a base de licores, conciertos, motos, una ubicación exclusiva y una clientela de lo más variada. Y sí; el Bar de Jo ha funcionado todos estos años sin licencia municipal —¡ay, si de verdad se controlara quién la tiene y quién no en esta Almería nuestra, más de uno se iba a llevar las manos a la cabeza...!


Vista aérea de la zona de Los Escullos, con el cámping homónimo.

PABLO REQUENA

Aconseja la sabiduría popular ponerse a cubierto en caso de que a un necio le dé por algo en concreto. Ya saben: que si coge un camino y éste se acaba, al necio le dará igual y no dejará de caminar. Digo esto porque, de un tiempo a esta parte, estamos asistiendo a toda una conjura de los necios —que me perdone mi admirado John Kennedy Toole— para quitarle vidilla al principal reclamo turístico de toda Almería, esto es, el Parque Natural Cabo de Gata-Níjar. Y oiga: lo están consiguiendo con matrícula de honor.

La última en la frente ha sido el anuncio del cierre definitivo del Bar de Jo, todo un templo del ocio almeriense y, además, uno de los diez mejores bares de toda España según el británico 'The Guardian'. Un local con personalidad propia que lleva décadas funcionando a base de licores, conciertos, motos, una ubicación exclusiva y una clientela de lo más variada. Y sí; el Bar de Jo ha funcionado todos estos años sin licencia municipal —¡ay, si de verdad se controlara quién la tiene y quién no en esta Almería nuestra, más de uno se iba a llevar las manos a la cabeza...!—, pero no ha sido hasta 2017 cuando ha parecido importarle a alguien.

Algo no muy distinto ocurría hace pocos años en la misma zona de Los Escullos; el cierre de la Haima ya auguraba malos tiempos para la farra y el cachondeo en el Cabo. Y la evolución de La Chamán, la gran discoteca escullera, tampoco augura nada bueno para los amantes de la noche.

El que escribe se ha pegado no pocas juergas en Los Escullos, pero difícilmente volverá a hacerlo. Sin la Haima, el Bar de Jo, con un sucedáneo de marcha discotequera, todo ello sazonado con las canas que, sin pudor alguno, empiezan a asomar, el panorama no invita a ello. A lo mejor, ése es el problema; que de los que dependen que estas cosas no sucedan se están haciendo tan viejos como yo, y esto de que haya o no haya alternativas de ocio en Cabo de Gata les importa tanto como a mí la reproducción asexuada del protozoo.