Condenado a 36 años y diez meses de cárcel el hombre que asesinó a su esposa y al jefe de ella

Al margen de las penas privativas de libertad, la sentencia ordena el alejamiento de ambas familias, a quienes no podrá acercarse a menos de 500 metros ni mantener comunicación por un periodo de 20 años


Audiencia Provincial de Almería.

EUROPA PRESS / 10·07·2017

La Audiencia Provincial ha condenado a penas que suman 36 años y diez meses de prisión a Diego G.C., el hombre de 52 años que fue declarado culpable de los asesinatos en mayo de 2015 de su esposa y del jefe de ella con una escopeta de caza.

La Sección Segunda impone al procesado 18 años de cárcel por cada uno de los crímenes y fija en diez meses de prisión la pena por el único de los dos delitos de malos tratos que se le atribuían que consideró probado el jurado popular, según han informado fuentes jurídicas.

El fallo fija la responsabilidad civil en 120.000 euros para cada uno de los dos hijos que el asesino y la víctima tenían en común y en la misma cifra para los dos hijos y la viuda del dueño del semillero en el que ella trabajaba.

Al margen de las penas privativas de libertad, la sentencia ordena el alejamiento de ambas familias, a quienes no podrá acercarse a menos de 500 metros ni mantener comunicación por un periodo de 20 años.

El jurado popular declaró hace dos semanas por unanimidad a Diego G.C. culpable de dar muerte en Almería en mayo de 2015 de manera «intencionada y sorpresiva» con una escopeta de caza a su esposa y al jefe de ella, a quien, además, citó para asesinarle en un «sitio aislado» y a una hora intempestiva.

El veredicto, leído en audiencia pública, señaló que el procesado asesinó a su esposa, con quien tenía «desavenencias», en el interior de la nave del cortijo aislado de Sorbas, donde ella estaba cuidando a su madre enferma de Alzheimer y a un hermano con discapacidad, «sin que tuviera forma de defenderse» y que, tras dispararle primero en un hombro, le dio «un segundo disparo a bocajarro en el oído».

El tribunal de jurado consideró probado, asimismo, por unanimidad, que Diego G.C., autor confeso de ambos crímenes, mató a continuación al jefe su mujer tras mantener una «conversación tranquila» en el semillero de su propiedad en el municipio de Níjar «sin que este tuviese posibilidad de escapar» y «a sabiendas de que no podía esconderse».

«Pese a que el primer disparo fue mortal quiso rematarlo con un segundo disparo en la cabeza a muy corta distancia sin que haya indicios de que mediara discusión ya que un testigo relató que sólo se oyeron dos disparos fríos en la soledad y luego la furgoneta del acusado al escapar», remarcó el jurado popular.

El veredicto desestimó las atenuantes propuestas por la defensa de Diego G.C. y, en concreto, rechazó, de acuerdo a las periciales forenses, que actuase con el «entendimiento afectado» por un trastorno de «celopatía» —él alegó en sala que las víctimas mantenían una relación sentimental—, y que colaborase con la justicia ya que, si bien acudió al cuartel de la Guardia Civil a confesar los hechos, no facilitó el trabajo de los agentes.

«Tampoco consideramos probada la colaboración ya que, si bien confesó, no dio datos suficientes y la Guardia Civil tardó más de media hora en encontrar el cuerpo de su esposa ya que cerró el almacén con llave y los agentes tuvieron que buscar en balsas y en los alrededores hasta encontrarlas dentro de un bolso de la mujer, en el interior de su coche», subrayó el veredicto.