Una visita decepcionante

En un año, 2017, para el que el Gobierno de España propone unos presupuestos expansivos tras más de un lustro de recortes generalizados, en nuestra región almeriense no esperamos ya que realice ninguna de las obras previstas por necesarias en lo que resta de año; todo lo más la redefinición de los proyectos de la ampliación del Corredor Mediterráneo ferroviario —aunque ya estuvieran definidos desde hace varios años- o la continuación de otros proyectos que ya deberían estar realizados, como los nudos de la autovía del Mediterráneo con la A-92 y con la A-1051 (autovía de Roquetas) o la supresión del paso a nivel de El Puche—


El ministro de Fomento y el alcalde de Almería.

JESÚS ESCÁMEZ

La visita del ministro de Fomento no ha traído consigo ni una sola noticia esperanzadora para nuestra provincia; nada que no esperásemos ya. En un año, 2017, para el que el Gobierno de España propone unos presupuestos expansivos tras más de un lustro de recortes generalizados, en nuestra región almeriense no esperamos ya que el Gobierno estatal realice ninguna de las obras previstas por necesarias en lo que resta de año; todo lo más la redefinición de los proyectos de la ampliación del Corredor Mediterráneo ferroviario —aunque ya estuvieran definidos desde hace varios años- o la continuación de otros proyectos que ya deberían estar realizados, como los nudos de la autovía del Mediterráneo con la A-92 y con la A-1051 (autovía de Roquetas) o la supresión del paso a nivel de El Puche—.

Pero la visita era esperada, y no sólo porque no todos los días llega un ministro a esta isla nuestra, mitad rodeada por mar y la otra mitad por tierra. No, su llegada vino precedida del anuncio de una nueva planificación para el tramo murciano-almeriense del Corredor Mediterráneo ferroviario, pero hasta en esta cuestión fue decepcionante la venida del ministro:

En primer lugar, porque una planificación no consiste únicamente en dar una fecha objetivo, sino en cómo gestionar el tiempo para conseguir llegar hasta allí. De fechas objetivo a largo plazo estamos sobrados: 2005, 2013, 2020 —esta última dada no hace ni un año— y ahora 2023, con la cual hemos relajado para tres años más la penúltima fecha propuesta y por consiguiente hemos vuelto a seguir perdiendo. Además ésta es una predicción optimista, puesto que se realiza bajo el supuesto de una ausencia de contratiempos no ya presupuestarios sino además de índole técnica.

Por otra parte, tampoco nadie ha sido claro con lo que finalmente el Ministerio pretende hacer con la prolongación del Corredor Mediterráneo Ferroviario. Se ha mencionado el montaje de una sola vía para aproximadamente un tercio del recorrido, pero no se ha hablado de algo más importante y que condicionaría una posible ampliación, y es la plataforma sobre la que se montará esa vía, ya que si no se ejecutase una plataforma preparada para vía doble encarecería una posible ampliación en una cuantía mucho mayor que la que se consiga ahorrar por la plataforma y el montaje de una sola vía.

Y finalmente, y tal vez lo más agraviante de todo, es que esto llega pocos días antes de que se cumplan 25 años de la llegada del primer tren A.V.E. a Sevilla (nótese que es la primera vez que aparece este acrónimo y es referido a un tren), un 20 de Abril de 1992, mientras que esta esquina dejada de la mano de Dios no puede ni soñar con verlo antes que se celebre esa efeméride seis veces más. Hablamos de la primera Línea de alta Velocidad construida en España 7 años después de que se cerrase la única línea ferroviaria que podía unir Almería con el resto del arco mediterráneo.

En definitiva, un trato desigual para el que otra vez Almería ha resultado perjudicada y ante la cual la sociedad almeriense muestra otra vez su indolencia y su indiferencia, dando a entender que ya ha aprendido a desenvolverse sin ferrocarril, aunque tal vez inconsciente de los cambios que un sector clave en nuestras exportaciones como el del transporte se verá abocado a acometer; probablemente una sociedad confundida y que
por ello no tiene claro qué es lo que precisa demandar, que no distingue ni relaciona conceptos diferentes pero relacionados: AVE, línea de alta velocidad, cercanías, corredor mediterráneo ferroviario… Si no somos capaces de saber a qué hace mención cada uno de estos términos y cómo se relaciona con los demás difícilmente vamos a saber qué es lo que queremos, ni mucho menos vamos a ir todos a una, independientemente de los protagonismos y de la representatividad que cada colectivo quiera otorgarse. Lo que sí debe quedar claro es que lo que no reclamemos para
nosotros con los impuestos que pagamos nadie nos lo regalará, y en el asunto ferroviario estamos solos... una vez más.