'Naranjitos' de Almería

Desde que Ciudadanos (C's) diera el salto a la política nacional, dos han sido sus más repetidas soflamas; unidad territorial y lucha contra la corrupción. Lo de 'España una y no cincuenta y una' parece haber calado dentro de la formación de Albert Rivera, erigido en la principal voz del Parlamento catalán contra el independentismo, pero, ¿qué hay de ese supuesto látigo contra los trapicheos de los políticos?


Carteles electorales de C's en Almería capital.

PABLO REQUENA

Desde que Ciudadanos (C's) diera el salto a la política nacional, dos han sido sus más repetidas soflamas; unidad territorial y lucha contra la corrupción. Lo de 'España una y no cincuenta y una' parece haber calado dentro de la formación de Albert Rivera, erigido en la principal voz del Parlamento catalán contra el independentismo, pero, ¿qué hay de ese supuesto látigo contra los trapicheos de los políticos?

No querría entrar a valorar la cuestión de cuándo debe abandonar un cargo público su puesto, si cuando le imputen —formal o informalmente para los murcianos—, cuando le llamen a declarar, cuando le condenen en primera instancia, cuando la sentencia sea firme...—. Creo que es algo que, a estas alturas de la película, debería estar meridianamente claro, pero como parece irnos la marcha, ahí seguimos: discutiendo el tema sin visos de acordar nada a corto o medio plazo.

Los de Ciudadanos llevan toda su corta vida gritando a los cuatro vientos que el momento de abandonar el cargo es cuando exista una imputación judicial —ahora llamada investigación— por un presunto caso relacionado con corrupción. Esto, traducido a la jerga legal, viene a ser —pues el delito de corrupción como tal no existe— una imputación por prevaricación, por malversación de fondos públicos y delitos contra Hacienda, por negar información a la oposición...

Hay quien dice que ese criterio de «si te imputan te vas a la calle» de C's es, cuando menos, injusto, entre otras cosas, porque echaría por tierra el derecho a la presunción de inocencia que todos tenemos hasta que no se demuestre lo contrario. La 'pena del telediario' y tal. Pero, como yo lo veo, si de lo que se trata es de dejar de enfangar —que bastante porquería aguantan ya— las administraciones públicas costeadas por todos y saqueadas por unos pocos, no me parece nada temerario pedirle al alcalde, concejal, diputado, senador o presidente de turno que se dedique a defender su inocencia sin emplear el púlpito otorgado por su posición. Por lo que a mí respecta, sería de agradecer: hay vida más allá de la política, y un cargo público aferrándose a su sillón resulta casi —sólo casi— tan patético como un periodista con carné de partido.

Si ya me he referido al 'papelón' que tiene por delante Ciudadanos en Murcia a cuenta del «niño bola», ahora quiero centrarme en el comportamiento del partido de los 'naranjitos' —Rafa Hernando los bautizó y a Albert Rivera no pareció disgustarle— en ciertos puntos de la provincia de Almería.

Todavía colea, y de qué manera, la que tiene montada Indalecio Modesto, único edil de C's en Cuevas del Almanzora y un as montando pollos en consorcios de basura. Aunque, la verdad sea dicha, casi tan escandalosa ha sido la sospechosa votación de Modesto que le dio la presidencia del consorcio al PP, como la esquizofrénica actuación de su partido, primero echándolo a los lobos, después desmintiéndose a sí mismos, luego expulsándolo del partido, y finalmente readmitiéndolo y pelillos a la mar.

En Roquetas, C's sostiene a Gabriel Amat en la Alcaldía; un Amat acusado por la Fiscalía, como publicó El País el pasado mes de septiembre, de conceder a su yerno contratos por valor de 1,2 millones de euros. Pero cuando el resto de partidos le pidieron a los 'naranjitos' que apoyaran una comisión de investigación en el Ayuntamiento roquetero, éstos dijeron que no, que no hacía falta, pero que si Amat resultaba imputado, ellos le retirarían el apoyo «ipso facto». Curiosamente, no muy lejos de allí, C's es el único partido que no ha pedido la dimisión de otro alcalde, el de El Ejido, imputado por presuntos delitos por falsedad documental y contra Hacienda. Pero Roquetas y El Ejido, ya se sabe, son mundos distintos. Tanto como deben serlo Murcia y Andalucía a la hora de exigir dimisiones.

Todo ello sin olvidar que en la misma capital almeriense, cuando Miguel Cazorla hacía y deshacía a su antojo como líder provincial del partido y todavía era un mero candidato a la Alcaldía, se hacía pública una acusación contra él por un presunto delito de apropiación indebida. El señor Cazorla, hoy portavoz de C's en el Ayuntamiento de Almería, fue absuelto de dicha acusación, pero la dirección nacional de su partido no movió un músculo antes de eso.

Será que es un partido joven y a medio hacer; que ayer se definía como socialdemócrata y que hoy se proclama liberal; o que los partidos 'personalistas' tienen los días contados —la sombra de Rosa Díez es alargada—. Quizá sea todo a la vez. Lo ignoro. Lo que sí sé es que, como los 'naranjitos' no espabilen pronto, lo del ostracismo de la UCD será un chiste malo comparado con el porvenir de Albert Rivera y los suyos en próximas citas electorales.