Temor a la proliferación de la procesionaria en el campo almeriense

La gran cantidad de 'bolsones' «es una clara señal que anticipa una elevada presencia de la plaga, que ya ha comenzado a ser visible en montes y zonas verdes


Trampa colocada contra la procesionaria.

ALMERÍA HOY / 06·02·2017

La empresa 'Koppert' ha recomendado este lunes iniciar «cuanto antes» la colocación de trampas para el control biológico de la procesionaria debido a la proliferación de 'bolsones' en los pinos a consecuencia de la ola de frío, algo que anticipa un crecimiento de la plaga con la subida de las temperaturas.

«Lograr un control biológico eficaz de la plaga de la procesionaria del pino requiere iniciar cuanto antes la colocación de trampas», recuerdan desde Koppert, cuyos datos confirman «que hay un claro aumento en la presencia de la plaga de procesionaria, especialmente en las regiones mediterráneas, donde abundan el pino de alepo o carrasco y el pino piñonero».

Según señalan, la gran cantidad de 'bolsones' «es una clara señal que anticipa una elevada presencia de la plaga, que ya ha comenzado a ser visible en montes y zonas verdes con los descensos en hilera o 'procesión' desde las copas de los árboles afectados hasta el suelo».


Control natural y sin residuos

El control biológico de la plaga de la procesionaria del pino es posible gracias a la trampa 'Porcessatrap Collar', que extermina la presencia de estas peligrosas orugas por medios completamente naturales y sin la utilización de insecticidas, ni de ningún producto químico que pueda suponer un riesgo para la salud.

La trampa, por ser inocua para personas y animales, está especialmente indicada para su uso en zonas verdes, parques públicos, colegios y demás áreas al aire libre con presencia de pinos y que sean visitadas frecuentemente.

La trampa consiste en un collar que se ciñe al tronco del árbol y que va equipado con una bajante conectada a una bolsa de plástico que contiene tierra de la zona. En su desfile 'procesional' al descender por el tronco, las orugas se topan en su camino con el collar y son reconducidas hacia la bajante. Finalmente, su instinto hace que se introduzcan voluntariamente en la bolsa de plástico para enterrarse e iniciar su metamorfosis.