La cuadratura del círculo

Cambiar la Ley Electoral está bien, pero cuando los ciudadanos oímos hablar de reforma electoral, inmediatamente nos vienen a la cabeza conceptos como «listas abiertas», «pactos» o «entendimiento», y no es precisamente lo que tienen en mente las formaciones políticas. Su idea es continuar marcando férreamente el voto de los diputados de su partido


La Ley Electoral vuelve al debate político.

JOSÉ LUIS RAYA

Se avecinan tiempos de cambio, y una de las principales propuestas de los partidos 'noveles' va a ser la modificación de la Ley Electoral. Un Rajoy reelegido —que no renovado— tendrá que lidiar con esa propuesta, y seguramente ocurrirá como en Andalucía; es una propuesta de C's que contará con el apoyo de Podemos, y que unirá en contra al PP y PSOE. Estoy seguro de que Mariano tomará buena nota de lo que pasa en Andalucía para igualarlo o mejorarlo, porque para esto tiene mayoría absolutísima —134 escaños el PP y 84 el PSOE—.

Cambiar la Ley Electoral está bien, pero cuando los ciudadanos oímos hablar de reforma electoral, inmediatamente nos vienen a la cabeza conceptos como «listas abiertas», «pactos» o «entendimiento», y no es precisamente lo que tienen en mente las formaciones políticas. Su idea es continuar marcando férreamente el voto de los diputados de su partido, tal y como ha ocurrido durante estos días en el Congreso, y así para PP y PSOE, pero también para C's, Podemos y el resto, la libertad de voto de sus diputados es innegociable, de forma que, aunque en la teoría los ciudadanos otorgamos el poder a nuestros diputados mediante 'mandato imperativo' —su voto no se lo puede indicar nada ni nadie—, los partidos se lo quitan por el 'artículo 33', disciplina de partido, y votan abstención por imperativo, aunque sería más apropiado decir abstención por cobardía.

Pero, volviendo a Andalucía, ahora que se cumple un año y medio del pacto PSOE-C's para que gobierne Susana Díaz, el PSOE trata de hacer lo que ya hizo con IU en su anterior pacto de gobierno; liar, dilatar, negar y desoír para no hacer nada. Ya, por lo pronto, lo están consiguiendo, lejos de presentar una propuesta consensuada o no con C's, han resuelto crear un grupo de trabajo, y además, quieren que la reforma se realice por consenso de toda la Cámara, lo que lleva a los partidos noveles a resolver 'la cuadratura del círculo'.

¿A qué me refiero con la cuadratura? Pues a conseguir que los partidos veteranos no pierdan representatividad y que los partidos jóvenes tengan representatividad; obviamente, conseguir esto es una paradoja, pero como la política es la consecución de lo imposible, se comienzan a lanzar propuestas, claro está, por parte de C's y Podemos, que son los que quieren la modificación. PP y PSOE están contentísimos con la ley actual, a pesar de que siempre gobierne el PSOE en mayoría o coalición (ya me tocará a mi, debe pensar el PP).

En esta modificación, la propuesta que más se escucha es la del aumento del numero de diputados. De 109, pasaríamos a... Bueno, el numero aún está por fijarse, aunque matemáticos no le faltan. Digo esto porque se han puesto a calcular cuántos diputados tendríamos, por ejemplo, para gozar de igualdad con los que tiene Cataluña o Madrid. ¿Que por qué esta comparación? Porque son las que tienen mayor número de diputados por habitantes.

Si lo calculásemos así, por habitantes, para igualarnos a Cataluña tendríamos que tener 162 diputados. Pero, digo yo, también podríamos hacerlo según la renta de sus habitantes, o el PIB de la comunidad. Claro que si lo hiciéramos de esta otra forma deberíamos tener unos 84 escaños —25 menos— en el caso de que nos comparemos con Cataluña. Y en el caso de que nos comparemos con Madrid, tendríamos bastantes menos. También podríamos hacerlo por parados, y en este caso, el Parlamento andaluz tendría entre 213 y 252 diputados.

Pero dejémonos de demagogia. Seguramente, lo justificaremos por habitantes porque es lo que más interesa a los partidos políticos, y nos justificarán que Cataluña o Madrid tienen más que nosotros. Pero si me lo permiten, mal fin el que damos a las matemáticas, y por muy matemático que resulte el resultado, será un 'sapo' que tendrá difícil explicación para el electorado de Ciudadanos y de Podemos, para quienes el número de políticos de este país, sean la casta o no, es una lacra moral, un agravio social y un lastre económico.

En cualquier caso, para maquillar el esperpento, se plantea la coletilla «sin coste adicional, reduciendo el salario y las dietas de sus señorías», y eso, como diría mi tía María, aunque es tía de mi madre y cuenta con 105 años de edad, «eso no se lo creen ni ellos», y lo normal es que, en cuanto se aplaquen las voces, se pongan de acuerdo en subidas y modificaciones para dejar la situación económica de sus señorías mejor de lo que estaba, que para subirse el sueldo, sus señorías no suelen echar mano del «no, no y no», y mucho menos alegar a la ideología o a la conciencia.