Palomares: 50 años conviviendo con el plutonio

Este domingo se cumple el quincuagésimo aniversario del accidente aéreo que provocó la caída de 4 bombas nucleares sobre la pedanía cuevana, sin que exista fecha para la descontaminación de los terrenos


El ministro de Turismo, Manuel Fraga, se baña en Palomares para demostrar que no existe riesgo. | Europa Press.

EUROPA PRESS / 16·01·2016

El 17 de enero de 1966 dos aviones estadounidenses B52 colisionaron mientras realizaban operaciones de repostaje en vuelo sobre la provincia de Almería. El accidente provocó la caída de cuatro bombas termonucleares en la pedanía cuevana de Palomares.

Los artefactos, con una capacidad destructiva 75 veces mayor que la de los lanzados sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, cayeron sobre esta población sin estallar, logrando recuperarse intactos uno de los caídos en tierra y, tras una operación masiva de búsqueda, el caído en el mar. Sin embargo, los otros dos se fracturaron al impactar contra el suelo, contaminando la zona con material radiactivo.

EEUU y la dictadura soviética se encontraban entonces inmersos en plena Guerra Fría, en la que, según Rafael Moreno, autor de La historia secreta de las bombas de Palomares, España jugaba un papel destacado en la vigilancia estadounidense a la URSS, hasta el punto de que la dictadura franquista llegó a temer un ataque nuclear soviético contra España.

Este suceso, que dio lugar a una famosa fotografía en la que el ministro de Turismo, Manuel Fraga, se bañaba en la playa de Palomares, ha estado presente en la agenda bilateral hispano-estadounidense durante este medio siglo, aunque no fue hasta 2004 cuando las gestiones para la descontaminación de la zona comenzaron a agilizarse.

El Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat), heredero de la entonces Junta de Energía Nuclear, caracterizó la contaminación de la zona y determinó que medio kilo de plutonio afectaba a una extensión de 40 hectáreas.

El Gobierno adquirió los terrenos después de que se intensificasen los movimientos de tierras a causa de la actividad agrícola y urbanística. Iniciando unas labores de vallado que, según denuncia Ecologistas en Acción, no concluyeron hasta seis años más tarde, en 2010.

La directora de Medio Ambiente del Ciemat, Yolanda Benito, ha asegurado al respecto que la cuestión «siempre» ha sido importante para la institución, que ha dedicado «muchos recursos» humanos y económicos a lograr la «solución final» del problema, y opina que en los últimos años se han dado pasos muy importantes para conseguirlo.

Entre esos pasos nunca ha dejado de figurar el objetivo del Gobierno español de que Estados Unidos se lleve a su país para su almacenamiento seguro la tierra contaminada con plutonio, puesto que España no cuenta de ningún sistema para confinar de forma segura estos residuos.

La exministra de Exteriores Trinidad Jiménez y la secretaria de Estado de EEUU Hillary Clinton abordaron la cuestión en una reunión mantenida en Washington en enero de 2011, si bien Jiménez fue incapaz de obtener un compromiso del Gobierno norteamericano para hacerse cargo de los residuos, que accedió únicamente a enviar una delegación a España para conocer el proyecto de limpieza del Ciemat —Proyecto Indalo— y visitar los terrenos afectados.

En febrero de 2011 una delegación estadounidense visitó Palomares y dio el visto bueno al plan de Investigación Medioambiental de vigilancia radiológica encargado en 2006 al Ciemat por ambos países. Pese a los años transcurridos, Benito ha afirmado que no ha habido inacción por parte de ninguno de los dos países, porque el problema «nunca se ha dejado morir», al tiempo que ha asegurado que no ha existido riesgo de contaminación radiológica de la población.

En 2012, el nuevo ministro de Exteriores, José Manuel García Margallo, declaró que había obtenido «garantías» de que Estados Unidos se comprometerá a llevarse la tierra contaminada a su país, y de acuerdo con un documento del Departamento de Energía norteamericano de septiembre de 2015, el lugar para ello podría ser el desierto de Nevada.

Este Sitio de Seguridad Nacional de Nevada está actualmente «considerando» una evaluación ambiental sobre la cobertura para su almacenaje y posterior transporte de los residuos de baja intensidad de Palomares. Sin embargo, el departamento estadounidense señala que esta propuesta está aún en una «etapa temprana de consideración», y que no se ha tomado aún una determinación formal. Según la planificación estadounidense, el proyecto de traslado y almacenaje oscilaría entre 12 y 24 meses.

A mediados del mes de octubre de 2015, el secretario de Estado estadounidense John Kerry viajó a Madrid, donde finalmente se firmó un memorándum de entendimiento para la retirada de los residuos. El documento, no obstante, tiene un carácter voluntario, por lo que las ONG han valorado el gesto como un «avance positivo», pero advierten de que en cualquier momento podría convertirse en «papel mojado».

Ecologistas en Acción llegó incluso a presentar una denuncia por vía penal contra el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), el Ciemat y representantes de los distintos gobiernos de España por inacción en esta cuestión, en la que, según la asociación, han permitido que la radiactividad haya permanecido en un «cementerio al aire libre y con fácil acceso».

Esta misma semana se ha conocido que la Fiscalía General del Estado ha archivado la denuncia.

En definitiva, 50 años después, el plutonio, cuya actividad dura miles de años, sigue afectando 40 hectáreas en Palomares sin que se haya logrado un compromiso definitivo, con un plan de acción en una fecha concreta, para poner punto final a uno de los episodios de la historia reciente de España y de uno de los accidentes nucleares principales en el marco de la Guerra Fría.