El progreso era esto

LUIS CHEREGUINI

08·12·2015

La era de la comunicación está destruyendo nuestra capacidad de relacionarnos con los demás, no hay más que entrar en el metro una mañana y ver que nadie habla, todos ahí, agachados, mirando su smartphone.

No voy a negar que disponer de miles de libros en un aparato de 125 gramos de peso es cómodo, pero el olor a papel de un libro nuevo es algo que el silicio no puede imitar.

Sí, la Wikipedia es gratuita, tiene 37 millones de entradas en 287 idiomas y se actualiza casi en tiempo real, pero donde esté una buena Espasa-Calpe de 20 tomos, actualizada cada década y que podías comprar en cómodos plazos mediante un crédito al consumo, que se quiten las frikadas.

Esto de los móviles es una plaga, todo el mundo en las cenas mirando su Nokia a ver si le llega un SMS en vez de estar pendientes de sus amigos de verdad.

El correo electrónico es muy práctico, pero echo de menos el momento de abrir el buzón y encontrarme un sobre a mi nombre.

Creo que el teléfono está acabando con la sana costumbre de quedar a tomar un café para mantener largas charlas en las que arreglar el mundo. Ahora todo se arregla con una conversación telefónica para ahorrarte la molestia de salir de casa.

Es innegable que el telégrafo ha acortado dramáticamente los tiempos de entrega de las comunicaciones, pero un cable de cobre jamás podrá igualar la seguridad que ofrece un confiable mensajero cosaco a caballo.

Reconozco que la imprenta ha popularizado los libros, pero donde esté un buen códice medieval manuscrito e ilustrado con tinta de oro, que se quiten esos libros fabricados en serie y carentes de alma de ahora.

Esta manía moderna de encuadernar pergaminos rectangulares… los rollos de papiro sí que eran un buen método para la transmisión del conocimiento.

¿En serio creéis que esos productos vegetales van a servir para algo? Donde esté una buena y confiable tablilla de arcilla con caracteres cuneiformes que se quiten las moderneces.

La escritura es una técnica muy práctica, pero echo de menos los tiempos románticos en los que la sabiduría se trasmitía por tradición oral entre los viejos de la tribu.

Gñé. Ugh. Ah!